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Las 15 claves de mi libro «Reconecta contigo»

Ahora que ha vuelto la Feria del libro, es una buena oportunidad para recordar las 15 claves principales de mi último libro «Reconecta contigo» publicado en 2021. El libro está estructurado en 3 partes en las que reflexiono sobre cuales son las causas y raíces de nuestros problemas y sufrimiento en cada una de esas 3 áreas, y comparto herramientas, disciplinas y pautas concretas para alcanzar la plenitud y el éxito (según lo que entiendo yo que es el éxito), y dejar de sufrir innecesariamente en nuestra vida. Las 3 partes son Reconectar contigo, Reconectar con la vida y Reconectar con los demás.

Es importante tener en cuenta que debemos trabajar en las 3 áreas en paralelo. Si una de ellas falla, el resto se resentirá y sentiremos que no tenemos equilibrio, que no estamos viviendo con auténtica plenitud y energía. El otro aspecto que destaco a lo largo del libro es que se trata de un camino para toda la vida que se basa en desarrollar una serie de cualidades esenciales que ya están dentro de nosotros, pero que hemos enterrado a causa de miedos, creencias limitantes, comodidad, pereza, ignorancia, y también a causa de dejarnos llevar por las expectativas de los demás o de la sociedad.

Las cualidades necesarias para despertar en nuestra vida y desplegar todo nuestro potencial anestesiado son la curiosidad, la ecuanimidad, la disciplina, la apertura mental, la amabilidad y empatía, la humildad y el compromiso firme con trabajar duro para avanzar hacia una vida con mayúsculas.

A continuación te comparto las 15 claves del libro, divididas en cada una de las 3 grandes áreas de trabajo que todos necesitamos abordar:

Reconectar contigo.

  1. Elimina de tu vida los «debería» y los «no puedo». Desgastan tu energía y te paralizan para actuar.
  2. Trasciende tu idea de quién eres: tú no eres los roles que desempeñas, tus creencias ni tu historia personal.
  3. Para conectar con tu Ser superior, necesitas aprender a dominar a tu mente. Por si no lo sabías, tú no eres tu mente.
  4. Escucha y dialoga con tus yoes o personajes internos, pero no permitas que dominen tus conductas y decisiones. Tú eres el director de orquesta de tus yoes.
  5. Practica meditación a diario. Mi recomendación es practicar meditación Vipassana, la técnica que enseñó Buda, o mindfulness, su adaptación a Occidente.

“Para conectar con tu Ser superior, necesitas salir de la cárcel de tu mente. Y para ello necesitas ver los barrotes” (Javier Carril. «Reconecta contigo», 2021)

Reconectar con la vida

  1. Cicatriza tus heridas y agradece lo que han hecho por ti. Las heridas de nuestra vida son parte de nosotros y nos hacen más humildes y sabios, si sabemos apreciarlas y extraer el aprendizaje.
  2. Todo cambia y nada es permanente, así que nada ni nadie nos dará satisfacción duradera. Recordarnos a diario que todo es efímero nos ayudará a vivir con más ecuanimidad y sabiduría.
  3. Aprende a vivir en el presente, es lo único real que existe. El poder del ahora es transformador.
  4. Deja de intentar controlar la vida, y céntrate en vivirla tal como es. Liberarás un montón de tensiones y nudos internos.
  5. Da las gracias todos los días por los pequeños regalos de cada día.

“Las personas no viven la vida real, sino que generan fantasías y expectativas sobre lo que debería ser la vida. 
Ahí surge el sufrimiento.”
(Javier Carril. «Reconecta contigo», 2021)

Reconectar con los demás

  1. Expresa tu reconocimiento y gratitud a los demás con generosidad.
  2. Trata de comprender y aceptar a los demás en lugar de juzgarles o pretender cambiarles.
  3. Renuncia a tener siempre la razón y abre tu mente a otras perspectivas. Deja a tu ego aparcado.
  4. Muestra tu vulnerabilidad y expresa lo que sientes. Mostrarse vulnerable es propio de personas valientes.
  5. Atrévete a decir la verdad, aunque sea incómoda. Para ello, aprende a comunicar con asertividad lo que piensas, sientes y necesitas a los demás.

“La comunicación es poderosa. Con ella podemos colaborar, motivar y construir. O por el contrario, juzgar, agredir y destruir.” (Javier Carril. «Reconecta contigo», 2021)

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


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Mi retiro de meditación de 10 días

Hace pocos días terminé un curso-retiro de meditación Vipassana de 10 días en total silencio. Desconectado totalmente del mundo, ya que una de las reglas es que debíamos entregar el móvil a los organizadores, que lo guardaban bajo llave durante los 10 días. Así que sin saber nada de lo que sucedía en el mundo, sin conexión a las redes sociales, e incluso sin noticias de mi familia. He participado en otros retiros de meditación en el pasado, pero no han sido tan largos ni tan estrictos con las normas de aislamiento. Así que ha sido un reto enorme desde el punto de vista mental, emocional y físico.

La experiencia ha sido impresionante, transformadora. No se puede explicar con palabras lo que he sentido y experimentado, lo que he aprendido durante los 10 días mirando constantemente hacia dentro, hacia mi interior. Pero claro, ha sido durísimo. De hecho, siempre hay varias personas en este curso-retiro que abandonan antes del final, porque no son capaces de aguantar la exigencia del mismo. La mayoría de las veces es porque ven algo oscuro de sí mismos que emerge del inconsciente, se asustan, y deciden huir porque les da miedo lo que han descubierto. El problema es que eso que ha emergido queda sin sanar, se queda en su interior incluso más enterrado en el inconsciente, generando sufrimiento profundo en sus vidas.

La primera reflexión que hago es que para lograr una vida plena y feliz, hay que trabajar mucho. Y eso es lo que hicimos las 120 personas que participamos en este retiro, trabajar mucho con nuestra mente y nuestro cuerpo, meditando 10 horas diarias sentados. Desde el primer día me dolía todo el cuerpo (rodillas, espalda, cuello, la cabeza).

En el centro de meditación, nada más finalizar los 10 días del retiro.

¿Cual es el verdadero objetivo de este curso-retiro? Aprender cual es la raíz del sufrimiento humano, que es universal, y entrenarse para erradicar dicho sufrimiento. La meditación Vipassana es la técnica que desarrolló Buda hace 2500 años, y que liberó del sufrimiento no sólo a sí mismo, sino a miles de personas en la India a las que enseñó la técnica durante sus años de vida. El maestro birmano Goenka, inspirado por sus anteriores maestros, decidió impartir este curso en el que enseña en toda su pureza la técnica que Buda desarrolló y enseñó. Goenka ayudó también a miles de personas a liberarse del sufrimiento no sólo en la India y Birmania gracias a este curso-retiro de 10 días, sino que dicho curso se expandió por Europa y el resto del mundo, convirtiéndose en referente por su enorme poder transformador y su carácter disruptivo.

Pero evidentemente no es un retiro teórico, sino puramente experiencial. Porque nadie puede salvarnos del sufrimiento con una receta mágica ni 5 claves para ser felices, a pesar de que en nuestra ignorancia caigamos rendidos por ese tipo de recursos superficiales de los tan extendidos «gurús». Sólo uno mismo puede salvarse y erradicar el sufrimiento, trabajando con la técnica horas, días, semanas, años.

Por mi propia experiencia, que llevo practicando este tipo de meditación desde hace 17 años, los beneficios aparecen muy pronto. Por supuesto, no es igual para todo el mundo. Hay personas que empiezan a sentirse menos estresados y más felices a las pocas semanas. Otras personas sienten claros beneficios a los dos meses, pero hay algo científicamente demostrado por numerosas investigaciones: si practicas esta meditación, es seguro que vas a eliminar gran parte de tu sufrimiento y vas a poder disfrutar de una vida mucho más tranquila y feliz.

