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Los 8 comportamientos del Líder-Coach

Esta semana he presentado un proyecto de programa formativo «Líder-Coach» para una empresa cliente con la que estamos trabajando en Execoach desde hace un año. El objetivo es formar a un grupo de directivos y mandos intermedios de la empresa en habilidades de liderazgo basadas en la metodología y filosofía del coaching.

En la presentación, les hablé de la conocida metáfora de la bellota y el roble. Una bellota, a primera vista, nos puede parecer fea y pequeña, pero es interesante recordar que si a esa bellota la cuidamos y la alimentamos proporcionándole agua y luz, poco a poco irá creciendo y convirtiéndose al cabo de unos años en un roble fuerte y majestuoso. Es decir, toda bellota tiene el potencial de convertirse en un roble.

Con las personas ocurre lo mismo. Muchas hemos sido, o hemos creído ser una bellota fea y pequeña. Yo mismo hace doce años tenía ese concepto de mí. Creía que no servía para mucho, y que era una persona débil y fracasada. Entonces descubrí el coaching, y decidí certificarme como coach profesional, y eso cambió mi vida. Poco a poco fue cambiando el concepto que tenía de mí, y también cambió la manera de observar el mundo. Con los años he ido consolidando la idea de que podía convertirme en un fuerte y majestuoso roble. De hecho, hoy puedo decir que me siento así, siento que he desplegado profundamente muchas de mis capacidades y habilidades, que estaban dormidas u ocultas en algún rincón oscuro de mi interior. Esto es aplicable a cualquier persona.

Cuando interiorizas la filosofía del coaching, te das cuenta de que no sólo tú tienes un roble dentro de ti, lo creas o no lo que creas. También lo tienen los demás, cualquier persona con la que te cruces. La clave es conectar con ese potencial y esa grandeza que toda persona tiene en su interior, para empezar a desarrollarla y desplegarla, como hace el buen jardinero que va alimentando y cuidando la bellota hasta que se convierte en el roble. En ese sentido, un buen líder cree en ese talento dormido en las personas, y basado en esa creencia, insiste en ayudar a sus colaboradores para que descubran y despierten esa grandeza.

 

¿Y cómo lo hace un líder-coach? Voy a enumerar los 8 comportamientos clave para desarrollar el potencial de una persona:

  1. Cuestiona tus “verdades” y creencias limitantes.
  2. Enfócate más en las personas que en las tareas.
  3. Conviértete en un Jefe Desarrollador de Personas y no un Jefe Solucionador o Papá-Jefe.
  4. Utiliza las preguntas poderosas del coaching para empoderar a las personas, en vez de dar órdenes o darles la solución.
  5. Escucha para comprender, y no para intentar convencer.
  6. Reconoce y felicita regularmente el esfuerzo y la actitud de tu equipo.
  7. Da y pide feedback de forma frecuente a tu equipo para promover la mejora continua.
  8. Desafía a tus colaboradores para que salgan de su zona de confort.

Todas estas conductas no son fáciles, porque lo fácil y rápido a corto plazo es decir a mi equipo lo que tiene que hacer y cómo. Lo fácil es que no te cuestionen como jefe. Lo fácil es no escuchar para no tener que cambiar la opinión o decisión. Lo fácil es no pedir feedback porque te pueden decir cosas que no te gusten, etc.

Convertirse en un auténtico líder-coach requiere entrenamiento y formación, paciencia y coraje. Tenemos que formarnos y aprender una nueva forma de tratar con las personas. No sólo con los colaboradores, sino con nuestros pares o jefes, el coaching es totalmente aplicable en todo tipo de relaciones profesionales. Sin embargo, el esfuerzo es imprescindible, porque las personas de las nuevas generaciones necesitan y exigen un nuevo estilo de liderazgo, alejado de la jerarquía, el autoritarismo y el paternalismo.

