miedo

/miedo

De espectador a protagonista

Dos amigas se encontraban en la orilla de un río ancho y profundo, contemplando el otro lado del río a lo lejos. Deseaban cruzar porque habían oído que en la otra orilla experimentabas la plenitud y la paz interior, pero no se atrevían. Tenían miedo de no resistir y ahogarse por el agotamiento o por el riesgo de ser arrastradas por alguna corriente violenta del río, ya que no tenían ninguna barca. Sin embargo, una de ellas decidió cruzar el río. Nadó y nadó mientras su amiga la contemplaba. Por fin, observó a lo lejos que había logrado su objetivo, ya que había llegado al otro lado del río.

Al cabo de unas horas, la amiga valiente volvió a cruzar el río con gran esfuerzo. Cuando llegó de vuelta, la mujer que se había quedado le preguntó con avidez qué había descubierto tan importante para su vida. La mujer valiente le dijo que sólo podía beneficiarse si ella misma se atrevía a cruzar el río y llegar a la otra orilla. Pero su amiga le insistió que le contara todo, y así hizo para complacerla. La mujer que no había cruzado obtuvo toda la información que su amiga había recopilado en su experiencia, lo anotó todo con cuidado. Y así se quedó satisfecha.

Al cabo de unos años, ambas mujeres seguían siendo amigas. La valiente que se atrevió a cruzar el río se sentía feliz, plena y llena de paz interior en su vida y sus relaciones, mientras que la mujer que no cruzó seguía presa del sufrimiento, de la ignorancia y de la negatividad, a pesar de que trataba siempre de tener presente todas las enseñanzas que su amiga había compartido con ella de su experiencia en la otra orilla del río. No comprendía por qué seguía sintiéndose infeliz e insatisfecha ya que conocía todo lo que su amiga valiente conocía sobre cómo alcanzar la felicidad, la paz interior y la plenitud. Le parecía que la vida era muy injusta con ella, y sentía frustración y amargura.

¿Qué conclusiones extraes de esta historia? ¿Qué rol adoptas tú? ¿El de la mujer valiente que decide echarse al río y experimentar realmente lo que hay en la otra orilla, a pesar del miedo y del esfuerzo que supone? ¿O el de la mujer que quiere obtener los mismos beneficios pero sin trabajar duro y sin «mojarse» de verdad?

En mi experiencia, la gran mayoría de las personas adopta el rol de la mujer que no cruza el río pero espera obtener los beneficios de la persona que lo ha cruzado. Millones de personas devoran libros sobre autoayuda y crecimiento personal, asisten a charlas de motivación y desarrollo personal, pero luego no se remangan ni se ponen a trabajar verdaderamente en serio en su desarrollo personal. Creen que es suficiente el conocimiento intelectual y teórico de cómo obtener la paz interior y la plenitud. Pero esto es una locura. Aunque quizá el problema principal es que la mayoría de las personas no están dispuestas a hacer el esfuerzo de «cruzar el río«.

Para mí, conseguir paz interior, equilibrio y plenitud en nuestra vida es más un proceso que una meta final. A medida que cruzas el río más y más veces, vas experimentando más y más beneficios. ¿Cómo conseguirlo? ¿Leyendo cientos de libros o escuchando muchas entrevistas en las redes donde los psicólogos mediáticos y gurús nos explican con una receta mágica qué es lo que hay que hacer? Desde luego que no. Esto es útil y valioso para entender la parte intelectual o teórica, a veces ni siquiera eso ya que suelen ser soluciones fáciles y superficiales, pero aunque fueran buenos consejos, nunca sería suficiente. Tenemos que cruzar el río, tenemos que afrontar la incomodidad de mojarnos, de pasar frio, cansancio, miedo, incertidumbre. El que se queda en la orilla mirando está muy cómodo y seguro, pero a la larga será muy infeliz e ignorante.

Cruzar el río significa convertirnos de espectadores en protagonistas de nuestra vida. Significa ponerse a practicar todo lo que nos dicen las personas que han cruzado el río y que han obtenido esos enormes beneficios. Como dice Goenka, el maestro de meditación Vipassana, «Cada persona debe librar su propia batalla interior, sólo uno mismo puede salvarse del sufrimiento y de una vida miserable».

Ser espectador o protagonista es, básicamente, una elección personal que cada uno toma en su vida, con las consiguientes consecuencias. Si estás siendo espectador, estarás haciendo lo siguiente:

  • Leer un montón de libros, asistir a muchas charlas y ver muchos videos…pero no aplicar nada de verdad a tu vida real.
  • Decirle a los demás lo que tienen que cambiar para sentirse más felices y motivados, pero no aplicar esos cambios a ti mismo/a.
  • Quedarte en tu zona de confort, esperando a que los demás cambien o actúen como tú quieres.
  • Seguir en las redes sociales a unos cuantos gurús (o falsos gurús) aplicando las soluciones fáciles y superficiales que ofrecen.

Y si estás siendo protagonista de tu vida, estarás haciendo lo siguiente:

  • Probar en ti la validez de lo que defienden los expertos e integrar como un hábito sólo lo que realmente funciona.
  • Marcarte objetivos y retos ambiciosos a largo plazo (5 años, por ejemplo).
  • Definir y ejecutar acciones alcanzables a corto plazo que te lleven a avanzar a los objetivos a largo plazo.
  • Contratar a un coach para que te ayude a alcanzar tus objetivos.
  • Aprender disciplinas cuya eficacia ha sido validada (por ejemplo, la meditación) y practicarlas todos los días durante años.
  • Tomar decisiones difíciles que te incomodan y te dan miedo.

Evalúa tú mismo/a si estás siendo espectador o protagonista. Valora si estás cruzando el río una y otra vez para probar y experimentar lo que hay al otro lado, o si siempre te quedas esperando y mirando en esta orilla creyendo que ya lo sabes todo.

¿Aún no has leído mi nuevo libro «Reconecta contigo»? Ahora puedes leer el primer capítulo del libro, en este link: Primer capítulo Reconecta contigo Y si quieres comprarlo, en este link: Libro «Reconecta contigo»

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


Follow @JavierCarril

Seguir en Instagram @coachcarril

Cómo tomar decisiones difíciles

Todos tenemos que tomar muchas decisiones en nuestra vida, tanto en el ámbito personal como el profesional. Pero cuando la decisión implica consecuencias en el largo plazo y hay emociones intensas de por medio (miedo, angustia…), se nos puede atragantar. Nos quedamos paralizados, dándole millones de vueltas a los pros y a los contras, tratando de adivinar qué consecuencias tendrá si tomamos la decisión o la contraria, o simplemente no tomamos ninguna de las dos decisiones (pongamos A o B).

Cuando nos quedamos estancados entre la decisión A o la B, realmente estamos tomando ya una decisión, aunque no lo creamos. La no decisión es en sí misma una decisión. Así que en realidad estamos tomando decisiones constantemente, y cada día tomamos cientos de micro o macrodecisiones. Por lo tanto, el primer punto es desdramatizar la toma de decisiones porque sin darnos cuenta estamos tomando decisiones todos los días, algunas realmente importantes.

Lo que te quiero transmitir es que sabes tomar decisiones. Mucha gente cree que se le da mal tomar decisiones, dice que no sabe hacerlo. Pero eso no es verdad porque como decía, cuando no tomamos una decisión de hacer algo, estamos en realidad tomando la decisión de no hacerlo.

Pero claro, ¿Cómo podemos saber que tomamos la mejor decisión, cuando se trata de algo verdaderamente importante para nuestra vida? La respuesta va a decepcionarte. Nadie puede saber con total certeza que la decisión que toma es la correcta, porque es imposible saber adonde nos llevará una decisión, sea la que sea. Es posible que nos lleve a vivir experiencias maravillosas y apasionantes, que nos conduzca a éxitos y logros nunca imaginados. Y es igualmente posible que la misma decisión nos lleve a lo contrario.

No obstante, sí que podemos usar determinadas herramientas para garantizarnos al menos que tomamos la mejor decisión, con la información que tenemos en ese momento, que nunca será toda la información. Porque esto es algo que debemos meternos en la cabeza: nunca vamos a tener la visión completa o toda la información que quisiéramos para tomar una decisión. Es decir, hay una parte de riesgo en cualquier decisión, pero eso es lo que hace emocionante la vida, que no tenemos nada asegurado al 100%.