¿Pero la meditación es para todo el mundo? ¿Todo el mundo vale para meditar? Me he encontrado muchas personas que me han dicho: «Yo no valgo para meditar, porque me distraigo en seguida con mil pensamientos y no puedo poner la mente en blanco». También hay muchas personas que me han comentado: «Bueno, esto de la meditación valdrá para algunas personas, pero no es para todo el mundo. Yo para reducir mi estrés y sentirme bien practico deporte». Estas ideas preconcebidas son totalmente falsas y perjudiciales.

Yo hasta ahora era flexible, y admitía sobre todo el segundo argumento. Que hay gente que no necesita la meditación para sentirse pleno y feliz, y para disfrutar más del presente y tomarse las cosas con serenidad, porque hay otras formas para lograr esto mismo (el deporte, pasar mucho tiempo con los amigos o la familia, practicar un hobby que te requiera mucha concentración, por poner algunos ejemplos). Pero después de este retiro de Goenka, he cambiado mi creencia. La meditación es la única técnica demostrada para erradicar y liberarnos del sufrimiento humano, y cualquiera puede aprender a practicarla y beneficiarse de ella (es decir, todo el mundo es capaz de meditar, no usemos el argumento de «No valgo para meditar» como excusa).

Lo demás son parches que están muy bien, pero que no van a la raíz del sufrimiento. Es como si tenemos un árbol que no está dando buenos frutos y decidimos cortar las ramas, incluso el tronco. Pero si las raíces que están bajo tierra no están bien saneadas, no nos servirá de nada. Al cabo del tiempo crecerán las ramas y volverá a dar malos frutos. Esto es lo que hacemos constantemente los seres humanos: ponemos parches que tienen que ver con soluciones externas. Pero la única solución para alcanzar la felicidad auténtica está en nuestro interior.

¿O es que no hay muchísima gente infeliz a pesar de tener una familia estable, amigos, una posición económica desahogada y un buen trabajo? A montones. Yo lo veo todos los días. ¿Acaso son felices los millones de personas que vemos en terrazas riendo y tomando cervezas con amigos, o las que salen de viaje todos los fines de semana para escapar de sus problemas? En absoluto. Sólo intentan desconectar unas horas, unos días de su sufrimiento. Y luego no les queda más remedio que volver a sus vidas llenas de ira, miedo y frustración.

Quiero aclarar que yo soy el primero al que me encanta pasar tiempo con mi familia, disfrutar de una buena comida en un restaurante, viajar, divertirme con amigos, ir al cine o jugar un partido de padel. No hay nada de malo en ello, siempre que no confundamos la diversión y el entretenimiento con la auténtica felicidad. Porque son cosas distintas. Y por otro lado, si no tenemos paz interior, nunca podremos disfrutar plenamente ni de estar con nuestra familia ni de todo lo demás.

Nuestra mente inconsciente está encarcelada por 2 patrones de conducta: el primero es desear cosas de manera insaciable (experiencias placenteras, diversión, lograr nuestros objetivos, que todo salga según nuestros planes). Como decía Goenka, llega a tal extremo que nos hemos convertido en adictos a desear. El segundo patrón mental es la aversión al dolor (que las cosas no salgan como queremos, no lograr nuestros objetivos, tener una enfermedad, o simplemente estar aburridos en el metro). Usamos todo tipo de estrategias para evitar o huir de lo desagradable o doloroso en nuestras vidas: nos conectamos a Instagram para entretenernos, nos ponemos una serie en Netflix, nos tomamos una pastilla para la ansiedad, nos bebemos unas cuantas cervezas, o nos escapamos de fin de semana. Y ni si quiera somos conscientes de ambos patrones.

Nuestra mente es como un mono salvaje que salta de una rama a otra sin orden ni sentido, una marioneta de los placeres sensoriales y de los pensamientos agobiantes sobre el futuro y el pasado. Mientras no entrenemos a nuestra mente a no reaccionar ante los acontecimientos y experiencias de nuestra vida con esos dos patrones de conducta inconscientes, seguiremos siendo miserablemente infelices, porque dichos patrones aumentan la insatisfacción y la frustración. Sencillamente, porque no podemos conseguir estar todo el tiempo felices y divirtiéndonos, la vida no es eso, y lo sabemos perfectamente.

La meditación Vipassana es una técnica que nos entrena precisamente a que nuestra mente responda a los dos tipos de eventos de nuestra vida (los agradables y los desagradables) con ecuanimidad, y evitando la reactividad automática de nuestra mente inconsciente. Y esa ecuanimidad se desarrolla teniendo siempre presente una ley de la naturaleza incontestable: todo es efímero, todo pasa, todo cambia. Todo es impermanente: los momentos placenteros, los momentos dolorosos, todo pasa.

Ser conscientes de la impermanencia de nuestra existencia nos puede ayudar enormemente a ser más ecuánimes, y a vivir con más sabiduría. En definitiva, Vipassana no sólo es una técnica para afinar y concentrar a nuestra mente (ese mono salvaje que salta de una rama a otra constantemente, marioneta de los placeres sensoriales y de los pensamientos estresantes sobre el futuro y el pasado), no sólo nos ayuda a comprender en profundidad la vida y la raíz del sufrimiento. Es el arte de vivir una vida consciente, plena y auténticamente feliz.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


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Cómo gestionar la incertidumbre

Coincidirás conmigo en que vivimos en un mundo totalmente incierto y en constante cambio, ya que no podemos predecir qué va a suceder ni siquiera mañana. De hecho, mañana nuestra vida puede dar un vuelco brutal y cambiar para siempre por un hecho concreto, y dicho vuelco puede ser a peor pero también a mejor. La incertidumbre, aunque ha formado parte de la existencia del ser humano desde sus antepasados, ha aumentado en los últimos años exponencialmente, a causa de los avances tecnológicos sin precedentes y la globalización. La pandemia, la guerra de Ucrania, la amenaza del cambio climático o casi cualquier evento conflictivo en cualquier parte del mundo nos afectan, generándonos estrés, ansiedad y miedo.

Pero además en nuestras vidas sufrimos una alta incertidumbre a nivel profesional y laboral tanto si trabajamos como empleados en una empresa como si dirigimos nuestra propia empresa, ya que en cualquier momento nos podemos quedar sin trabajo o sin clientes. También sufrimos incertidumbre a nivel financiero, puesto que dependemos no sólo de nuestra capacidad de gestionar bien nuestros ingresos y gastos, sino del estado de la economía nacional y mundial (tenemos el claro ejemplo de la altísima inflación actual y la subida estratosférica de la electricidad, que afecta directamente a nuestra economía personal). También vivimos con ansiedad e incertidumbre otros aspectos cruciales para nuestra estabilidad emocional como nuestra salud y la salud de nuestros familiares más cercanos. Todos sabemos, y yo lo he vivido en primera persona, que tenemos la ilusión de que estamos sanos y de pronto un día, en una revisión rutinaria, nos pueden descubrir algo grave como un cáncer, o podemos sufrir un infarto repentino.

Nuestro cerebro busca constantemente la seguridad y la estabilidad, de modo que una constante y altísima incertidumbre y volatilidad en todos los ámbitos de nuestra vida nos provocan altos índices de estrés. Y no es el estrés funcional y positivo, que es el que nos alerta de peligros reales y efímeros de modo que podamos actuar y reaccionar para sobrevivir. La constante incertidumbre nos genera el llamado estrés crónico, que es devastador para nuestra salud mental.

Por tanto, la pregunta urgente es ¿Se puede manejar o gestionar la incertidumbre, y reducir el estrés crónico que nos produce?

Afortunadamente, tenemos recursos, disciplinas y técnicas a nuestro alcance que pueden ayudarnos a gestionar la sensación de que no tenemos un suelo estable sobre el que pisar. Voy a detallar 4 alternativas efectivas para manejar con mayor sabiduría y equilibrio lo incierto y volátil de nuestras vidas.