Como dije en la presentación a mi cliente, introducir este tipo de entrenamiento basado en el coaching en una empresa supone un cambio cultural muy profundo, que tiene que ver con una nueva forma de liderar, una nueva manera de hacer las cosas, un nuevo modo de trabajar con las personas para sacar lo mejor de ellas, todo el talento que tienen. Y esto también requiere compromiso, fe en la metodología del coaching, paciencia y constancia. Porque un cambio cultural puede requerir varios años de trabajo constante en una misma dirección.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.

5 claves para escuchar de verdad

¡Qué poco escuchamos a los demás! ¡Cuanto déficit de escucha hay en nuestra sociedad! Y sin embargo, es una de las habilidades más importantes que podemos desarrollar en nuestra vida. Repasemos en primer lugar sus enormes beneficios:

– Captamos la información importante, lo cual nos lleva a tomar mejores decisiones.
– Detectamos oportunidades que si no escuchamos pasarían por delante de nosotros sin darnos cuenta.
– Promovemos el trabajo en equipo y la colaboración con los demás, porque las personas quieren trabajar con nosotros.
– Entendemos mejor las necesidades de los otros, y por lo tanto, sabemos cómo cubrirlas más efectivamente.
– Si escuchamos de verdad a una persona, estará más dispuesta a escuchar nuestros argumentos y necesidades.
– Nos convertimos en personas más influyentes, tanto en la vida personal como en el trabajo.
– Potenciamos nuestra capacidad de liderazgo.

¿Y entonces por qué no nos esforzamos más por escuchar de forma profunda y atenta? Porque hay diversos elementos que nos distraen, tanto externos como internos. Y quizá porque no somos conscientes del impacto positivo que provocaría en nuestra vida y en nuestra carrera profesional el hecho de desarrollar esta habilidad de la escucha atenta.

Todos hemos experimentado, o lo experimentamos a diario, cómo tratamos de explicar algo a un amigo, a un compañero de trabajo, o incluso a nuestra pareja, pretendiendo que nos escuchen, y terminamos frustrados, tristes o enfadados porque no nos sentimos escuchados. Y es que el sentirse escuchado es una necesidad humana básica y común de todos. Debemos tener siempre muy presente esto: que estamos satisfaciendo una profunda necesidad humana de los demás. De ahí que aumente enormemente nuestra capacidad de influencia y liderazgo.

Pero ¿Cuales son las 5 claves más importantes a la hora de escuchar de verdad a los demás? A continuación te las expongo:

  1. Cuando escuches, sólo escucha. No te pongas a hacer tareas, ni mirar el móvil ni teclear en el ordenador. Todo eso lanza un mensaje nefasto a la otra persona, que interpreta que no te importa nada lo que te está contando, y pierde interés en compartir contigo sus reflexiones o necesidades no sólo ahora, sino para sucesivas ocasiones. La gente deja de acudir a ti para pedirte ayuda, consejo, porque sabe que no la vas a escuchar. Por tanto, escucha sin hacer otras cosas, escucha con toda tu atención y concentración.
  2. Elimina el ruido mental interno. El ruido mental interno es uno de nuestros principales enemigos, porque nuestra cabeza nunca para. El ruido mental implica tus pensamientos, preocupaciones, y también tus juicios, prejuicios y asunciones. Sin darte cuenta, tu mente rápidamente está pensando en otra cosa, y ya has dejado de escuchar. Y cuando prejuzgas, contaminas el contenido de lo que te están contando, y por tanto, terminas escuchando lo que quieres escuchar, no la auténtica información que te están dando. Recuerda, si tu mente está en otro sitio, aunque trates de disimular o asentir con la cabeza, los demás van a notar que no estás presente, que no estás escuchando de verdad. Y su opinión sobre ti se va a volver muy negativa, porque pensarán que no eres una persona centrada, equilibrada emocionalmente, o que eres alguien egocéntrico y poco empático.
  3. Conecta con el ser humano. Evita una escucha robótica, intentando comprender sólo a nivel racional el contenido de lo que te están contando. Ve más allá, interésate por el ser humano, trata de conectar con él, con sus necesidades y emociones. Se trata de una escucha no sólo cognitiva, sino emocional. Este tipo de escucha es la que moviliza a las personas, genera empatía e influencia en los demás, y promueve la colaboración.
  4. No interrumpas. Somos muy impacientes y ansiosos. La prisa y velocidad con la que hacemos todo la llevamos a la escucha, y no somos capaces de esperar a que terminen de hablar. Por tanto, nos impacientamos y empezamos a interrumpir, lo que demuestra una falta total de empatía y de interés por la otra persona. Hay una frase que muestra la esquizofrenia que inunda nuestra sociedad. «Me molesta que me interrumpas cuando te estoy interrumpiendo».
  5. No dés tu opinión o consejos hasta que no te lo pidan. Nos precipitamos demasiado rápido a dar nuestra opinión, consejo, o a contar nuestra batallita («Pues a mí me pasó también eso, y fue aún peor…»). Es como si quisiéramos coger el protagonismo de la conversación, o demostrar lo listos y experimentados que somos. El mensaje que estás dando es que eres un egocéntrico, y no te interesa lo que te cuenta la otra persona, sino sólo lo que tú dices o quieres demostrar.