A continuación, y en base a las ideas expuestas anteriormente, te comento algunas pautas y herramientas para garantizarte que tomas la mejor decisión:

  1. Pide orientación y ayuda. Parece una obviedad pero a veces no pedimos ayuda porque nos da vergüenza o pereza preguntar a personas con las que no tenemos mucha confianza, o tenemos una creencia limitante de que pedir ayuda o consejo es de débiles. Esto es una estupidez. Pedir orientación y ayuda es de personas inteligentes. Piensa dónde puedes pedir consejo y orientación. Aquí van 3 tipos de personas a las que pedir orientación: personas que te puedan aportar visiones distintas e incluso contrarias a la tuya, personas con experiencia previa o altos conocimientos en el tema sobre el que vas a tomar la decisión, y finalmente personas que te quieren y aprecian.
  2. Recaba información de todas las fuentes. Hoy en día tenemos acceso a toda la información que deseemos. En muy pocos minutos podemos acceder en Internet a todo lo que buscamos, para completar la visión que tenemos. Pero también podemos asistir a eventos, foros, webinars o charlas sobre lo que vamos a decidir.
  3. Piensa siempre en el largo plazo. Es esencial que tomes la decisión con una visión de largo plazo, no buscando la recompensa o beneficios a corto plazo, que es muchas veces lo más común, porque somos demasiado cómodos. ¿Qué consecuencias tendrá la decisión A dentro de un año? ¿Y dentro de 5 años? ¿Y la decisión B? ¿Y la parálisis e indecisión?
  4. El análisis premortem. Es una conocida herramienta que consiste en ponerse en el peor escenario. Es decir ¿Qué es lo peor que puede pasar si tomo la decisión A? ¿Y la decisión B? Normalmente nos ayuda a prepararnos emocionalmente ante la peor consecuencia, aunque normalmente no suceda. Pero si sucede, estaremos mucho más preparados.
  5. Focalízate en el aprendizaje. Susan Jeffers, en su libro «Si tiene miedo, hágalo igual» recomienda utilizar el llamado modelo de «No perder» en la toma de decisiones. Normalmente usamos el método mental contrario, pensando que cualquier decisión que tomemos va a salir mal y vamos a fracasar (modelo de no ganar). El modelo de «no perder» es el que se centra en el aprendizaje. En ese sentido, cualquier decisión que tomemos nos va a aportar un aprendizaje vital. Y si la decisión que tomamos no fue la mejor, el aprendizaje nos conducirá rápidamente al camino donde sí acertaremos. Y está claro que cuando fracasamos es cuando más aprendemos. Para mí el aprendizaje es un valor esencial. Focalizarse en lo que aprendemos nos evitará paralizarnos y quedarnos en la indecisión.
  6. Céntrate en tus valores y no en tus emociones. Las emociones son efímeras y traicioneras. Los valores son duraderos y fiables para la toma de decisiones. No tomes tus decisiones impulsado por tus emociones, sean las que sean. A veces la euforia o la motivación nos llevan a tomar muy malas decisiones, pero ocurre igual con la tristeza, el estrés o la rabia. Por el contrario, tomar decisiones importantes que estén alineadas con tus valores personales más importantes te garantiza que estás tomando la mejor decisión en este momento, con lo que sabes. Para ello, previamente debes haber realizado un ejercicio de identificación de tus 5 valores más importantes, y jerarquizarlos por orden de importancia. Y a continuación, definir qué significa cada valor para ti. Este ejercicio suelo recomendarlo a mis clientes de coaching individual, porque es un ejercicio fundamental.

Te aseguro que si sigues estas pautas y herramientas, vas a desbloquearte y sentirás que estás tomando la mejor decisión, aunque eso nunca te garantice el resultado que esperas. Esto es algo que debemos aceptar, que nunca podemos controlar la vida. La vida es salvaje, incierta e incontrolable. Pero si el resultado no es lo que esperamos, como mínimo habremos aprendido algo valioso, que podremos aplicar en la siguiente decisión. Y así, progresivamente, iremos siendo más sabios y viviendo una vida cada vez más plena.

¿Aún no has leído mi nuevo libro «Reconecta contigo»? Ahora puedes leer el primer capítulo del libro, en este link: Primer capítulo Reconecta contigo Y si quieres comprarlo, en este link: Libro «Reconecta contigo»

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


Follow @JavierCarril

Seguir en Instagram @coachcarril

Cómo gestionar la incertidumbre

Coincidirás conmigo en que vivimos en un mundo totalmente incierto y en constante cambio, ya que no podemos predecir qué va a suceder ni siquiera mañana. De hecho, mañana nuestra vida puede dar un vuelco brutal y cambiar para siempre por un hecho concreto, y dicho vuelco puede ser a peor pero también a mejor. La incertidumbre, aunque ha formado parte de la existencia del ser humano desde sus antepasados, ha aumentado en los últimos años exponencialmente, a causa de los avances tecnológicos sin precedentes y la globalización. La pandemia, la guerra de Ucrania, la amenaza del cambio climático o casi cualquier evento conflictivo en cualquier parte del mundo nos afectan, generándonos estrés, ansiedad y miedo.

Pero además en nuestras vidas sufrimos una alta incertidumbre a nivel profesional y laboral tanto si trabajamos como empleados en una empresa como si dirigimos nuestra propia empresa, ya que en cualquier momento nos podemos quedar sin trabajo o sin clientes. También sufrimos incertidumbre a nivel financiero, puesto que dependemos no sólo de nuestra capacidad de gestionar bien nuestros ingresos y gastos, sino del estado de la economía nacional y mundial (tenemos el claro ejemplo de la altísima inflación actual y la subida estratosférica de la electricidad, que afecta directamente a nuestra economía personal). También vivimos con ansiedad e incertidumbre otros aspectos cruciales para nuestra estabilidad emocional como nuestra salud y la salud de nuestros familiares más cercanos. Todos sabemos, y yo lo he vivido en primera persona, que tenemos la ilusión de que estamos sanos y de pronto un día, en una revisión rutinaria, nos pueden descubrir algo grave como un cáncer, o podemos sufrir un infarto repentino.

Nuestro cerebro busca constantemente la seguridad y la estabilidad, de modo que una constante y altísima incertidumbre y volatilidad en todos los ámbitos de nuestra vida nos provocan altos índices de estrés. Y no es el estrés funcional y positivo, que es el que nos alerta de peligros reales y efímeros de modo que podamos actuar y reaccionar para sobrevivir. La constante incertidumbre nos genera el llamado estrés crónico, que es devastador para nuestra salud mental.

Por tanto, la pregunta urgente es ¿Se puede manejar o gestionar la incertidumbre, y reducir el estrés crónico que nos produce?

Afortunadamente, tenemos recursos, disciplinas y técnicas a nuestro alcance que pueden ayudarnos a gestionar la sensación de que no tenemos un suelo estable sobre el que pisar. Voy a detallar 4 alternativas efectivas para manejar con mayor sabiduría y equilibrio lo incierto y volátil de nuestras vidas.