  1. Crea un plan B, incluso un plan C. Si quieres estar tranquilo y seguro, un buen recurso es crearte un plan B o incluso un plan C para todos los ámbitos de tu vida. Esto significa dejar de ser un ingenuo creyendo que todo va a salir según tus planes. Esto casi nunca sucede. Por eso, debes ir trabajando en un plan B de forma constante, por si sucede lo peor. Esto tiene que ver con el denominado análisis pre-mortem, en el que imaginamos qué es lo peor que puede suceder, y en base a ese escenario dramático posible, generamos planes que puedan minimizar el daño o incluso eliminarlo.
    Por ejemplo, en el plano financiero ¿Tienes un buen colchón de ahorros como para poder vivir sin ingresos durante al menos un año? ¿Tienes dinero invertido en buenos productos de inversión que te permitan al menos igualar a la alta inflación que está minando el valor de tu dinero en estos momentos? Si has respondido «no» a cualquiera de esas dos preguntas, no tienes un plan B ni un plan C. Y te encuentras en una situación de alto riesgo.
    En el ámbito profesional, ¿Te estás formando de manera continua en habilidades profesionales o herramientas que potencien tu empleabilidad y tu marca personal en caso de que te despidan de tu empresa? Si no lo estás haciendo, no tienes un plan B y eres muy vulnerable. En todos los ámbitos importantes de nuestra vida necesitamos al menos crear un plan B (y aún mejor un B y un C) por si el plan A no funciona. Esto nos proporcionará una solidez y estabilidad emocional tremenda que nos ayudará a tomar mejores decisiones e incluso a tomar mayores riesgos que nos lleven a lograr mayores éxitos.
  2. Focalízate en lo que depende de ti. Puede sonar obvio pero no es tan obvio cuando normalmente no lo hacemos. Centramos demasiado nuestra energía en lo que no depende de nosotros, permitiendo la sobreexposición a los medios de comunicación y redes sociales, que aumentan nuestra ansiedad de manera espectacular porque interiorizamos la creencia de que no podemos hacer nada con todo lo que sucede en el mundo. Vivir centrado en todo lo que no depende de nosotros nos genera una parálisis total, que nos impide tomar decisiones y salir del estado de ansiedad. La mejor manera de salir de este círculo vicioso es hacerse la pregunta «¿Qué puedo hacer/cambiar/mejorar yo respecto a este problema o situación?» Y ponerse a ello con proactividad. A veces podemos tomar decisiones que cambien drásticamente nuestra situación (como por ejemplo, creando nuestro plan B) y otras simplemente debemos ser muy selectivos con lo que permitimos que entre en nuestra mente (exceso de información nefasta, exceso de tiempo viendo redes sociales, exceso de grupos de WhatsApp con un montón de material tóxico, etc.). En cualquier caso, tomar decisiones nos libera de un montón de estrés y ansiedad. Y por ello, es esencial no tener miedo a tomar una decisión equivocada, porque muchas veces lo peor es no tomar ninguna decisión.
  3. Recuerda siempre el mantra: «Esto también pasará». Las enseñanzas budistas nos hablan desde hace miles de años de una ley universal de la existencia: la impermanencia. Es decir, que todo es efímero, que todo cambia constantemente, que todo pasa. Hoy en día lo llamamos volatilidad y no nos gusta, pero podemos hacer que sea nuestra amiga, especialmente en momentos críticos o etapas muy duras e inciertas como la pandemia, repitiéndonos el mantra «Esto también pasará», porque indudablemente, sea lo que sea, va a pasar, sencillamente porque es una ley universal de la vida. La pandemia terminará, la guerra de Ucrania también, pero surgirán nuevos conflictos y crisis de todo tipo que pondrán a prueba nuestra resiliencia. Recordemos en esos momentos la ley de la impermanencia y honremos dicha ley, aceptando que la vida es incierta y cambiante, aceptando la vida tal como es. Y repitámonos el mantra «Esto también pasará.» ¡Ojo! La impermanencia también se debe aplicar a las etapas y momentos de felicidad, es decir, lo bueno también pasará tarde o temprano, por lo que repetirse el mantra también en las etapas exitosas y felices nos aportará más sabiduría y serenidad para disfrutar sin caer en la euforia excesiva o en un delirio de ceguera. Ya sabes, cuanto más alto subas, más dura será la caída.
  4. Incorpora la meditación mindfulness. Si existe una disciplina que nos puede ayudar enormemente a gestionar la incertidumbre es la meditación mindfulness, ya que se trata de un entrenamiento mental para ser capaces de estar más tiempo en el momento presente, en el aquí y ahora, con aceptación y sin juzgar. Al focalizarnos más en el presente, dejamos de ser una marioneta de nuestra mente divagadora, constantemente pensando en el futuro o rumiando el pasado con sus pensamientos. Además, la mayoría de los pensamientos de futuro son negativos, generadores de preocupación, miedo y ansiedad («¿Y si…?»). Y en cuanto a los pensamientos de pasado, también suelen ser negativos, relacionados con errores o malas experiencias que no acabamos de digerir y seguimos rumiando como las vacas («¿Por qué…?»). Estudios de la Neurociencia han demostrado que la práctica del Mindfulness reduce la red neuronal por defecto del cerebro, que tiene que ver con la tendencia a divagar y a estar perdidos en nuestros pensamientos agobiantes de futuro y pasado, y al mismo tiempo aumenta la red neuronal experimentadora, que tiene que ver con experimentar el presente, nuestras sensaciones corporales y los 5 sentidos. Es decir, que pasamos mucho menos tiempo estresados con nuestros pensamientos y mucho más tiempo viviendo el presente, sin esa contaminación mental.

En definitiva, la incertidumbre forma parte de nuestra vida y el mundo en el que vivimos, no depende de nosotros, así que más vale aceptarla como parte de lo que significa vivir. Sin embargo, hay estrategias y disciplinas con las que podemos minimizar y manejar eficazmente el estrés y el miedo que nos ocasiona la incertidumbre. La clave es focalizarse en lo que podemos controlar, tomar decisiones, practicar la meditación mindfulness todos los días, tener siempre un plan B e incluso un plan C, y a partir de ahí, confiar en que las cosas siempre pasarán, y finalmente todo irá bien.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


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Los niveles de conciencia y la felicidad

El ser humano lleva buscando la felicidad desde hace miles de años, después de haber logrado cubrir sus necesidades básicas fundamentales. Y a estas alturas de su historia, aún no nos ponemos de acuerdo en cómo alcanzar la deseada e idealizada felicidad. No faltan gurús que dicen tener el secreto de dicha felicidad duradera lanzándonos recetas pobres, superficiales y muchas veces tremendamente cursis. «El secreto de la felicidad es aprender a amar» dice uno de esos gurús. «La clave es ser agradecidos y dar las gracias por la vida, que es maravillosa» nos dice otro gurú. Esto está muy bien, pero ¿Eso es todo? Estos seudogurús dan consejos como si la vida no tuviera la otra cara oscura, que es al menos igual de importante y por la que justificadamente podríamos también decir que la vida es una tortura o una lucha llena de sufrimiento. Seudogurús hay muchos en las redes sociales, incluyendo colegas de mi profesión de coaching o algunos profesores de mindfulness.

Desde luego, siempre hay aportaciones interesantes y que aportan claridad por parte de grandes maestros espirituales, así como de algunos reconocidos psicólogos. Pero siempre estas personas, que realmente nos ofrecen luz sobre cómo ser más felices y sentirnos mejor con nuestras vidas, hablan de manera realista, aterrizada, humilde, y contemplando las dos caras de la vida: la maravillosa y la horrorosa. No hablar de la segunda como si no existiera genera una gigantesca frustración y ansiedad en millones de personas porque creen que sólo los gurús y personas especiales son capaces de ser felices, y sin embargo ellos son torpes y miserables que sufren cada día sin saber qué hacer con su vida.