Recuerda: los demás perciben rápidamente cuando no les estamos escuchando con interés. Aquí no vale con aprender una técnica y tratar de disimular y fingir que estoy escuchando, porque los demás se van a dar cuenta, no lo dudes. Si quieres obtener los beneficios enormes de una escucha atenta y empática, que enumeré al principio, no queda otra que entrenar esta habilidad día tras día, en todas las ocasiones que tenga, para ir mejorando y mejorando. Y para ello, puedes centrarte cada semana en una de las 5 claves que he mencionado, para ir entrenando cada semana un aspecto de la escucha plena. No sólo vas a notar el impacto positivo en tus relaciones con los demás, sino también en el trabajo, donde serás una persona más influyente, a la que la gente toma muy en cuenta y escucha con interés sus opiniones. Por tanto, más escucha, más éxito.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.

Los efectos cerebrales del mindfulness

Una de las cosas que digo siempre a los participantes de mis cursos de Mindfulness es que además de practicar todos los días como mínimo 10 minutos, lean mucho al respecto. Yo he leído muchísimos libros relacionados con el mindfulness, la meditación zen y la meditación vipassana. Y me han ayudado a entender lo que he ido experimentando con la práctica diaria y también en los retiros intensivos de práctica que he realizado.

Muchas veces en los libros encuentras también recomendaciones para salvar dificultades en la práctica, o para resolver dudas que van surgiendo de manera regular. En definitiva, el complemento de la lectura me parece esencial a la hora de profundizar en los enormes beneficios que tiene el mindfulness para nuestra vida y para nuestro trabajo.

En estos momentos estoy leyendo el libro «Cerebro y mindfulness», de Daniel J. Siegel. El autor es doctor en Medicina por la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard e investigador sobre el mindfulness y el cerebro en la Universidad de California.

Uno de los aspectos más interesantes que destaca en el libro es que cuando practicamos mindfulness activamos, además de otras zonas del cerebro, el sistema de neuronas espejo. Este sistema de neuronas interviene en la capacidad del ser humano de entender a los demás, de empatizar con ellos, incluso de imitar sus actitudes y comportamientos. Es una especie de capacidad para sintonizar con los demás, con sus estados de ánimo e intenciones. Es sorprendente que el mindfulness active este sistema de neuronas espejo cuando practicamos en soledad. El autor señala que, según este hallazgo, a través del entrenamiento mindfulness estaríamos potenciando la sintonía intrapersonal (sintonizar con uno mismo) además de la sintonía interpersonal (con los demás).

Todos los expertos en inteligencia emocional llevan diciendo años que para desarrollar la empatía con los demás (tomar conciencia de sus emociones), es necesario desarrollar la autoconciencia emocional (tomar conciencia de nuestras emociones). Ahora ya sabemos que la respuesta está en el sistema de neuronas espejo, que activamos primero para conectar y ser conscientes de nuestras propias emociones, para luego conectar con las de los demás.