  1. Crea un plan B, incluso un plan C. Si quieres estar tranquilo y seguro, un buen recurso es crearte un plan B o incluso un plan C para todos los ámbitos de tu vida. Esto significa dejar de ser un ingenuo creyendo que todo va a salir según tus planes. Esto casi nunca sucede. Por eso, debes ir trabajando en un plan B de forma constante, por si sucede lo peor. Esto tiene que ver con el denominado análisis pre-mortem, en el que imaginamos qué es lo peor que puede suceder, y en base a ese escenario dramático posible, generamos planes que puedan minimizar el daño o incluso eliminarlo.
    Por ejemplo, en el plano financiero ¿Tienes un buen colchón de ahorros como para poder vivir sin ingresos durante al menos un año? ¿Tienes dinero invertido en buenos productos de inversión que te permitan al menos igualar a la alta inflación que está minando el valor de tu dinero en estos momentos? Si has respondido «no» a cualquiera de esas dos preguntas, no tienes un plan B ni un plan C. Y te encuentras en una situación de alto riesgo.
    En el ámbito profesional, ¿Te estás formando de manera continua en habilidades profesionales o herramientas que potencien tu empleabilidad y tu marca personal en caso de que te despidan de tu empresa? Si no lo estás haciendo, no tienes un plan B y eres muy vulnerable. En todos los ámbitos importantes de nuestra vida necesitamos al menos crear un plan B (y aún mejor un B y un C) por si el plan A no funciona. Esto nos proporcionará una solidez y estabilidad emocional tremenda que nos ayudará a tomar mejores decisiones e incluso a tomar mayores riesgos que nos lleven a lograr mayores éxitos.
  2. Focalízate en lo que depende de ti. Puede sonar obvio pero no es tan obvio cuando normalmente no lo hacemos. Centramos demasiado nuestra energía en lo que no depende de nosotros, permitiendo la sobreexposición a los medios de comunicación y redes sociales, que aumentan nuestra ansiedad de manera espectacular porque interiorizamos la creencia de que no podemos hacer nada con todo lo que sucede en el mundo. Vivir centrado en todo lo que no depende de nosotros nos genera una parálisis total, que nos impide tomar decisiones y salir del estado de ansiedad. La mejor manera de salir de este círculo vicioso es hacerse la pregunta «¿Qué puedo hacer/cambiar/mejorar yo respecto a este problema o situación?» Y ponerse a ello con proactividad. A veces podemos tomar decisiones que cambien drásticamente nuestra situación (como por ejemplo, creando nuestro plan B) y otras simplemente debemos ser muy selectivos con lo que permitimos que entre en nuestra mente (exceso de información nefasta, exceso de tiempo viendo redes sociales, exceso de grupos de WhatsApp con un montón de material tóxico, etc.). En cualquier caso, tomar decisiones nos libera de un montón de estrés y ansiedad. Y por ello, es esencial no tener miedo a tomar una decisión equivocada, porque muchas veces lo peor es no tomar ninguna decisión.
  3. Recuerda siempre el mantra: «Esto también pasará». Las enseñanzas budistas nos hablan desde hace miles de años de una ley universal de la existencia: la impermanencia. Es decir, que todo es efímero, que todo cambia constantemente, que todo pasa. Hoy en día lo llamamos volatilidad y no nos gusta, pero podemos hacer que sea nuestra amiga, especialmente en momentos críticos o etapas muy duras e inciertas como la pandemia, repitiéndonos el mantra «Esto también pasará», porque indudablemente, sea lo que sea, va a pasar, sencillamente porque es una ley universal de la vida. La pandemia terminará, la guerra de Ucrania también, pero surgirán nuevos conflictos y crisis de todo tipo que pondrán a prueba nuestra resiliencia. Recordemos en esos momentos la ley de la impermanencia y honremos dicha ley, aceptando que la vida es incierta y cambiante, aceptando la vida tal como es. Y repitámonos el mantra «Esto también pasará.» ¡Ojo! La impermanencia también se debe aplicar a las etapas y momentos de felicidad, es decir, lo bueno también pasará tarde o temprano, por lo que repetirse el mantra también en las etapas exitosas y felices nos aportará más sabiduría y serenidad para disfrutar sin caer en la euforia excesiva o en un delirio de ceguera. Ya sabes, cuanto más alto subas, más dura será la caída.
  4. Incorpora la meditación mindfulness. Si existe una disciplina que nos puede ayudar enormemente a gestionar la incertidumbre es la meditación mindfulness, ya que se trata de un entrenamiento mental para ser capaces de estar más tiempo en el momento presente, en el aquí y ahora, con aceptación y sin juzgar. Al focalizarnos más en el presente, dejamos de ser una marioneta de nuestra mente divagadora, constantemente pensando en el futuro o rumiando el pasado con sus pensamientos. Además, la mayoría de los pensamientos de futuro son negativos, generadores de preocupación, miedo y ansiedad («¿Y si…?»). Y en cuanto a los pensamientos de pasado, también suelen ser negativos, relacionados con errores o malas experiencias que no acabamos de digerir y seguimos rumiando como las vacas («¿Por qué…?»). Estudios de la Neurociencia han demostrado que la práctica del Mindfulness reduce la red neuronal por defecto del cerebro, que tiene que ver con la tendencia a divagar y a estar perdidos en nuestros pensamientos agobiantes de futuro y pasado, y al mismo tiempo aumenta la red neuronal experimentadora, que tiene que ver con experimentar el presente, nuestras sensaciones corporales y los 5 sentidos. Es decir, que pasamos mucho menos tiempo estresados con nuestros pensamientos y mucho más tiempo viviendo el presente, sin esa contaminación mental.

En definitiva, la incertidumbre forma parte de nuestra vida y el mundo en el que vivimos, no depende de nosotros, así que más vale aceptarla como parte de lo que significa vivir. Sin embargo, hay estrategias y disciplinas con las que podemos minimizar y manejar eficazmente el estrés y el miedo que nos ocasiona la incertidumbre. La clave es focalizarse en lo que podemos controlar, tomar decisiones, practicar la meditación mindfulness todos los días, tener siempre un plan B e incluso un plan C, y a partir de ahí, confiar en que las cosas siempre pasarán, y finalmente todo irá bien.

¿Aún no has leído mi nuevo libro «Reconecta contigo»? Ahora puedes leer el primer capítulo del libro, en este link: Primer capítulo Reconecta contigo Y si quieres comprarlo, en este link: Libro «Reconecta contigo»

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


Follow @JavierCarril
Seguir en Instagram @coachcarril

Las 5 decisiones más importantes de tu vida

Bronnie Ware tenía una pasión: la música. Quería dedicar su vida a componer canciones e interpretarlas para su público. Pero en su camino se topó algo que transformó completamente su vida y la hizo famosa en todo el mundo. Como su carrera musical no acababa de arrancar y necesitaba dinero para sobrevivir, decidió aceptar un trabajo como cuidadora de una persona mayor, y como la agencia se quedó muy satisfecha con su trabajo, la empezaron a llamar de manera continua para trabajar de cuidadora de numerosas personas mayores que tenían una alta dependencia y a las que les quedaba poco tiempo de vida. Y poco a poco fue especializándose cada vez más, hasta que dedicó más de diez años de su vida a cuidados paliativos.

Como decía, esta experiencia cambió totalmente su perspectiva de la vida, la transformó como ser humano y la hizo famosa, ya que empezó a compartir en su blog personal todos los aprendizajes y lecciones que recibió de las personas moribundas. El blog recibió millones de visitas hasta que decidió publicar un libro autobiográfico donde se centró especialmente en los años que dedicó su vida a cuidar a las personas que estaban a punto de morir y las lecciones vitales esenciales que había aprendido de ellas. El libro «The top 5 regrets of the dying» (Los 5 principales arrepentimientos de las personas moribundas) se convirtió en un best-seller mundial.

Hace poco terminé de leerlo y el libro es impresionante. Creo que todo el mundo debería leerlo para poder vivir una vida más plena y satisfactoria, porque tal y como le sucedió a la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, que también dedicó su vida a atender psicológicamente a enfermos terminales, las lecciones más importantes de su vida las aprendió directamente de las personas que estaban a punto de morir.

Aunque resulte paradójico, parece que cuando vemos inminente nuestra muerte accedemos a una conciencia profunda de lo que realmente es importante, una sabiduría que sin duda existe dentro de nosotros pero a la que, por algún motivo extraño, nos cuesta mucho acceder en nuestra vida, llena de estrés, inconsciencia y falsas expectativas, en la que ponemos el foco en aspectos superficiales y materiales que creemos que nos van a dar la felicidad y sin embargo nos la arrebatan. Si en esos momentos finales de nuestra vida nos damos cuenta de que no hemos honrado y dedicado tiempo a esos aspectos importantes de la vida, surgen los lamentos y arrepentimientos, que son profundamente dolorosos y no permiten a las personas morir en paz.

Basándome en los 5 principales arrepentimientos de los seres humanos antes de morir del libro de Bronnie, hay 5 decisiones vitales que necesitamos tomar para evitar el dolor de lamentarlo cuando ya sea tarde. Y necesitamos tomar dichas decisiones hoy, aquí y ahora, no mañana o el próximo mes o dentro de dos años. Porque como dice Bronnie, la vida no nos espera. Pensamos erróneamente que vamos a vivir muchos años, al menos hasta los 80 o 90 años, y seguramente algunos de nosotros viviremos muchos menos años, o incluso puede que dentro de un mes hayamos dejado de existir (una verdad que hemos comprobado dolorosamente a causa de la pandemia del coronavirus). Y para entonces ya será tarde. Así que la decisión es ahora.