En mi experiencia, sin lugar a dudas, me ha ayudado definitivamente la perspectiva de estos maestros que hablan claro, sin florituras ni adornando las cosas ni vendiendo una especie de receta mágica. Y todos ellos se focalizan en un aspecto clave, que es elevar nuestro nivel de conciencia. Porque cuanto más elevado sea nuestro nivel de conciencia sobre uno mismo, sobre la vida y sobre nuestras relaciones, no cabe duda que seremos más felices. Con la reserva de que la felicidad no es un estado permanente, sino un estado al que se va y se viene, igual que el dolor y el sufrimiento.

¿Y qué es el nivel de conciencia? Para explicarlo de manera sencilla, funcionar en piloto automático es justo lo contrario de vivir con consciencia nuestra vida. Y vivir en automático es una auténtica pandemia. La gente vive corriendo, como pollos sin cabeza, sin ser consciente de todo lo que sucede a su alrededor, y mucho menos de lo que sucede en su interior (sus emociones, pensamientos, creencias, valores, juicios, sesgos). Cuando vivimos con tal nivel de inconsciencia, lo normal es que vivamos estresados, ansiosos, ignorantes, enfadados, deprimidos y eso sí, haciendo cosas todo el día sin pararnos a reflexionar o a simplemente descansar y «no hacer» nada.

Precisamente cuando dejamos de hacer cosas sin parar y nos permitimos «no hacer» empezamos a darnos cuenta de muchas cosas. Pero claro, algunas de esas cosas no queremos verlas, nos asustan, nos deprimen, y por tanto inventamos un montón de estrategias para huir de nuestros problemas y preocupaciones. Estas estrategias no hacen más que empeorar nuestro estado emocional, ya que huir y escapar de nuestros problemas y miedos es igual que escapar de nosotros mismos. Es el equivalente a la inconsciencia, a vivir con un nivel nulo o bajísimo de consciencia. Este es el motivo por el que, básicamente, sufrimos.

¿Y cómo subimos en la escala de los niveles de conciencia? Hay reconocidos maestros espirituales como el Dr. David R. Hawkins, autor de libros de referencia como «Dejar ir», que han creado su propia escala de niveles de conciencia, detallando qué actitudes y conductas están relacionadas con cada nivel de conciencia. Pero más allá de modelos o escalas, para mí la clave es saber que el secreto para vivir una vida plena y razonablemente feliz es elevar nuestro nivel de conciencia. Y desde luego, hay disciplinas y estrategias probadas para ayudarnos a este objetivo. Así transformamos el objetivo clásico de la humanidad desde hace miles de años de alcanzar la felicidad por un objetivo mucho más alcanzable y concreto como es el de ir aumentando progresivamente nuestro nivel de conciencia.

Las disciplinas probadas que mencionaba, y que yo mismo he experimentado durante los últimos 17 años de mi vida, son la meditación y el coaching. Cuando hablo de meditación, incluyo distintas variantes como la meditación zen, el mindfulness o la vipassana, que en el fondo son casi lo mismo. Y respecto al coaching, hay diversas formas de lograr aumentar nuestro nivel de conciencia: una es formarse como coach con un programa largo y profundo, y la otra forma es contratar a un coach para realizar un proceso de coaching. Tanto el coaching como la meditación tienen un pilar básico fundamental: generar y elevar conciencia. Y esto significa que gracias a practicar con regularidad (y guiados por los maestros o expertos de confianza, no los seudogurús que proliferan tanto en las redes) vamos a ir saliendo del piloto automático, comenzaremos a cuestionarnos por qué y para qué hacemos las cosas. Y también iremos despertando y descubriendo quienes somos realmente, más allá de etiquetas, roles, creencias e ideas preconcebidas generadas por la cantidad de programas mentales que nos han introducido desde la infancia.

Elevar el nivel de conciencia implica despertar a una visión nueva de la vida. Implica dejar de hacernos las víctimas en nuestra vida, hacernos responsables de nuestros errores y malas decisiones, reconocer nuestros puntos débiles y no culpar a nadie de lo que nos sucede en la vida. También implica ir descubriendo enormes tesoros, como la increíble sabiduría que habita en cada uno de nosotros, el enorme potencial que tenemos como seres humanos, algo que ni podíamos imaginar cuando estábamos inmersos en el piloto automático, quejándonos de todo, haciéndonos la víctima, manipulando, mintiendo y haciendo cosas sólo para gustar y ser aceptados socialmente. Y aquí empezamos a salir de nuestro mundo egocéntrico y de nuestra ignorancia y arrogancia, y empezamos a descubrir una realidad paralela, sólo disponible para aquellas personas privilegiadas que han descubierto estas disciplinas y las han practicado con regularidad (meditación, coaching), y que gracias a ello acceden a esa nueva dimensión donde comprenden en profundidad la vida, y en consecuencia, honran determinadas leyes fundamentales de la existencia. Estas personas han despertado de la anestesia mental y emocional masiva.

Desgraciadamente, la mayoría de las personas del planeta viven en una nube de ignorancia e inconsciencia que es la causa principal del sufrimiento y la infelicidad. La buena noticia es que cada vez más personas conocen y se abren a las disciplinas mencionadas. Tanto el coaching como la meditación han cambiado mi vida por completo, y también han transformado el concepto de mí mismo y de mi identidad como ser humano. Pero claro, esto no es un destino sino un camino de aprendizaje para toda la vida. Es decir, se trata de ir trabajando en nuestro autoconocimiento y nivel de conciencia de manera continua hasta el final de nuestra existencia. Y cuanto más alto sea nuestro nivel de conciencia, más felices seremos y más disfrutaremos del regalo de la vida tal y como es, abrazando tanto la parte luminosa como la parte oscura, que existe y es real. No neguemos la parte oscura de la vida y entonces tendremos toda la luz, aunque suene paradójico.

¿Aún no has leído mi nuevo libro «Reconecta contigo»? Ahora puedes leer el primer capítulo del libro, en este link: Primer capítulo Reconecta contigo Y si quieres comprarlo, en este link: Libro «Reconecta contigo»

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


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Las 5 decisiones más importantes de tu vida

Bronnie Ware tenía una pasión: la música. Quería dedicar su vida a componer canciones e interpretarlas para su público. Pero en su camino se topó algo que transformó completamente su vida y la hizo famosa en todo el mundo. Como su carrera musical no acababa de arrancar y necesitaba dinero para sobrevivir, decidió aceptar un trabajo como cuidadora de una persona mayor, y como la agencia se quedó muy satisfecha con su trabajo, la empezaron a llamar de manera continua para trabajar de cuidadora de numerosas personas mayores que tenían una alta dependencia y a las que les quedaba poco tiempo de vida. Y poco a poco fue especializándose cada vez más, hasta que dedicó más de diez años de su vida a cuidados paliativos.

Como decía, esta experiencia cambió totalmente su perspectiva de la vida, la transformó como ser humano y la hizo famosa, ya que empezó a compartir en su blog personal todos los aprendizajes y lecciones que recibió de las personas moribundas. El blog recibió millones de visitas hasta que decidió publicar un libro autobiográfico donde se centró especialmente en los años que dedicó su vida a cuidar a las personas que estaban a punto de morir y las lecciones vitales esenciales que había aprendido de ellas. El libro «The top 5 regrets of the dying» (Los 5 principales arrepentimientos de las personas moribundas) se convirtió en un best-seller mundial.

Hace poco terminé de leerlo y el libro es impresionante. Creo que todo el mundo debería leerlo para poder vivir una vida más plena y satisfactoria, porque tal y como le sucedió a la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, que también dedicó su vida a atender psicológicamente a enfermos terminales, las lecciones más importantes de su vida las aprendió directamente de las personas que estaban a punto de morir.