En otras palabras, con la práctica del mindfulness conectamos con nuestro ser en una relación amable, de sintonía y empatía. Esta sintonía se va desarrollando con este entrenamiento mental, porque todos sabemos que al principio tenemos relaciones muy tormentosas con nosotros mismos: nos juzgamos duramente, nos castigamos y reprochamos errores o conductas que no consideramos correctas, y nos autogeneramos un enorme sufrimiento por nuestra excesiva autoexigencia.

Es lógico pensar, desde esta perspectiva científica que nos da Siegel en su libro, por qué el mindfulness nos ayuda a sentirnos mejor con nosotros mismos, y por ende, con los demás. Estamos desarrollando nuestro cerebro en distintas zonas relacionadas con las emociones positivas (cortex prefrontal izquierdo), así como de la activación del sistema de neuronas espejo. Además, reducimos la actividad en la amígdala, órgano situado en el sistema límbico cerebral que dispara neuronalmente las emociones básicas negativas como el miedo o la ira.

Como decía al principio, leer estos hallazgos en un libro científico me ayuda a entender mejor la sensación de integración, armonía, y sintonía conmigo y con el mundo en general, cuando practico mindfulness. Cuando me siento cada mañana con la mente fresca, simplemente para estar quieto, en silencio, viviendo el aquí y ahora, el momento presente, y escucho los pájaros, el tráfico lejano de algún coche, el sonido de mi propia respiración, mis pensamientos y emociones instante tras instante, con aceptación y curiosidad, me siento en paz conmigo y el mundo. Es la aceptación de lo que «es». Y esta sensación tiene un impacto enorme en mi día a día, en mi forma de afrontar los problemas personales y profesionales.

El entrenamiento mental mindfulness cambia totalmente nuestra relación con nosotros mismos, con los demás, y con la vida. Y entender a nivel racional y científico lo que experimentamos física y emocionalmente en la práctica nos motivará a seguir practicando y experimentando las sensaciones de sintonía e integración, para seguir avanzando y profundizando en dichas sensaciones. Esto incrementará nuestra capacidad para disfrutar más de las cosas, aliviará drásticamente el estrés, seremos más felices y también más productivos en nuestra profesión.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.

Malala. Un ejemplo de liderazgo inspirador

Este fin de semana me ha impresionado la película sobre la vida de Malala, la niña pakistaní que con sólo 15 años se enfrentó a los talibanes poniendo en riesgo su vida. No tengo palabras para describir la película, que se titula «El me llamó Malala» y es un documental: preciosa, impactante, emocionante, dura, tierna, etc. Te la recomiendo efusivamente. Si quieres ver el trailer oficial, aquí lo tienes: Trailer Película Malala.

Malala

Pero sobre todo, nos retrata a Malala, uno de los ejemplos vivos más inspiradores de liderazgo y valentía en el mundo. Apuesto a que será uno de los personajes más importantes del siglo XXI, a la altura de figuras legendarias como Ghandi, Nelson Mandela o Martin Luther King.

Ya lo dijo el Premio Nobel de la Paz de 1952, Albert Schweitzer: «El ejemplo no es uno de los modos de influir en los demás. Es el único». Y Malala, la primera niña en recibir el Premio Nobel de la Paz en 2014, es un ejemplo de cómo enfrentarse a la intolerancia, el autoritarismo, la injusticia y el terrorismo.

En la película podemos escuchar a Malala decir con toda contundencia que no siente ningún rencor hacia los terroristas que le dispararon en la cabeza, incluso tiene la capacidad de ponerse en el lugar de los terroristas diciendo que sienten miedo y por eso asesinan y destruyen escuelas con sus bombas. Malala habla de compasión, un sentimiento muy necesario en el mundo. Y defiende la igualdad de todos los seres humanos, la libertad para expresarnos, y la educación como el arma más poderosa que tenemos.

Y derriba prejuicios sobre el islam, una religión que, según dice, defiende la paz y la igualdad. En Occidente son muy necesarios personajes como Malala para desterrar que el islam es una religión intolerante y radical. Intolerantes son los que interpretan de modo erróneo y manipulador dicha religión para perpetuarse en el poder. Al fin y al cabo, también el budismo y el cristianismo han sido y siguen siendo objeto de manipulación y radicalización.