En este post voy a detallar sólo 2 de las 5 decisiones esenciales, para no extenderme demasiado, y abordaré las otras 3 decisiones vitales en el post de enero. Vamos con las dos primeras decisiones:

  1. Mantener el contacto con tus amigos auténticos. A medida que van pasando los años solemos descuidar las relaciones personales importantes, es decir, los amigos de verdad. Y al final de la vida nos sentimos solos, arrepintiéndonos de no haber dedicado tiempo y compromiso a mantener nuestras amistades. Bronnie hace una reflexión para mí esencial: no se trata de mantener las muchas relaciones que todos tenemos con conocidos a los que llamamos erróneamente amigos. Esas relaciones nos aportan poco, simplemente socializar y divertirnos un rato, pero no son auténticos amigos. A lo que se refieren los enfermos terminales es a cuidar y mantener unas pocas amistades que son las verdaderas, con esas personas con las que tenemos conversaciones auténticas, a las que mostramos nuestra vulnerabilidad, amigos que estarían dispuestos a acudir inmediatamente en caso de que les pidiéramos ayuda o apoyo. Piensa en cuantos amigos de esa clase tienes. Seguramente se pueden contar con los dedos de una mano o como mucho con las dos manos. Si piensas que tienes 50 o 100 amigos auténticos, te estás engañando y tienes una idea de la amistad bastante errónea y superficial.
  2. Mostrar tu auténtico yo y expresar tus sentimientos a las personas importantes. Otro arrepentimiento muy habitual en las personas antes de marcharse de este mundo es que no se han mostrado tal y como son a sus hijos, pareja o amigos. En ocasiones no les han demostrado su amor o sus sentimientos con una simple frase como «Te quiero» o «Estoy muy orgulloso de ti». El principal motivo es el miedo a sentirse vulnerables, a ser heridos al mostrarse tal y como son. Pero si queremos vivir una vida plena y no lamentarnos al final de nuestros días necesitamos ser valientes y vencer las barreras educacionales y sociales que nos impiden mostrarnos como somos, con nuestros defectos y virtudes, y expresar lo que sentimos, ya sea rabia, tristeza, miedo, orgullo o alegría. Debemos quitarnos las máscaras con las que nos protegemos pero que finalmente nos impiden conectar profundamente con nuestros seres más queridos. Así que no lo dejes para mañana ni para una ocasión propicia. Recuerda, la vida no te espera. Empieza a expresar tus sentimientos y necesidades a las personas importantes de tu vida, comienza a mostrarte vulnerable, auténtico, humano. Tú, tal como eres. Diles lo mucho que les quieres a las personas más importantes (tu hijo, tu marido, tu esposa, tu madre, tu hermano…), no des por sentado que ya lo saben, porque no es así.

En el próximo post, que publicaré en enero, abordaré las otras 3 decisiones vitales fundamentales de nuestra vida, que son:

  1. Mantener un equilibrio entre el tiempo dedicado a tu trabajo y el tiempo dedicado a tu vida personal.
  2. Vivir la vida que realmente quieres, y no la que esperan los demás o la sociedad de ti.
  3. Elegir ser feliz aquí y ahora, darte el permiso de ser feliz hoy, porque es una elección diaria que todos podemos tomar.

Te espero en enero para compartir contigo en detalle en qué consisten estas 3 decisiones y cómo hacerlo. De momento, te animo a que tomes hoy mismo acciones relacionadas con las dos primeras decisiones, por ejemplo:

  • ¿Qué puedes hacer hoy para seguir conectado/a con algún amigo o amiga especial? Quizá una llamada telefónica para poneros al día, o directamente quedar con ella para un café.
  • ¿A qué persona importante de tu vida te gustaría mostrarte tal y como eres, sin máscaras, hoy mismo? ¿A quién querrías decirle lo mucho que la quieres o lo orgulloso/a que estás de ella?

La vida se va en un suspiro, y no podemos permitirnos el lujo de perder el tiempo ya que la felicidad está esperándonos en cada momento, en cada rincón, en cada respiración.

Ya está abierta la convocatoria para la 2ª edición del curso «MBSR (Reducción del estrés con Mindfulness)» que impartiré online desde mediados de enero a marzo. Mira en el link toda la información. Curso MBSR online

¿Aún no has leído mi nuevo libro «Reconecta contigo»? Ahora puedes leer el primer capítulo del libro, en este link: Primer capítulo Reconecta contigo Y si quieres comprarlo, en este link: Libro «Reconecta contigo»

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

Las emociones en la toma de decisiones

Todos necesitamos tomar muchas decisiones a lo largo de nuestra vida, tanto personales como profesionales. Y algunas de ellas son verdaderamente importantes o incluso pueden marcar nuestra vida de manera positiva o todo lo contrario. Por eso, es fundamental que demos la importancia que se merece al impacto de nuestras emociones en la toma de decisiones. Repasemos algunas de las emociones que afectan más a nuestras decisiones.

  • El miedo. Está claro que el miedo impide que tomemos muchas decisiones. Miedo al fracaso, miedo a sufrir, miedo al ridículo, miedo a ser rechazado socialmente. Estos miedos y otros muchos de los que no somos conscientes nos condicionan gravemente y evitan que avancemos hacia nuestras metas y sueños. Por ejemplo, el miedo al fracaso nos impide arriesgarnos y tomar la decisión que necesitamos, como dejar un trabajo desmotivante y lanzarnos a buscar un trabajo que realmente haga honor a nuestras fortalezas y pasiones. El miedo a la soledad puede tenernos esclavizados en una relación tóxica o simplemente que no nos aporta felicidad. Y el miedo a que nuestros hijos sufran puede hacer que tratemos de controlarlos demasiado y generarles estrés y una presión excesiva. También el miedo afecta negativamente a algunas decisiones financieras que tomamos, por ejemplo si vendemos unas acciones de la Bolsa cuando su valoración ha bajado (los expertos dicen que ese es el peor momento para vender porque perdemos dinero, así que nos aconsejan que esperemos a que vuelvan a subir para vender).
  • El enfado. Cuando estamos rabiosos o irritados por una situación frustrante o por una conducta de otra persona que nos ha enfadado, tomamos decisiones precipitadas de las que luego nos arrepentimos. Así como el miedo normalmente nos inhibe e impide tomar decisiones, el enfado tiene el efecto contrario, es decir nos hace tomar decisiones que no deberíamos, con el calentón. Estas decisiones normalmente nos hacen perder credibilidad ante los demás, deterioramos las relaciones tanto en el trabajo como en nuestra vida personal, nos hacen perder influencia hacia los demás y finalmente pueden provocar el aislamiento y la falta de confianza hacia nosotros.
  • La tristeza. Es una emoción que si no la dominamos puede llevarnos a la pasividad, a la apatía, y a no tomar decisiones necesarias para nuestro bienestar o para nuestra carrera profesional. La tristeza nos lleva a teñir el mundo de pesimismo y eso nos influye porque no hacemos nada por cambiar una situación difícil de la que necesitamos salir. Por ello, el efecto más habitual de la tristeza es inhibir nuestra capacidad para la toma de decisiones.
  • La alegría. Puede sorprenderte que la alegría pueda afectarnos negativamente en la toma de decisiones pero es así cuando no la modulamos o equilibramos su intensidad, como ocurre con cualquier otra emoción. Cuando estamos eufóricos y entusiasmados porque todo nos va sobre ruedas y hemos tenido una sucesión de éxitos o experiencias positivas, tendemos a tomar decisiones poco reflexionadas, sin sopesar que las cosas tarde o temprano cambiarán. La alegría excesiva nos puede nublar el juicio, y convertirse en una venda en los ojos que nos impide ver las cosas con realismo y eso nos lleva a tomar malas decisiones que luego tienen consecuencias. Si volvemos a las decisiones financieras, la excesiva alegría o confianza puede perjudicar nuestra solvencia económica si invertimos en Bolsa cuando está en niveles muy altos y hay mucha euforia. Una vez más los expertos nos dicen que tomemos la decisión contraria a la que nos dicta la emoción: no comprar porque probablemente no suba mucho más o incluso empiece a perder valor.

Entonces ¿Qué es lo que debemos hacer con las emociones para poder tomar las decisiones más beneficiosas para nuestra vida? En primer lugar, es crucial permitirnos sentir todas estas emociones ya que son normales y muchas veces son totalmente necesarias. Si nos entrenamos en permanecer conectados con nuestras emociones, seremos más conscientes del efecto que pueden tener en nuestras decisiones. Además, a veces cualquiera de las emociones mencionadas puede ser necesaria precisamente para tomar la mejor decisión.

El miedo no siempre es negativo, no estoy de acuerdo con quien dice que debemos superar nuestros miedos porque son ficticios (es lo que dice el conocido ejecutivo de Google Mo Gawdat en su libro «El algoritmo de la felicidad»). No es verdad. Nunca dejaremos de tener miedos porque forma parte de nuestra esencia como seres humanos, y esto es bueno y necesario para la toma de decisiones. Si no tuviéramos miedo, también tomaríamos decisiones absurdas y precipitadas que nos generarían un elevado sufrimiento, así que olvídate de estos consejos ridículos de que podemos vivir y tomar decisiones sin tener miedo. Una cosa es evitar la parálisis que genera el miedo cuando no lo gestionamos, y otra cosa muy distinta es no escuchar la emoción del miedo cuando aparece en nuestro interior. Igual que la tristeza, la ansiedad, la rabia o la alegría, debemos permitir que emerjan nuestras emociones y escuchar el mensaje que quieren darnos, porque pueden ser muy útiles a la hora de tomar nuestras decisiones.