Aunque resulte paradójico, parece que cuando vemos inminente nuestra muerte accedemos a una conciencia profunda de lo que realmente es importante, una sabiduría que sin duda existe dentro de nosotros pero a la que, por algún motivo extraño, nos cuesta mucho acceder en nuestra vida, llena de estrés, inconsciencia y falsas expectativas, en la que ponemos el foco en aspectos superficiales y materiales que creemos que nos van a dar la felicidad y sin embargo nos la arrebatan. Si en esos momentos finales de nuestra vida nos damos cuenta de que no hemos honrado y dedicado tiempo a esos aspectos importantes de la vida, surgen los lamentos y arrepentimientos, que son profundamente dolorosos y no permiten a las personas morir en paz.

Basándome en los 5 principales arrepentimientos de los seres humanos antes de morir del libro de Bronnie, hay 5 decisiones vitales que necesitamos tomar para evitar el dolor de lamentarlo cuando ya sea tarde. Y necesitamos tomar dichas decisiones hoy, aquí y ahora, no mañana o el próximo mes o dentro de dos años. Porque como dice Bronnie, la vida no nos espera. Pensamos erróneamente que vamos a vivir muchos años, al menos hasta los 80 o 90 años, y seguramente algunos de nosotros viviremos muchos menos años, o incluso puede que dentro de un mes hayamos dejado de existir (una verdad que hemos comprobado dolorosamente a causa de la pandemia del coronavirus). Y para entonces ya será tarde. Así que la decisión es ahora.

En este post voy a detallar sólo 2 de las 5 decisiones esenciales, para no extenderme demasiado, y abordaré las otras 3 decisiones vitales en el post de enero. Vamos con las dos primeras decisiones:

  1. Mantener el contacto con tus amigos auténticos. A medida que van pasando los años solemos descuidar las relaciones personales importantes, es decir, los amigos de verdad. Y al final de la vida nos sentimos solos, arrepintiéndonos de no haber dedicado tiempo y compromiso a mantener nuestras amistades. Bronnie hace una reflexión para mí esencial: no se trata de mantener las muchas relaciones que todos tenemos con conocidos a los que llamamos erróneamente amigos. Esas relaciones nos aportan poco, simplemente socializar y divertirnos un rato, pero no son auténticos amigos. A lo que se refieren los enfermos terminales es a cuidar y mantener unas pocas amistades que son las verdaderas, con esas personas con las que tenemos conversaciones auténticas, a las que mostramos nuestra vulnerabilidad, amigos que estarían dispuestos a acudir inmediatamente en caso de que les pidiéramos ayuda o apoyo. Piensa en cuantos amigos de esa clase tienes. Seguramente se pueden contar con los dedos de una mano o como mucho con las dos manos. Si piensas que tienes 50 o 100 amigos auténticos, te estás engañando y tienes una idea de la amistad bastante errónea y superficial.
  2. Mostrar tu auténtico yo y expresar tus sentimientos a las personas importantes. Otro arrepentimiento muy habitual en las personas antes de marcharse de este mundo es que no se han mostrado tal y como son a sus hijos, pareja o amigos. En ocasiones no les han demostrado su amor o sus sentimientos con una simple frase como «Te quiero» o «Estoy muy orgulloso de ti». El principal motivo es el miedo a sentirse vulnerables, a ser heridos al mostrarse tal y como son. Pero si queremos vivir una vida plena y no lamentarnos al final de nuestros días necesitamos ser valientes y vencer las barreras educacionales y sociales que nos impiden mostrarnos como somos, con nuestros defectos y virtudes, y expresar lo que sentimos, ya sea rabia, tristeza, miedo, orgullo o alegría. Debemos quitarnos las máscaras con las que nos protegemos pero que finalmente nos impiden conectar profundamente con nuestros seres más queridos. Así que no lo dejes para mañana ni para una ocasión propicia. Recuerda, la vida no te espera. Empieza a expresar tus sentimientos y necesidades a las personas importantes de tu vida, comienza a mostrarte vulnerable, auténtico, humano. Tú, tal como eres. Diles lo mucho que les quieres a las personas más importantes (tu hijo, tu marido, tu esposa, tu madre, tu hermano…), no des por sentado que ya lo saben, porque no es así.

En el próximo post, que publicaré en enero, abordaré las otras 3 decisiones vitales fundamentales de nuestra vida, que son:

  1. Mantener un equilibrio entre el tiempo dedicado a tu trabajo y el tiempo dedicado a tu vida personal.
  2. Vivir la vida que realmente quieres, y no la que esperan los demás o la sociedad de ti.
  3. Elegir ser feliz aquí y ahora, darte el permiso de ser feliz hoy, porque es una elección diaria que todos podemos tomar.

Te espero en enero para compartir contigo en detalle en qué consisten estas 3 decisiones y cómo hacerlo. De momento, te animo a que tomes hoy mismo acciones relacionadas con las dos primeras decisiones, por ejemplo:

  • ¿Qué puedes hacer hoy para seguir conectado/a con algún amigo o amiga especial? Quizá una llamada telefónica para poneros al día, o directamente quedar con ella para un café.
  • ¿A qué persona importante de tu vida te gustaría mostrarte tal y como eres, sin máscaras, hoy mismo? ¿A quién querrías decirle lo mucho que la quieres o lo orgulloso/a que estás de ella?

La vida se va en un suspiro, y no podemos permitirnos el lujo de perder el tiempo ya que la felicidad está esperándonos en cada momento, en cada rincón, en cada respiración.

Ya está abierta la convocatoria para la 2ª edición del curso «MBSR (Reducción del estrés con Mindfulness)» que impartiré online desde mediados de enero a marzo. Mira en el link toda la información. Curso MBSR online

¿Aún no has leído mi nuevo libro «Reconecta contigo»? Ahora puedes leer el primer capítulo del libro, en este link: Primer capítulo Reconecta contigo Y si quieres comprarlo, en este link: Libro «Reconecta contigo»

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

Si no quieres empatizar ¡No empatices!

La empatía es una de las 5 competencias de la inteligencia emocional, y desarrollarla es fundamental si queremos tener relaciones personales satisfactorias con los demás. Es una cualidad clave para comprender a los demás y poder ayudarles con sus problemas, para resolver conflictos, para generar mayor colaboración y para influenciar positivamente en los demás. Sin embargo, ¿Deberíamos empatizar siempre con los demás? La respuesta que nos da Marshall Rosenberg, creador del Modelo de Comunicación no violenta, es que no.

Muchas veces otras personas nos aconsejan que deberíamos empatizar con nuestro compañero de trabajo, con nuestro jefe, con nuestro padre o con nuestros hijos, con el fin de resolver nuestras diferencias. También nosotros nos decimos estas frases que empiezan por «debería». Sin embargo, no deberíamos hacer nada que no queramos o para lo que no estemos preparados emocionalmente, sólo porque las convenciones sociales lo digan. Dar empatía a otros no es una excepción.

La principal razón es que si no estás preparado para dar empatía, es mejor que ni lo intentes porque resultará artificial y mecánico. La otra persona se dará cuenta de que estás aplicando una fórmula o haciendo algo en lo que no crees, y no funcionará. Incluso puede percibir que estás intentando manipularla bajo un disfraz falso de empatía, y eso la enfurecerá aún más. Seguramente no se habrá resuelto la situación de conflicto y de hecho, probablemente empeore.

Normalmente, cuando estamos muy enfadados, dolidos o heridos por la conducta de una persona, no estamos preparados para empatizar con esa persona. Y por eso, lo recomendable según Rosenberg es mirar en nuestro interior y cuidar de nosotros, para resolver esa ira aún latente. Se trata de detectar qué es lo que necesitamos en la situación conflictiva, y de qué manera sentimos dicha necesidad amenazada. A continuación, el siguiente paso es buscar opciones de cómo cubrir esa necesidad sin la dependencia de esa persona. Y por último, cuando ya nuestra rabia sea mucho menos intensa y no nos nuble el juicio,  debemos hacer el difícil ejercicio de tratar de conectar con lo que quizá necesite o sienta la otra persona. Esto es empatizar.