Aunque yo no profese ninguna religión, creo que ninguna de ellas es negativa, sino todo lo contrario. Estoy convencido (y la película de Malala me ha ayudado con mi perspectiva del islam) de que todas defienden los mismos valores y principios, desde diferentes puntos de vista y visiones, pero todas respetables. Es muy significativo, en este sentido, que Malala, en su famoso e inspirador discurso ante la ONU, hablara de Mahoma, Buda y Jesucristo, realizando un ejercicio de apertura y tolerancia.

En la película, no sólo es apasionante el retrato de la figura de Malala, sino también el de su padre, gran ejemplo por sus sólidos valores y por su defensa apasionada de la libertad de expresión, algo por lo que también arriesgó su vida. Es absolutamente impresionante y admirable la innegociable lucha por la que han apostado Malala y su padre por los derechos humanos básicos de libertad de expresión, de educación universal y gratuita para todos los niños del mundo, y de enfrentarse sin miedo y a cara descubierta a los talibanes que pretendían eliminar la educación para las mujeres, y asesinar a todo el que se pusiera por delante en sus planes.

Y emociona aún más ver el coste personal que han tenido que sufrir a causa de defendernos a todos (porque no defienden a una niña, o a muchas, sino al ser humano en su globalidad). Malala tiene media cara paralizada y no oye por uno de sus oídos, después del atentado. Su vida normal de niña y adolescente se vio truncada para siempre. Su familia no puede volver a su casa, a su tierra, en Pakistán, porque aún los talibanes tienen la suficiente fuerza para asesinarles, y de hecho mantienen su amenaza de matar a Malala cuando vuelva. Aún así, ni un atisbo de victimismo, de rencor. Ella declara con una firmeza aplastante y sorprendente que ha elegido ser así y hacer lo que hizo. Con todas las consecuencias.

¡Vaya ejemplo para cualquiera de nosotros! Todos deberíamos aprender de ella, de su valentía y de su coherencia inquebrantable. Gracias Malala, por lo que has hecho, y por lo que, estoy seguro, seguirás aportando a la humanidad.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.

3 motivos para reírnos

Dice Milan Kundera en su último libro «La fiesta de la insignificancia» que ante el mundo, sólo queda una posible resistencia: no tomarlo en serio. La risa es un antídoto para la ansiedad, la preocupación, el estrés o la tristeza. Es sin duda un bien escaso en el mundo en que vivimos, tan lleno de crispación, irritabilidad e indignación. Y deberíamos tomarnos muy en serio reírnos más, porque toda nuestra vida y nuestro trabajo se transformaría, y también nosotros mismos. Al fin y al cabo, nuestra experiencia se basa en una percepción subjetiva de la realidad, y por tanto el observador que somos moldea y distorsiona la realidad, de una forma u otra.

1. Reírnos de nosotros
En primer lugar, y quizá uno de los retos más difíciles que tenemos todos, debemos aprender a reírnos de nosotros mismos. Nos tomamos demasiado en serio, pensando que somos el ombligo del mundo, que somos muy importantes, cuando la realidad es que somos bastante pequeños si tenemos en cuenta que somos uno de los más de 7000 habitantes que vivimos en el planeta tierra, que por cierto es muy pequeñito, y que se encuentra en la Vía Láctea, que es sólo una de las 100 billones de galaxias que existen en el universo.

Esta actitud ignorante de creernos el centro del universo hace que nos enfademos por cualquier cosa que nos hacen o dicen, que nos culpemos y desesperemos cuando cometemos un error, que magnifiquemos situaciones que afectan a nuestro ego, poniendo por delante nuestro orgullo y compitiendo por tener razón y convencer al otro de nuestras razones, en lugar de disfrutar de su compañía. Nos tensamos por ideas preconcebidas sobre el éxito, ideas que hemos comprado a lo largo de nuestra vida o carrera profesional, y nos llevan a estresarnos si no alcanzamos lo que socialmente se espera de nosotros. Las consecuencias de todas estas conductas es una gran rigidez ante la vida, una incapacidad para disfrutar de las experiencias que cada momento el mundo pone ante nuestros ojos, y desde luego una irritabilidad y ansiedad exageradas ante las demandas de nuestra vida. En definitiva, no vivimos.