El segundo paso, después de escuchar y sentir nuestras emociones sin taparlas ni negarlas, es gestionar o regular las emociones, bajar su intensidad, con el fin de que no ciegue nuestra capacidad para el pensamiento crítico y en consecuencia no nos perjudique, ya sea tomando decisiones poco reflexionadas o bien evitando tomar decisiones que son necesarias. Así que la gestión de emociones es una competencia imprescindible si queremos tomar las mejores decisiones. Pero la autorregulación emocional no significa eliminar la emoción, sino bajar su intensidad para que podamos tomar el control de la situación, y decidir con acierto y con plena consciencia.

Las emociones (todas, sin excepción) son imprescindibles y es imposible eliminarlas. La forma más efectiva de que no nos afecten negativamente en la toma de decisiones es escucharlas y gestionarlas. Lo que sí debemos evitar es que controlen y dominen nuestras conductas y decisiones como si fuéramos marionetas. No hay nada más efectivo para esto que desarrollar la consciencia y la gestión emocional, y para ello la práctica de la meditación mindfulness es tremendamente eficaz porque aporta mucha claridad mental y equilibra nuestro estado emocional, precisamente el estado mental que necesitamos para que nuestras decisiones estén bien reflexionadas, libres de sesgos cognitivos y emocionales, y nos conduzcan a nuestros objetivos y nos eleven a los más altos niveles de felicidad y éxito.

¿Aún no has leído mi nuevo libro «Reconecta contigo»? Ahora puedes ver la grabación de la presentación del libro, en este link: Webinar presentación libro Y si quieres consultar la información del libro y comprarlo, en este link: Libro «Reconecta contigo»

 

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

Los sesgos cognitivos

Creemos que lo que vemos con nuestros ojos y escuchamos con nuestros oídos es la realidad. Eso hace que vayamos por la vida confiados en que sabemos lo que es verdad y lo que no lo es. Sin embargo, es una absoluta fantasía. Lo que observamos está tremendamente filtrado por los numerosos sesgos cognitivos de nuestra mente. Por tanto, deberíamos ir con más cuidado por el mundo asumiendo demasiadas cosas como si fueran la verdad o la realidad, y deberíamos cuestionar a menudo nuestras ideas preconcebidas sobre un montón de cosas, incluidos nosotros mismos.

El conocimiento sobre los sesgos cognitivos de nuestra mente tuvo un soporte fundamental con el trabajo del psicólogo y premio Nobel Daniel Kahneman, que compartió ampliamente en su famoso libro «Pensar rápido, pensar despacio». Conocer los sesgos cognitivos más comunes y su impacto en nuestra vida, con el fin de estar más alerta y poder desactivarlos, es esencial. Sólo así podremos tener un acceso más verdadero a la realidad, dejaremos de estar tan engañados o confundidos por nuestros sesgos, seremos menos manipulables por políticos e influencers, y podremos ganar en claridad mental y también en una mayor objetividad a la hora de enfrentarnos a desafíos o decisiones. Porque los sesgos sin duda afectan a nuestras decisiones.

Si no somos conscientes de nuestros sesgos, con seguridad tomaremos decisiones erróneas e incluso claramente perjudiciales para nuestro bienestar o nuestro rendimiento profesional.

Repasemos los 6 sesgos cognitivos más comunes:

  1. El sesgo cultural. Todos hemos nacido y crecido dentro de una cultura, con unos principios, valores y creencias que hemos asumido como «verdaderos», sin cuestionarlos. Muchas veces el sesgo cultural nos impide abrirnos y comprender otras culturas o formas de entender el mundo, y por tanto, nos hace rígidos y en el peor de los casos, intolerantes y agresivos. Es necesario que nos cuestionemos nuestras creencias y principios, y no los demos por sentado. Esto nos ayudará a abrirnos a otras perspectivas diferentes y a enriquecernos con otras ideas y culturas, e incluso a detectar oportunidades que una mente cerrada no puede ver.
  2. El sesgo de confirmación. Tendemos a dar más credibilidad a una noticia o comentario que refuerce nuestras creencias que a otras que vayan en contra de ellas. De hecho, buscamos inconscientemente fuentes de información que estén acorde con dichas creencias, reforzándolas aún más. El sesgo de confirmación nos hace más rígidos y más manipulables. De hecho, la proliferación de las «Fake News» es un efecto de este sesgo, porque cuando recibimos en nuestro grupo de WhatsApp una noticia o un artículo que confirma nuestras ideas, nos sentimos excitados y queremos compartirlo rápidamente con todos nuestros contactos, y de esa manera una noticia falsa se expande de manera exponencial.
  3. El sesgo de coherencia. Nuestra mente busca siempre una razón para todo, una relación de causa-efecto para los eventos y acontecimientos. También se ha denominado facilitad cognitiva porque nuestro cerebro se agarra a lo que más fácilmente le proporcione seguridad y control, a lo que tiene más cercano. Tenemos una teoría que lo explica todo, y esta teoría nos crea la ilusión de que entendemos el mundo. Es una forma de tranquilizarnos, de tener una sensación de falso control sobre nuestra vida y sobre lo que nos sucede. Por tanto, a través del sesgo de coherencia es fácil engañarnos a nosotros mismos, justificando un hecho, o dando determinando de forma muy razonada una causa a acontecimientos que pueden ser casuales, producto del azar, o simplemente causados por algo totalmente diferente a lo que nosotros nos hemos contado. Eso hace que nos alejemos de la verdad de las cosas, y vivamos en un mundo de fantasía que, lejos de beneficiarnos, nos sitúa en un estado de hipnosis colectiva.
  4. El sesgo de repetición. Llamado también el efecto de mera exposición por Kahneman, tendemos a creernos una idea cuando nuestro cerebro la recibe repetidas veces. Y en un momento dado, la convertimos en una convicción, en una verdad absoluta. Y sólo ha sido porque nos hemos visto expuestos a dicha idea frecuentemente. Nuestro cerebro procesa como cierta una idea o noticia por el simple hecho de tomar contacto con ella muchas veces, lo que una vez más nos hace muy manipulables, ya que los políticos, periodistas o influencers que conozcan este sesgo ya saben que tienen que repetir hasta la saciedad una idea que quieran que la población integre como la verdad.
  5. El sesgo optimista. Según Kahneman, este es uno de los sesgos más peligrosos a la hora de tomar decisiones. Dice en su libro que los humanos vemos el mundo más benigno de lo que realmente es, nuestras capacidades más estimables de lo que realmente son, y los fines que perseguimos más fáciles de lograr de lo que realmente son. También tendemos a exagerar nuestra capacidad para predecir el futuro, lo que fomenta un optimista exceso de confianza. El pasado casi nunca es un buen predictor del futuro, aunque nuestra mente lo hace continuamente. Por supuesto, este excesivo optimismo nos hace especialmente vulnerables ante los errores, al fracaso y a la consecuente frustración. De ahí que sea importante marcarnos objetivos alcanzables tratando de salvar el sesgo optimista. Sin duda tomaremos mucho mejores decisiones tanto en nuestra carrera profesional como en la vida personal.
  6. El sesgo de la aversión a la pérdida. Tenemos auténtico pánico a perder lo que sea, el dinero que tenemos, nuestro trabajo, nuestra posición profesional, nuestro status familiar, las posesiones materiales, etc. El status quo tiene una enorme fuerza sobre nuestra mente, y trata de protegerlo como sea, muchas veces en contra de nuestros intereses. La aversión a la pérdida tiene mucho que ver con quedarnos estancados en nuestra zona de confort, en una situación personal o profesional que no nos está beneficiando. Como nos causa pavor perder lo que tenemos, esto nos impide arriesgarnos con el fin de mejorar nuestra vida. El sesgo de la aversión a la pérdida nos hace excesivamente conservadores, y muchas veces podemos llegar a tomar decisiones totalmente irracionales con tal de no perder, a pesar de que la potencial ganancia es mucho mayor, como lo han demostrado numerosos experimentos científicos.

No cabe duda que los sesgos cognitivos pueden condicionar gravemente nuestras decisiones, la calidad de nuestra vida y de nuestras relaciones, así como nuestro rendimiento profesional. La llave para detectarlos en el momento en que aparecen es entrenar nuestra atención así como la gestión de nuestras emociones, ya que hemos visto que el miedo es una emoción que interviene directamente en muchos de los sesgos. Así que tanto la inteligencia emocional como el mindfulness (atención plena) son herramientas muy efectivas para desarrollar un cerebro más abierto, menos rígido, más objetivo y con más claridad mental y equilibrio emocional.

Si te interesa formarte en estas dos disciplinas, en los próximos meses voy a impartir un curso online de cada una de dichas disciplinas. Echa un vistazo a la información que tienes a continuación.