La empatía se da sobre las necesidades y emociones de las personas, pero no sobre las acciones o estrategias que adoptan, que pueden ser agresivas o violentas. Si una persona me grita delante de otras personas, no empatizo con su acción agresiva, pero sí puedo empatizar con la necesidad que pueda tener esa persona, y con la emoción que siente cuando me grita.

Otro mito erróneo es creer que la empatía es sentir las mismas emociones que la otra persona. Nada más lejos. La empatía no es sentir las mismas emociones que siente el otro, ni tener las mismas necesidades, sino conectar con ellas,  comprenderlas y reconocerlas. Pero nos mantenemos conscientes de nosotros, con un cierto distanciamiento emocional. Daniel Goleman describió la empatía como la capacidad de reconocer las necesidades y emociones de los demás, y la disposición a cubrirlas. Sin embargo, es mucho más importante reconocer las necesidades de los demás que satisfacerlas, porque no siempre es posible hacerlo con las acciones o estrategias que los demás adoptan o proponen.

En el ejemplo anterior, imaginemos que la persona que me grita es mi jefe. Quizá su necesidad es la seguridad de que no haya errores en su Departamento, y como cree que su necesidad está amenazada, se siente tenso y estresado, lo que provoca que me grite cuando tiene la más mínima duda de que yo pueda haber cometido algún error. Si yo quiero dar empatía a mi jefe, en primer lugar debo resolver mi rabia hacia él, detectar mi necesidad amenazada (respeto, valoración) y reconocer la necesidad oculta de mi jefe. Después, puedo tener una conversación con él para validar mis hipótesis sobre sus necesidades y emociones, para a continuación decirle que su conducta de gritarme me hace sentir muy enfadado porque tengo una necesidad de valoración y respeto. Puedo preguntarle qué acciones se le ocurre que planifiquemos juntos para que se sienta seguro respecto a mi trabajo, y así evitar que vuelva a gritarme.

Cuando tenemos una conversación difícil de este tipo con una persona con la que tenemos un conflicto, la mejor manera de demostrar empatía es la presencia con la persona, estar presente con lo que está vivo dentro de ella aquí y ahora, evitando juicios sobre la persona o sus actos. La presencia es estar totalmente atento y conectado con la persona, escuchándola, observando su lenguaje verbal y no verbal, tratando de averiguar cuales son sus necesidades y emociones y validándolo siempre con él/ella.

Sin duda, las personas se relajan y sienten un gran alivio cuando comprueban que estamos empatizando realmente con ellas. Y como consecuencia, reconocen sus errores sin tener que señalarlo nosotros, muchas veces se disculpan y siempre abren su mente y su corazón a una solución conjunta. Pero insisto, sólo debemos abordar este tipo de conversación empática cuando estemos preparados emocionalmente, cuando hayamos hecho nuestro trabajo interno de descubrir qué nos pasa a nosotros, qué punto sensible ha tocado la conducta de la persona, qué necesitamos, qué sentimos. Y también hacer una hipótesis sobre la parte humana de la otra persona: sus necesidades y emociones.

Así que si no quieres empatizar con alguien en una situación conflictiva, no lo hagas. No tiene sentido. Olvida las ideas preconcebidas y la perorata de los libros superficiales de autoayuda que te dicen que debes empatizar siempre con los demás. Antes, cuida de ti, cura tus heridas, asume la responsabilidad de tus necesidades y emociones, conecta con la humanidad de la otra persona. Y entonces, seguramente, estarás preparado/a para dar y demostrar empatía.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

4 aprendizajes de mi último retiro de meditación

Aquí estoy, justo antes de empezar el retiro de meditación Vipassana de 6 días en silencio.

La pasada semana participé en un nuevo retiro de meditación Vipassana (la meditación original de Buda) en silencio. En los últimos 10 años he participado en varios retiros largos (algunos Vipassana y otros de meditación Zen), y siempre la experiencia ha sido muy especial. Eso sí, nunca ha estado exenta de momentos duros, incluso muy duros, desde el punto de vista mental, emocional y físico. Es una experiencia extrema para nuestra mente, porque no está acostumbrada a parar radicalmente y dejar de «hacer», sino que habitualmente está sobre-estimulada por la vorágine y velocidad de la vida que llevamos, por la cantidad de ruido que recibimos de los medios de comunicación, las redes sociales y los estímulos del teléfono móvil, por la cantidad de tareas y objetivos personales y profesionales que nos marcamos y realizamos a diario, por los actos sociales, los eventos a los que asistimos, e incluso nuestros planes de ocio y diversión contribuyen a mantener nuestra mente excesivamente estimulada y llena de ruido.

Lo que necesita nuestra mente es alejarse del ruido, de vez en cuando, para calmarse y poder ver con más claridad las cosas. Todos lo necesitamos, lo creamos o no. Por eso, retirarse y pasar 6 días en total silencio, meditando todo el día, puede ser una experiencia extremadamente dura para el ego, acostumbrado a estar activo y «haciendo» tareas constantemente. No obstante, si queremos vivir una vida plena, más equilibrada emocionalmente y con más claridad mental, es muy necesario parar totalmente, bajarse del tren de nuestra vida, y dedicarnos simplemente a ser.

En los retiros siempre aprendo cosas. Cosas sobre mí mismo, sobre la vida, sobre el ser humano, sobre el funcionamiento de la mente. Y vuelvo a mi vida lleno de energía, positivismo y al mismo tiempo de serenidad. También noto una enorme claridad mental que me permite tomar mejores decisiones en mi vida y en mi empresa. Un retiro de meditación implica retirarse del mundo para calmar la mente e investigar de qué va esto de vivir, para aumentar la sabiduría y aplicarla a la vuelta. En este retiro destacaría 4 aprendizajes clave, obtenidos a través de la experiencia directa de estos 6 días de meditación intensiva:

  1. El ser humano sufre innecesariamente y se puede liberar. Una cosa es el dolor, que forma parte de la vida y que es natural, y otra el sufrimiento innecesario que nos generamos los seres humanos cuando entramos en bucle, cuando nos dejamos arrastrar por nuestros pensamientos y emociones, cuando magnificamos los pequeños problemas que tenemos para convertirlos en dramas inmensos. La buena noticia es que nos podemos liberar del sufrimiento inútil, y hay dos habilidades fundamentales que se entrenan en la meditación vipassana (la técnica que enseñó Buda para liberar al ser humano del sufrimiento): la presencia y la sabiduría. Cuanta más presencia tengamos en el aquí y ahora, más sabiduría iremos obteniendo, y estaremos más capacitados para irnos liberando del sufrimiento. Y la meditación es un entrenamiento de la mente para mantenerse presente en el aquí y ahora el mayor tiempo posible.
  2. El motivo del sufrimiento humano es el deseo con apego. Este es, según Buda, el principal origen del sufrimiento humano, el deseo con apego, o el deseo egoísta. Es lícito e incluso sano desear cosas: desear objetivos, desear cosas materiales, desear relaciones, siempre que ese deseo sea un deseo sin apego. Sin apego significa que si no consigo lo que deseo, lo acepto de forma natural y no me desespero o entro en rabia, lo que me lleva a envenenarme y a generar agresividad hacia mí y hacia los demás. El deseo con apego significa que quiero lograr algo, cueste lo que cueste, y me aferro tanto a ese deseo que me ciega y no me permite actuar ni pensar con claridad ni equilibrio.
  3. Aceptar la ley de impermanencia es esencial para una felicidad duradera. La vida es inestable, volátil, impermanente. Es una ley incontestable, que todo cambia y se transforma de manera constante, minuto a minuto, incluyendo nosotros mismos. En nuestra vida lo podemos verificar en cualquier instante. Miremos un momento el día por la ventana. Al cabo de unos minutos, si nos fijamos con atención, todo habrá cambiado. Es posible que haya cambiado la luz, o haya aparecido el viento, o simplemente, pasan personas diferentes por la calle. Y si miramos la vida con perspectiva, la ley de la impermanencia es evidente. Todos tenemos etapas en que las cosas nos van bien, pero eso no dura mucho tiempo, pronto las cosas irán mal o regular, y luego volverán a ir bien, etc. La clave es aceptar esta ley universal y no resistirse a ella. Es decir, aceptar que un momento placentero se termine, y también aceptar que aparezca una experiencia difícil o dolorosa sin caer en el victimismo o enredándonos en el bucle de pensamientos negativos que da origen a la rabia y al resentimiento.
  4. Debemos empezar a cambiar nuestros actos para limpiar nuestra mente. Buda entendía que los actos no sólo son nuestros comportamientos, sino también nuestras palabras y nuestros pensamientos. Para tener una mente limpia y calmada, es necesario empezar a mejorar nuestros actos, es decir, empezar a comportarse de manera más responsable y ética, empezar a hablar con honestidad y autenticidad sin dañar a los demás, y empezar a fomentar los pensamientos nobles y positivos, en lugar de juzgar y criticar al otro. De lo contrario, no servirá de mucho hacer meditación, porque, tal y como el maestro del retiro compartió, es como cuando nieva en la montaña. Horas después la nieve se transforma en agua y cae por la montaña al río, arrastrando todo tipo de cosas (ramas, hojas secas, troncos, desperdicios) enturbiando el agua. Los actos serían como la nieve, cuyos efectos, al cabo del tiempo, llegarían a nuestra mente (el río) y si dichos actos no son positivos, ensuciarían nuestra mente.