Es necesario reírnos de nosotros, de nuestras debilidades, de nuestros errores, de nuestra imperfección. Es la única vía para ir más ligeros de equipaje y convivir de forma más tranquila con nosotros. Porque lo que suele suceder es que no nos soportamos a nosotros mismos, y vivir con uno mismo así es un auténtico calvario. Podemos escapar de todos y de todo, pero no de nosotros. Aunque viajemos a miles de kilómetros y nos alejemos de todas las personas que nos conocen, siempre llevaremos con nosotros a nuestro yo. Si uno se toma poco en serio, se reirá mucho más en el día a día, disfrutará de las pequeñas cosas y de las grandes cosas, y detectará oportunidades que otros, sumidos en la bronca o la desesperación consigo mismos o con los demás, no serán capaces de ver. En el fondo estamos hablando de aceptarnos como somos, y disfrutar de la vida tal y como es.

2. Reírnos de nuestros problemas.
Tampoco debemos tomarnos demasiado en serio los problemas que tenemos, o los que tienen nuestras personas queridas. Si miramos todo con cierta perspectiva, la que dan unos cuantos años después de haber vivido una determinada experiencia, nos daremos cuenta de que todo es relativo, de que una experiencia muy dolorosa puede haber sido la semilla de otras experiencias positivas y a veces esenciales para ser quien somos hoy. Ya lo decía Steve Jobs en su famoso discurso en Stanford sobre conectar los puntos. Cuando conectamos dos puntos (experiencias, hechos…) muy lejanos en el tiempo y que aparentemente no tenían ninguna conexión, entendemos todo con mayor lucidez, y nos damos cuenta de que dimos una importancia exagerada a aquella experiencia, sea de éxito o de fracaso. Al fin y al cabo, ¿Qué es el éxito? ¿Qué es el fracaso?

No hay verdades absolutas, y por tanto debemos reírnos de nuestras certezas y de nuestras verdades, porque no son reales. En mi caso, lo que hace 10 años consideraba una certeza, hoy ya no lo es, y lo que considero seguro hoy, dentro de un mes habrá dejado de serlo. Cuando tratas de reencuadrar con perspectiva cualquier experiencia o situación difícil, todo se mueve con mayor fluidez, y empiezas a comprender muchas cosas que antes ni te las habías planteado, y como consecuencia, comienzas a reirte más a menudo.

3. Reírse con los demás.
Si te ríes de ti mismo y de tus problemas y certezas, te aseguro que de forma natural vas a reírte mucho más con los demás: con tus hijos, tus amigos, tu pareja, tus compañeros de trabajo. Y de pronto la vida cambia de color. Lo que antes era gris o negro, ahora es azul, verde o amarillo. Es como si te hubieras cambiado de gafas para ver el mundo. Y los demás, lógicamente, querrán estar más cerca de ti, querrán dejarse influenciar más por ti, y a veces querrán seguirte adonde vayas. Te habrás convertido en una persona influyente, en un líder. ¿Quién dijo que convertirse en un líder era una tarea pesada o dura? Nada más lejos de la realidad. Es realmente divertido.

Dime, ¿Crees que te ríes lo suficiente? Piénsalo un momento. ¿Sueles reírte, bromear, sonreír frecuentemente? Quizá te tomas la vida demasiado en serio, tal vez te tomas a ti mismo/a demasiado en serio. Si no te ríes mucho, en primer lugar plantéate estas 3 preguntas. Este es sólo el primer paso:

– ¿De qué podrías estar agradecido o agradecida en tu vida? Piensa en algo que te haya ocurrido en la vida por lo cual estés agradecido/a.
– ¿A qué persona o personas podrías agradecerle algo importante?
– ¿Recuerdas un pequeño momento positivo o feliz que hayas vivido hoy? Puede ser una comida con un amigo, o haberte reído con tu hija, o haber visto una buena película. Ahora, da las gracias por este pequeño momento de hoy.