 

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

Armamento emocional para derrotar al coronavirus

Llevamos 3 semanas confinados y como es normal, está siendo una situación muy difícil para todos. Lo desconocido nos genera miedo, la incertidumbre nos provoca ansiedad y los cambios negativos (como cuando nos comunican la prórroga del confinamiento 15 días más) producen estrés en nuestro cerebro, con la consiguiente activación de todos los procesos bioquímicos de nuestro organismo para defenderse de lo que considera una amenaza.

Todo comienza con la activación de la amígdala, la parte del cerebro donde el peligro es percibida. Esto hace segregar a las glándulas suprarrenales cortisol, la hormona del estrés, para tener más energía disponible en los músculos y el cerebro para fortalecer las capacidades mentales y físicas. También las glándulas suprarrenales producen adrenalina. Para liberar recursos internos, estas hormonas suprimen los sistemas digestivo, inmunológico y reproductivo, que no se necesitan para afrontar la crisis inmediata. La presión arterial, el azúcar en sangre y los niveles de colesterol suben para mejorar la capacidad de actuar. Los latidos del corazón y la respiración también se aceleran para añadir energía y tus pupilas se dilatan para ver mejor la amenaza o la forma de escapar.

El estrés es una reacción física y psicológica funcional de nuestro organismo para protegernos de los peligros reales y poder sobrevivir. Sin embargo, si no somos capaces de gestionar las emociones de miedo, ansiedad y preocupación, el estrés se puede convertir en un estado permanente, lo que se denomina estrés crónico, que es tremendamente perjudicial para el equilibrio de nuestro organismo, ya que como he dicho se suspenden de forma continuada las funciones esenciales, la presión arterial se mantiene elevada y la glucosa también. El sistema inmunológico se va debilitando y podemos enfermar de forma más probable, precisamente lo contrario de lo que necesitamos en estos momentos en que el coronavirus puede afectarnos.

Así que, paradójicamente, nuestra reacción instintiva de miedo ante la infección del virus y la incertidumbre económica, si no la sabemos manejar, puede debilitarnos y hacernos más vulnerables ante el virus. Más que nunca, necesitamos adquirir un armamento emocional potente no sólo para sufrir menos durante las próximas semanas o meses, sino para fortalecernos a nivel físico y salir indemnes de esta crisis sin precedentes. Así que desarrollar nuestra inteligencia emocional es un asunto urgente y prioritario.

Los psicólogos Peter Salowey y John Mayer definieron en 1990 la inteligencia emocional como la capacidad de ser consciente de nuestras emociones y las emociones de los demás, con el fin de utilizar la información que nos dan para guiar nuestra conducta y decisiones. Así que las emociones son información valiosa que debemos escuchar (y no tapar o evitar) con el fin de que nos guíen en nuestra vida hacia mejores decisiones y para aumentar nuestro bienestar. Esto es lo que se llama autoconciencia de nuestras emociones, que es la primera competencia de la inteligencia emocional, esencial si queremos gestionar eficazmente las emociones que sentimos estas semanas convulsas.

Está comprobado que cuando no sabemos autorregular nuestras emociones negativas (la segunda competencia emocional), caemos presos de lo que se llama el «secuestro emocional», es decir, la amígdala cerebral mencionada antes se convierte en el rey y señor de nuestro cuerpo. Mientras tanto, la corteza cerebral, la parte más evolucionada de nuestro cerebro, se queda en un segundo plano, sin poder realizar sus funciones de regulación emocional, análisis racional y toma de decisiones. Esto es lo que le está sucediendo a mucha gente. Por eso vemos estas semanas reacciones desmesuradas como la de comprar compulsivamente papel higiénico en los supermercados como si se acabara el mundo. Otras reacciones tóxicas y exageradas derivadas de este secuestro emocional son por ejemplo comer compulsivamente, beber demasiado alcohol, tomar muchos medicamentos para la ansiedad o consumir demasiadas noticias, empeorando nuestro estado emocional y nuestra resiliencia interior.

Necesitamos herramientas y habilidades de inteligencia emocional para cuidarnos de forma más eficaz y sana en estos momentos, y evitar males mayores en el futuro inmediato. A continuación, para clarificarte mejor el proceso de gestión emocional, te detallo las 4 fases de la gestión de emociones negativas:

  1. Ser consciente de la emoción que sientes, aceptándola y permitiéndote sentirla sin juzgarte, y evitando taparla con comida, alcohol, drogas, medicamentos o cualquier otra estrategia tóxica.
  2. Etiquetar tu emoción. Ponle un nombre a lo que sientes (miedo, ansiedad, tristeza, frustración…) y trata de identificar dónde sientes la emoción en tu cuerpo y con qué sensación corporal (dolor de cabeza, calor, opresión en el pecho…) sin juzgar la experiencia, sólo observándola.
  3. Indaga en el mensaje de la emoción y su relación con tus pensamientos: ¿Estás anticipándote con tus pensamientos sobre algo que no ha sucedido y quizá no suceda? ¿Estás dramatizando o exagerando demasiado la situación? ¿Qué es lo que necesitas: necesidad de seguridad, de control, de certidumbre, de ser escuchado/a? Si esta necesidad no la puedes cubrir, entonces trata de soltarla (soltar la necesidad de control, la necesidad de certidumbre) y si puedes cubrir la necesidad, pide ayuda (por ejemplo, si necesitas que te escuchen, pide a tu pareja o un amigo que te escuche).
  4. Utiliza una estrategia para frenar la intensidad de la emoción: Hay bastantes estrategias eficaces y sanas que te ayudan a tomar el control. Te doy algunos ejemplos: cuestionar la verdad de tus pensamientos dramáticos; cerrar los ojos y hacer varias respiraciones conscientes a través de la nariz; o también ocuparte en una actividad o tarea que te motive o que sea importante para ti, evitando así que tu mente genere pensamientos negativos anticipatorios sobre el futuro. Ya sabes, cuando te preocupes, ocúpate.

Practicando con estos 4 pasos, empezarás a sentirte más tranquilo/a, más equilibrado/a. Comenzarás a tomar el control de tu mente y de tus emociones, y empezarás a tomar decisiones más calmadas y más proporcionadas a la realidad. Pero aún hay mucho que mejorar ya que la inteligencia emocional es mucho más que esto. Además de aprender a aceptar las emociones y a etiquetarlas (1ª competencia), de regular nuestras emociones difíciles (2ª competencia), necesitamos aprender a potenciar las emociones positivas (automotivación, la 3ª competencia), necesitamos también desarrollar la empatía y la compasión hacia los demás (4ª competencia), y la habilidad social (5ª competencia), la capacidad de relacionarnos de forma efectiva y positiva con los demás, influyendo positivamente en ellos y generando vínculos productivos de colaboración.

Te deseo mucha fuerza, aguante y ánimos en las próximas semanas. Cuídate mucho a nivel físico y a nivel psicológico. ¡Saldremos de esta, y seremos mejores!

Y si quieres profundizar y desarrollar tus competencias emocionales y adquirir un auténtico arsenal emocional de técnicas y herramientas para defenderte del virus a nivel psicológico y físico, y ser una persona mucho más resiliente y fuerte, puedes inscribirte al próximo programa de inteligencia emocional que voy a impartir totalmente on line a mediados del mes de julio, pinchando en el siguiente link: Más información e inscripción

 

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

El secreto de la motivación duradera

Las dos últimas semanas he impartido un taller de automotivación para grupos de empleados de una empresa farmacéutica, y me ha obligado a refrescar y revisar las ideas, técnicas y herramientas clave para potenciar las emociones positivas en nuestra vida de forma sostenible.

Todos queremos sentirnos felices y motivados, con energía positiva y autoconfianza. Pero no es fácil, porque hay muchos elementos que impiden y bloquean nuestra motivación. Algunos ni siquiera los conocemos, así que son aún más difíciles de superar. Por ejemplo, nuestra particular visión del mundo, compuesta de nuestras creencias, ideas preconcebidas y valores, influye de manera crítica. Y normalmente no somos conscientes de cuanto nos limita.

Ante todo, la automotivación no tiene nada que ver con palabras grandilocuentes de ánimo, ni tampoco con caminar descalzos por brasas o cristales. La verdadera motivación, la que nos da fuerza y optimismo sostenible incluso en los momentos más difíciles, se obtiene de un profundo trabajo interno a lo largo de años.