Esta semana me siento más fuerte mental y emocionalmente, más preparado para la vida y para los desafíos que me va a poner en el camino. Seguro que en los próximos meses tendré momentos dulces, y los disfrutaré con plenitud. Pero igual de seguro tendré momentos amargos, y la clave es vivirlos con igual plenitud, no huyendo, no evadiéndome. Porque meditar nos enseña a vivir, nos enseña a afrontar la vida con valentía, y a fluir con ella para ir reduciendo cada vez más el sufrimiento innecesario e inútil que los seres humanos nos provocamos, agotándonos y confundiéndonos hasta límites inimaginables.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

La ley del espejo

El precioso cuento japonés La ley del espejo, de Yoshinori Noguchi, nos pone frente a una verdad fundamental para la calidad de nuestra vida. Que todas nuestras acciones, decisiones y actitudes tienen consecuencias positivas o negativas, y que tarde o temprano sus efectos vuelven a nosotros como un boomerang. En eso consiste la ley del espejo. Aquello que das, lo recibirás exactamente igual. Si das confianza, empatía, sinceridad o amor, eso recibirás. Pero si das rencor, soberbia, egocentrismo o falta de sinceridad, también recibirás eso.

En la famosa obra de Oscar Wilde «El retrato de Dorian Gray» el protagonista es retratado por un pintor, y en ese momento desea mantenerse eternamente joven, como su imagen del cuadro. Su deseo se cumple, pero el retrato sí va cambiando y reflejando la degradación de su alma como ser humano, al desviarse con una serie de acciones y conductas lujuriosas y egoístas. El retrato le recuerda en todo momento lo podrido que está por dentro.

Como escribí en mi anterior post «Tu intención no importa, sólo los resultados que produces», las buenas intenciones son el primer paso, pero no suficiente. Una buena intención o deseo no conduce, necesariamente, a una correcta acción o decisión. Porque por el camino se cruzan en nuestro interior miedos, inseguridades, resentimientos y desconfianzas que sabotean nuestras intenciones y deseos, para contaminarlos, pervertirlos y desviarnos del camino inicialmente elegido.

Por mi experiencia al trabajar con cientos de personas en procesos de coaching, el mayor problema que tiene el ser humano no son sus malas decisiones, conductas o actitudes. El peor problema es su inconsciencia e ignorancia. Es decir, la mayoría de las personas no son en absoluto conscientes del impacto de la ley del espejo, de las consecuencias que sus actitudes y conductas están provocando en los demás (y en sí mismos). La inconsciencia es el peor mal del ser humano y la fuente principal de su sufrimiento. Si a ello le unimos la ignorancia, es decir la falta de curiosidad y humildad para aprender y cuestionarse a uno mismo, la mezcla es explosivamente destructiva para la calidad de nuestra vida.

Quiero que te detengas un momento en la frase siguiente: «Nosotros creamos, provocamos y permitimos todo lo que nos ocurre en nuestra vida». Muchos se niegan a creer esta verdad, conectada profundamente con la ley del espejo. Argumentan que la culpa de sus problemas es siempre de los demás (la lista es larga: el jefe, la compañera de trabajo, la madre, el hermano, el cuñado, la pareja, el hijo…) y por tanto, no asumen ninguna responsabilidad en el hecho de que alguna de estas personas los trate bruscamente de forma recurrente o no los escuche con atención, o no empatice con ellos. En cualquiera de estas situaciones, si hemos interiorizado profundamente la creencia de la frase mencionada, en lugar de culpar al otro, miraremos dentro de nosotros y nos preguntaremos:

  1. ¿Qué he podido yo hacer o permitir para que esta persona me trate de esta manera?
  2. ¿Qué podría hacer para que esta persona empatice conmigo, o me escuche, o deje de gritarme?

En estas dos preguntas está la clave y la solución en un porcentaje altísimo de todas las posibles situaciones o circunstancias difíciles de nuestra vida. Seguramente estaremos permitiendo o generando en gran parte el comportamiento de la otra persona hacia nosotros, y eso significa que tenemos poder para cambiar la situación. ¿Cómo?

En primer lugar, es esencial recordar la ley del espejo o lo que es lo mismo, la creencia de que, aunque no seamos conscientes, en realidad generamos o permitimos todo lo que nos sucede. Si no nos creemos esta «verdad» será difícil que tomemos las decisiones o elecciones responsables y efectivas que necesitamos.

En segundo lugar, tendremos que analizar de qué manera nuestra conducta o actitud está influyendo en el comportamiento o actitud de las otras personas, con la primera pregunta que proponía líneas atrás. Es decir, se trata de hacer un autoanálisis honesto y crítico sobre nosotros mismos. De lo contrario, estaremos estrellándonos contra el mismo muro una y otra vez, sin entender nada y sin posibilidad de cambiar las cosas.

Y en tercer lugar, debemos enfocarnos en el presente/futuro, con la segunda pregunta que propongo, realizando el cambio dentro de nosotros (y evitando la tentación fácil de querer que la otra persona cambie). El cambio puede ser un cambio de actitud, de comportamiento o de pensamiento. Quizá la persona que no empatiza con nosotros en una relación difícil es debido a que nosotros tampoco empatizamos con sus necesidades. Tal vez estamos pidiendo a nuestro hijo que nos escuche cada vez que le damos nuestra opinión pero sin embargo cuando nos quiere dar su opinión le interrumpimos constantemente y no le dejamos hablar. La ley del espejo. No podemos esperar de los demás lo que nosotros mismos no estamos dando. 

Para integrar la creencia de la ley del espejo hay que ser muy valiente, y asumir una actitud ante la vida de responsabilidad y madurez emocional, pero es el camino para vivir una vida con mayúsculas, una vida plena y feliz a pesar de las dificultades y obstáculos. Integrar esta poderosa creencia implica despertar de la anestesia confortable y al mismo tiempo tóxica en la que vive la mayoría de las personas, cuyo efecto más visible es una actitud victimista e irresponsable, de echar balones fuera permanentemente y de analfabetismo emocional. Se puede ser un analfabeto emocional aunque se tengan 50 o 60 años. Tener más experiencia o edad no necesariamente implica tener más sabiduría ni madurez.

Para terminar, te dejo con tres preguntas para tu reflexión:

  1. ¿Qué estás creando o generando en tu vida?
  2. ¿Qué estás provocando, por acción o por omisión, en tu vida y en tu entorno profesional?
  3. ¿Qué estás permitiendo en tu vida, en tus relaciones y en tu entorno profesional?

Bienvenido/a a la ley del espejo.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

Presentación de mi libro «7 hábitos de mindfulness»

Me hace mucha ilusión compartir contigo que el próximo jueves 19 de abril a las 19 h. presento mi nuevo libro «7 hábitos de Mindfulness para el éxito» en el auditorio de la Torre BBVA Saenz de Oiza, en Pº Castellana, 81. Madrid. Y por supuesto, ¡Estás invitado! Me encantará, querido lector o lectora, que vengas y me acompañes en este momento tan especial.

Te adjunto aquí la invitación a la presentación. Es necesario confirmar enviando un e-mail a eventos@editorialkolima.com

Hoy mismo he impartido un taller de 4 horas de mindfulness para directivos de Recursos Humanos y de Prevención de Riesgos de unas 23 empresas. Los participantes han realizado reflexiones interesantes sobre la importancia de desarrollar la atención en el momento presente a través del entrenamiento mindfulness para evitar accidentes laborales de tráfico (muy habituales) y también accidentes con maquinaria peligrosa. Otra de las conclusiones es que la atención y la conciencia ayuda a los empleados a ser menos impulsivos y reactivos ante los problemas, reduciéndose drásticamente los conflictos y mejorando el clima laboral y la motivación. El mindfulness debe ser una herramienta preventiva, nunca reactiva. Es decir, las empresas deben tomar medidas de forma proactiva para prevenir accidentes y bajas laborales por estrés, ansiedad o depresión, que tienen un altísimo coste humano y económico. Se debe promover meditación en lugar de medicación.

Me gustan esas bolas de cristal de nieve, que contienen una figura o un paisaje y que al agitarla se llena de nieve volando dentro de la bola de cristal, y no deja ver lo que hay en el interior. Si dejamos quieta la bola, poco a poco, los copitos de nieve de la bola se van posando en la superficie y entonces podemos ver con claridad la imagen (un árbol de Navidad, unas bailarinas, una casa rural en un paisaje invernal, etc.).

Pues bien, nuestra mente es como la bola de nieve cuando la agitamos. Confundida por el maremagnum de pensamientos (copitos de nieve) que llenan nuestra mente constantemente, no somos capaces de ver con claridad la realidad. Los pensamientos nublan nuestra conciencia y andamos estresados y dispersos, haciendo cosas sin parar, a toda velocidad, como pollos sin cabeza, sin rumbo.

Necesitamos parar. Sólo parando frecuentemente lograremos que los copitos de nieve se posen en la superficie y nos dejen ver la «imagen» de nuestra vida. Cuando paremos, miremos hacia fuera, hacia un lado, hacia otro. Miremos hacia dentro también, hacia nuestro interior, prestémonos atención para ver cómo nos sentimos. Después de la parada, nuestra mente habrá ganado claridad y serenidad. Y si paramos frecuentemente, nuestra percepción de las cosas irá siendo más clara y precisa, y eso nos ayudará a mejorar nuestra vida y nuestra carrera profesional. En definitiva, si quieres avanzar, debes parar, aunque suene paradójico. La mayoría de las personas está abducida por el modo «hacer», y  no se para nunca para reflexionar, para cuestionarse, para refocalizarse. Sigue corriendo a todas partes, como los hámsters que corren en la rueda interminablemente y sin sentido.

Si vienes a la presentación, te contaré muchas más cosas, trataré de provocar tu reflexión, de inspirarte y de remover tu conciencia. Además, experimentarás el mindfulness a través de un ejercicio práctico guiado, y por supuesto te podrás llevar un ejemplar firmado por mí si quieres. ¡Anímate y nos vemos el día 19!

Si no puedes venir a la presentación y quieres comprar el libro, pincha en el siguiente link: Comprar el libro

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.

7 hábitos de mindfulness para el éxito

¡A finales de este mes de marzo publico nuevo libro! Y la presentación será en Madrid el jueves 19 de abril a las 19 h. por si quieres apuntarte la fecha. Si me sigues en RRSS comunicaré el lugar exacto y más detalles de la presentación, dentro de una semana. La publicación de mi 4º libro es sin duda un acontecimiento para mí, que me hace una enorme ilusión. El libro pretende realizar una aproximación distinta al mindfulness, en base a 7 hábitos sostenibles que nos llevarán a una vida más feliz y a una mayor eficiencia y motivación profesional.

He pretendido compartir todo lo que sé sobre mindfulness, todo lo que he aprendido después de formar a miles de personas a lo largo de los últimos 4 años en organizaciones como Banco Santander, Volkswagen-Audi, Electrolux, Bankinter, Sandoz, Stahl, Colegio de Registradores, SM y muchas más. Por supuesto, también comparto mi experiencia personal, podríamos decir que me desnudo emocionalmente en el libro, contando todo lo que me ha aportado la práctica regular del mindfulness durante 13 años. En resumen, que me ha cambiado la vida y a mí mismo.

A continuación, y sin quererme hacer spoiler a mí mismo, te voy a adelantar cuales son los 7 hábitos que propongo. En el libro donde podrás encontrar numerosos ejercicios, herramientas y audios de apoyo para la práctica e integración en tu vida cotidiana de los 7 hábitos del mindfulness:

  1. Sal del piloto automático.
  2. Focalízate en lo importante.
  3. CARPE DIEM. Vive el momento presente.
  4. Acércate al dolor.
  5. No creas a tu mente ni a tus pensamientos.
  6. Acepta la vida tal y como es.
  7. Cuídate y trátate con amabilidad.

El mindfulness es un entrenamiento mental, que nos ayuda a estar más despiertos, serenos y atentos en nuestra vida y en nuestro trabajo. Aprendemos a dirigir la atención para dejar de ser marionetas de nuestros pensamientos negativos y emociones tóxicas, para dejar de ser esclavos de la tecnología, del móvil, de la publicidad y de los medios de comunicación. Aprendemos a vivir más en el presente, a disfrutarlo con más plenitud, y a gestionar mejor el dolor de nuestra vida, las emociones difíciles. En definitiva, nos hace más libres, más eficientes y más felices.

En el libro profundizo en el soporte científico que tiene esta disciplina, cuya efectividad está demostrada en cientos de investigaciones de la ciencia occidental. Potencia nuestro sistema inmunológico, reduce la segregación de las hormonas del estrés y reduce hasta en un 50% las posibilidades de tener un infarto (según la Asociación Americana del Corazón). Además, según un estudio de la Universidad de Oxford se reduce en un 50% la posibilidad de recaer en una depresión para las personas que han tenido una en el pasado. La neurociencia también ha demostrado que el mindfulness desarrolla el cortex prefrontal izquierdo y el hipocampo, zonas del cerebro relacionadas con la regulación emocional, la atención ejecutiva, la toma de decisiones, el aprendizaje y la memoria, y reduce el tamaño y actividad de la amígdala situada en el sistema límbico cerebral, relacionada con emociones básicas negativas como la ira o la rabia.

En la parte final del libro abordo una serie de pautas y herramientas para integrar la práctica del mindfulness como un hábito sostenible, porque esta es la única forma de que todos los beneficios cerebrales y para nuestro organismo se puedan materializar. Y por mi experiencia y el feedback que he recibido de muchas personas, esta es la parte más difícil: integrar la práctica cotidiana del mindfulness en nuestra vida, como un hábito más. Pero se puede hacer, todos podemos con los adecuados conocimientos y herramientas. Los 7 hábitos son parte de mí desde hace muchos años, y como decía, han cambiado mi vida.

¿Te animas a profundizar con mi libro? A finales de mes podrás adquirirlo en cualquier librería. Y si quieres venirte a la presentación del libro, estate pendiente en mis redes sociales. ¡Estás invitado! Me encantará verte y firmarte el libro. Además, no será una presentación típica, porque habrá prácticas y ejercicios mindfulness. Te espero!

 

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.