El crecimiento espectacular del bambú japonés

Es como el crecimiento del bambú japonés. Se dice que cultivas la semilla, la abonas, la riegas y la cuidas, pero no crece nada en los primeros días, ni en las primeras semanas, ni en los primeros meses. Si eres un cultivador inexperto, probablemente abandones el cuidado de la semilla porque piensas que estaba mala o que no eres capaz de hacerla brotar. Sin embargo, es un error. Si continúas insistiendo en los cuidados, confiando y conociendo el ciclo de maduración del bambú japonés, comprobarás que tampoco crece nada visible en ¡¡7 años!! Desde luego, es una planta para personas muy pacientes, que apuestan por el largo plazo. Pero lo más sorprendente es que después de siete años, en tan sólo seis semanas el bambú crece hasta 30 metros de altura. Impresionante enseñanza la que nos da. El bambú no creció en sólo 6 semanas, sino en 7 años y seis semanas. ¿Por qué? Pues porque durante todos esos años la planta fue creando un complejísimo y denso sistema de raíces, que luego le permitirían crecer de forma tan espectacular en tan poco tiempo.

La motivación funciona del mismo modo. Las personas debemos apostar y confiar en un trabajo de crecimiento interno a largo plazo, de autoconocimiento constante, de reprogramar nuestra mente y nuestros pensamientos. Y muchas veces, a corto plazo, no veremos ningún resultado especial en nuestra vida y quizá tengamos la tentación de abandonar el cultivo de nuestra motivación interior. Pero debemos confiar y recordar el ciclo de maduración del bambú japonés. Algún día, de pronto, nos daremos cuenta de cuanto hemos crecido como seres humanos, cuanto hemos aprendido y evolucionado, y la gran fortaleza emocional que hemos acumulado. Pero debemos vencer a los enemigos del largo plazo: la pereza, la zona de confort, las recompensas cortoplacistas, el miedo, nuestra visión parcial del mundo.

A continuación, comparto contigo el gran secreto de la motivación duradera, a través de 5 ideas y herramientas que considero fundamentales para desarrollar la automotivación sostenible y profunda. Esto es parte de lo que he estado enseñando y trabajando en los talleres de automotivación para la empresa farmacéutica:

  1. Reprograma tus creencias e ideas limitantes. Si tienes creencias limitantes, tu estado emocional será depresivo y caerás en actitudes tóxicas como el victimismo o la queja. Puedes leer el post que escribí sobre la importancia de las creencias, que titulé Eres lo que crees. Podemos cambiar la programación mental que tenemos, producto de nuestra educación y de nuestras vivencias. ¿Cómo? Hay varias técnicas como la repetición de frases potenciadoras («Soy capaz de lograr mis objetivos…la vida es una aventura…los cambios siempre son una oportunidad para renovarse…si me equivoco, aprendo…yo puedo modificar cualquier aspecto de mi forma de ser»), en sustitución de nuestras creencias limitantes («No soy capaz…la vida es sufrimiento…todos los cambios traen algo malo…si me equivoco, es un fracaso….yo soy así y no puedo cambiar», etc.). También puedes visualizar todos los días, con los ojos cerrados y con todo detalle, tu visión personal (explico más abajo en qué consiste la visión personal).
  2. Pasa de víctima a protagonista. Deja de criticar, juzgar o compararte con los demás. Deja de echar balones fuera y asume de una vez la responsabilidad de tu vida. Tus problemas no son culpa de nadie ni de la mala suerte, sólo tú eres responsable de lo que te sucede en la vida, es decir tus decisiones, tus conductas y tus actitudes. Llegar a esta conclusión tan cruda requiere una gran madurez emocional, que pocas personas tienen. Pero es el camino inevitable para tener una motivación poderosa y duradera. Deja de pensar que todo el mundo está en contra tuya, quizá tu peor enemigo está dentro de ti.
  3. Diseña tu visión motivadora. Debes dedicar tiempo a pensar en qué quieres lograr en tu vida en el largo plazo. Haz una lista de tus objetivos personales y profesionales para dentro de 10 años. ¿Dónde quieres estar dentro de 10 años? ¿Cuales son tus sueños? Es fundamental que miremos a tantos años vista, porque en 10 años cualquier persona puede lograr cualquier objetivo, por imposible que parezca hoy. Así que coge un cuaderno, un bolígrafo y empieza a escribir, como si fuera la carta de los Reyes Magos. Permítete por un rato soñar sin límites. Si no tienes una visión, irás por el mundo perdido, desmotivado, sin rumbo. Y otros decidirán tu destino.
  4. Valora y agradece lo que tienes hoy. Diseñar tu futuro no es incompatible con disfrutar, valorar y dar las gracias por todo lo que te ha sucedido en la vida, o por todo lo que eres y tienes hoy. Si lo piensas un poco, eres una persona privilegiada por tener salud, trabajo, dinero para tus caprichos y viajes, una familia maravillosa, etc. Pero los seres humanos nos enfocamos mucho más en lo que nos falta que en valorar lo que tenemos. Practica la gratitud de las pequeñas experiencias agradables que hayas tenido cada día, y la revisión de los logros que hayas conseguido, aunque sean pequeños. Estos dos ejercicios, practicados a diario, cambiarán tu estado emocional totalmente.
  5. Sal de tu zona de confort. Si quieres mantener viva la llama de la motivación duradera, debes desafiarte y hacer cosas que te den un poquito de miedo. Eso se llama salir de la zona de confort. Yo prácticamente todas las semanas del año tengo actividades que me hacen salir de mi zona de confort. He diseñado para mí una vida que me garantiza esto cada semana, lo cual hace que sea imposible estancarme y acomodarme. La zona de confort, que tan tentadora es, nos impide evolucionar y crecer como seres humanos, y asesina nuestra motivación. Así que debemos ser proactivos y generar situaciones y retos con el fin de obligarnos a salir de la zona cómoda. Te recomiendo la estrategia de los pequeños cambios en lugar de los grandes cambios. Salir de la zona cómoda a través de pequeños cambios no sólo hace más fácil afrontar objetivos y desafíos manejando el miedo, sino que facilita la generación de hábitos sostenibles, lo que es la clave para que dichos cambios se incorporen a nuestra vida de forma totalmente automática y natural.

Para concluir, diré que debemos desarrollar la automotivación intrínseca, esta habilidad clave de la inteligencia emocional, y no esperar a que los demás o los elementos externos se ocupen de nuestra motivación. En este caso, nos convertiremos en personas débiles y dependientes, mientras que si desarrollamos recursos internos de automotivación con las recomendaciones de este post, nunca más buscaremos la motivación fuera. De forma natural, volveremos nuestra mirada hacia nuestro interior, donde están los mayores tesoros del universo. La clave es aprender a encontrar esos tesoros dentro de nosotros…

Si quieres comprar mi nuevo libro «7 hábitos de mindfulness para el éxito», pincha en el siguiente link: Comprar el libro

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

¿Por qué todos necesitamos un coach?

No tengo ninguna duda que todos necesitamos un coach, en uno o varios momentos de nuestra vida. Me refiero, por supuesto, a trabajar con un coach profesional, ya sea para lograr objetivos personales o profesionales. Yo mismo he tenido mi propio coach.

¿Por qué lo necesitamos todos? Resumiendo, puede haber muchos más motivos, pero creo que toda persona necesita un coach, aunque no lo reconozca o no lo sepa, por 3 motivos fundamentales:

  1. Para conocerte mejor, ayudarte a cuestionarte a ti mismo/a,  y definir tus auténticas metas.
  2. Para que asumas la responsabilidad de tu vida, de tus decisiones, actitudes y conductas. 
  3. Para movilizarte a actuar, tomar las decisiones y generar los hábitos necesarios para conseguir tus objetivos, venciendo el miedo, la pereza y las excusas.

Método Coaching de Javier Carril

Es muy habitual que no tengamos claridad sobre nuestra vida, sobre quienes somos, sobre cuales son nuestros valores y cuales son nuestros sesgos mentales. Ni siquiera tenemos claros cuales son nuestros objetivos.

El gran problema es no ser consciente de esta falta de claridad. El verdadero ignorante no es el que no sabe, sino el que cree que ya lo sabe todo. Y es bastante probable que hayamos caído en una especie de auto complacencia inconsciente en la cual no nos estemos dando cuenta de nuestras limitaciones, carencias y obstáculos internos. Y en este caso, sin duda no estaremos logrando todo lo que podríamos lograr si tuviéramos claridad, si aumentáramos nuestro nivel de conciencia sobre todo lo mencionado antes. En definitiva, creemos que nos conocemos y que lo tenemos todo muy claro, pero no es cierto. 

El coach te obliga a pararte, a reflexionar con espíritu crítico sobre tus decisiones, acciones y actitudes, así como sobre tus ideas preconcebidas y convicciones. Gerry Spence dijo: «Prefiero que mi mente se abra movida por la curiosidad en lugar de que se cierre movida por la convicción». ¡Qué común es que nuestra mente se vaya cerrando más y más movida por nuestras convicciones! Esas convicciones que nos ofrecen tanta seguridad, pero una vida mediocre e infeliz. Por eso, uno de los aspectos que un coach va a hacer es que examines tus convicciones e ideas preconcebidas, con el fin de que seas consciente de cómo esas convicciones están limitando tu potencial.

Además, el coach va a explorar contigo tus valores y motivaciones profundas, tu misión en la vida, tu visión personal. A todo esto me gusta llamarle nuestras raíces. Si fuéramos un árbol, lo anterior conforman las raíces, la base de todo. Si las raíces de un árbol están podridas o mal cuidadas, será imposible que ese árbol crezca sano y dé frutos sabrosos. Una persona es igual, debe examinar sus raíces y limpiar las que estén en mal estado, las que no le ayuden a crecer y evolucionar como ser humano. A partir de limpiar las raíces, podemos empezar a cambiar nuestras conductas, actitudes, decisiones y estrategias para alcanzar la mejor versión de nosotros y alcanzar logros inimaginables ahora mismo.

Uno de los obstáculos que veo en las personas que no se quieren plantear esta introspección es el miedo. Creemos que vamos a encontrar cosas muy oscuras si miramos dentro de nosotros. Sin embargo, un buen coach te ayudará a realizar esa introspección de manera amable y saludable, incluso apasionante. Y te aseguro que vas a encontrar más luz que oscuridad en tus raíces, más elementos sorprendentemente poderosos que limitantes. Así que merece la pena ahondar y ver bajo la superficie de tu vida y de tu ego, para conectar con tu ser más profundo.

¿Más razones para que todo el mundo necesite un coach? Desde luego, porque no sólo todos necesitamos aumentar nuestro nivel de consciencia y autoconocimiento hasta el infinito, sino también necesitamos que nos movilicen hacia las acciones y decisiones que nos van a llevar a alcanzar todos los objetivos y sueños que tengamos. Y una vez más, aparece como fuerza terrible el miedo: el miedo al cambio, el miedo a sufrir, el miedo a que nos hagan daño, el miedo al fracaso.

Para ello, el coaching es una metodología que ayuda a establecer etapas, pequeñas metas, pequeños logros y avances, con el fin de superar nuestros miedos. La clave para cambiar nuestras ideas y convicciones limitantes está en la acción. Sólo actuando y tomando decisiones vamos a aprender todo lo que necesitamos aprender de cual es el obstáculo que nos está impidiendo alcanzar lo que deseamos, ya sea en la vida personal como en la carrera profesional. Por ello, un coach va a movilizarte para que experimentes, pruebes, actúes y tomes decisiones en tu vida real, como si fuera un laboratorio donde irás avanzando a través de aciertos y errores. Y sobre todo, la clave será ir generando unos hábitos duraderos relacionados con esas acciones y conductas, para que el cambio sea sostenible y permanente. Puedes echar un vistazo a este otro post que escribí sobre 5 estrategias para lograr nuestros objetivos.

Por último, aunque suene chocante, una de las razones más poderosas de la necesidad de tener un coach es el hecho de que no te va a dar soluciones o consejos, ya que este es el elemento esencial de la metodología del coaching, de ahí que un coach te va a hacer muchas preguntas y va a evitar resolverte la vida. Porque es crítico que empecemos a asumir la responsabilidad de nuestra vida puesto que nosotros sabemos mejor que nadie lo que necesitamos y queremos. Cuando un profesional nos recomienda ir por un camino o por otro, nos está limitando gravemente, porque nos impide pensar por nosotros mismos y decidir por nosotros mismos, que es la esencia del autoliderazgo y del crecimiento personal. Es como si estuvieran castrando todo nuestro enorme poder personal, porque cuando un profesional nos da una recomendación asume que nosotros solos no podemos conseguirlo y además nos impide pensar, lo cual es mucho más cómodo.

El coach no va a actuar de esta manera, porque confía plenamente que tú tienes las soluciones y las respuestas en tu interior, sólo necesitas despejar la niebla que te impide ver con claridad. En eso consiste la labor del coach, en ayudarte a despejar esa niebla para que poco a poco vayas aumentando esa claridad y vayas tomando las decisiones importantes que necesitas tomar para elevarte a un nivel superior en tu vida y en tu trabajo.

Si quieres comprar mi nuevo libro «7 hábitos de mindfulness para el éxito», pincha en el siguiente link: Comprar el libro

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

Las 3 claves para lograr resultados extraordinarios

Acabo de terminar el libro «Dinero, domina el juego» del gran conferenciante motivacional Tony Robbins. Soy un devorador de libros, me encanta leer y los libros me han aportado muchísimo durante mi vida. He aprendido conceptos y estrategias fundamentales que han aumentado mi felicidad y también mi rendimiento y liderazgo personal.

En el libro, Tony Robbins aborda el tema de la independencia financiera, que es algo sobre lo que llevo investigando, leyendo y tomando decisiones personales desde hace años. Pero el libro es mucho más. Como de costumbre, Tony es un motivador nato y no puede evitar transmitir en muchas páginas del libro sus habituales discursos sobre lo que nos limita y condiciona, y en el lado opuesto, lo que nos empodera y potencia en nuestra vida personal y carrera profesional. En ese sentido, me encanta cuando detalla los 3 elementos clave que inciden, negativa o positivamente, en nuestros resultados y el logro de nuestros objetivos. Son los siguientes:

1. Los relatos que nos contamos. Todo empieza por las historias que nos contamos a nosotros mismos para justificar nuestra falta de acción, pereza o miedo a tomar decisiones. Nos engañamos a nosotros mismos echando balones fuera, como si nosotros no pudiéramos hacer nada y todo dependiera de otras personas o de elementos externos. Lo peor de todo es que nos creemos nuestros relatos limitantes. Algunos ejemplos muy comunes de relatos limitantes son:

  • «No puedo hacer nada si los demás no dan el primer paso»
  • «No tengo tiempo»
  • «No puedo, no soy capaz de…»
  • «Eso es imposible, no se puede, no es realista…»
  • «La culpa de mis problemas la tiene mi jefe, mi pareja, etc…»

Dentro de este apartado también están las interpretaciones limitantes o distorsionadas que hacemos de la realidad y sobre lo que nos sucede. Cambiar todos estos relatos por unos nuevos relatos que nos den poder es clave para ser una persona de alto rendimiento.

2. El estado emocional. Los relatos que nos contamos inciden directamente en el segundo punto clave que incide en nuestros resultados: las emociones. Si yo me cuento a mí mismo el relato de que «Es imposible intentar planificarse en mi empresa…» o «La culpa de mis resultados es de mi equipo» o «Todo es importante y urgente», eso generará un estado emocional de frustración, victimismo o estrés. Las emociones inciden directamente en nuestras conductas y decisiones porque somos seres esencialmente emocionales. Si no sabemos cómo acceder a un estado emocional de poder y motivación, no conseguiremos jamás resultados extraordinarios. Recuerda: lo primero es cambiar tu relato limitante por otro que te potencie y empodere. Después, tendrás que desarrollar la inteligencia emocional para gestionar las dificultades inevitables que te encontrarás cuando te encamines hacia tus metas y sueños.

3. Las estrategias que usamos. En tercer lugar, es clave que usemos las estrategias efectivas para conseguir resultados extraordinarios. Desde luego, si no hemos dominado los dos primeros aspectos, ninguna estrategia nos servirá porque nuestra mente no tendrá la fortaleza y el equilibrio necesarios. El 90% de las personas utilizan estrategias inadecuadas y poco efectivas para lograr sus objetivos. Debemos aprender cuales son los métodos de las personas de éxito para replicarlos. Por esto es tan importante leer mucho a las personas que han alcanzado el éxito y comparten sus estrategias, asistir a conferencias y cursos de formación en habilidades emocionales, o contratar a un coach que pueda enseñarte las estrategias probadas de éxito para lograr tus objetivos.

Así que empieza a cuestionar tus relatos limitantes y victimistas y cámbialos por unos nuevos que te den poder. Eso cambiará tu estado emocional a un estado de motivación y poder, que tendrás que mantener ante los obstáculos, desarrollando tu habilidad de gestión emocional para manejar el miedo, la frustración y la rabia. Y por último, tendrás que formarte continuamente para aprender las estrategias probadas de éxito para ser más eficiente y disciplinado, y generar unos hábitos positivos sostenibles que te lleven a alcanzar todo lo que te propongas en la vida y el trabajo. ¡A por ello! Tú puedes. Todos podemos.

Si quieres comprar mi nuevo libro «7 hábitos de mindfulness para el éxito», pincha en el siguiente link: Comprar el libro

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.