Si practicas a menudo el agradecimiento, estarás más preparado/a para empezar a reírte de los 3 motivos que he mencionado. ¡A vivir y a reír!

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.

Feedback = confianza y rendimiento en un equipo

Hace poco tuve una experiencia muy interesante en una sesión de coaching con un equipo. Les propuse una dinámica en la cual debían darse feedback unos a otros de forma abierta y pública. En seguida vi caras de pánico y ansiedad en todos ellos, y supe que el equipo no estaba preparado para una dinámica tan radical para la que es imprescindible que impere la confianza mutua.

El director del equipo propuso hacer una variante más suave del ejercicio: darse feedback entre todos, pero por parejas, no delante de todas las personas del equipo. Es decir, que iban juntándose por parejas, trasladándose a otros despachos para tener privacidad, y luego iban cambiando de pareja, hasta que al final todos se intercambiaron feedback. La indicación del ejercicio es que tenían que decir un aspecto positivo y otro aspecto a mejorar de la otra persona, y luego recibir la misma información del otro.

A pesar de que, a petición del director del equipo, suavizamos la dinámica, seguía habiendo miedos y reticencias. ¿Cómo se tomaría el director del equipo el feedback de sus subordinados, concretamente el aspecto negativo? ¿Cómo afrontarían los miembros del equipo el feedback no sólo hacia su jefe, sino hacia sus compañeros? ¿Cómo recibirían el feedback de cada uno de sus compañeros?

Sin embargo, a medida que iba avanzando el ejercicio, las expresiones iban cambiando, relajándose, incluso tomando matices de entusiasmo y energía positiva. Varios miembros del equipo decían cosas como «Es un ejercicio fundamental», «Deberíamos hacer esto cada dos o tres meses» , «Muy interesante, me ha servido muchísimo para mejorar mi rendimiento y conocerme mejor». El director del equipo se dio cuenta de que no era tan dramático, y terminó entusiasmado con la dinámica.

Esta experiencia me sirvió para darme cuenta de que, a pesar de las apariencias, la mayoría de los equipos no funcionan bajo el entorno de confianza necesario para ser un equipo de alto rendimiento. Y el feedback constante sobre lo positivo y lo negativo es esencial para generar esa confianza mutua entre los miembros de un equipo. Sin confianza, no hay rendimiento. Sin confianza mutua, no hay equipo.

Hoy en día los equipos funcionan dentro de la zona de confort, evitando decir las cosas incómodas, por miedo y por pereza. Evitan afrontar los verdaderos problemas ocultos y deciden «ir tirando», funcionando como pueden. Sin embargo, si queremos un equipo motivado y de alto rendimiento, este desafío tendremos que afrontarlo, no hay más remedio. Para eso, hace falta mucha humildad, y también mucha valentía, para aceptar las críticas constructivas, para aceptar que no soy perfecto, y también para atreverme a decir lo que no está funcionando sin caer en la agresividad.

Y en tu equipo….
1. ¿Hay verdadera confianza?
2. ¿Os dais feedback mutuamente, sea formal o informal, sobre las conductas o actitudes positivas, y también sobre las negativas?
3. ¿Es regular ese feedback?
4. ¿El jefe de equipo está incluido en esta rueda de feedback?

Si has respondido «no» a alguna de estas 4 preguntas, tu equipo tiene un gran reto que afrontar. ¡Adelante!

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.

Presentación de mi nuevo libro

El próximo martes 17 de junio, a las 19.30 h. presentaré mi nuevo libro «El hombre que se atrevió a soñar» en la Casa del Libro, en Gran Vía, 29. Madrid. Es un momento muy especial para mí, y por eso me encantaría verte por allí, conocernos personalmente y si quieres, llevarte un ejemplar del libro firmado por mí. El libro consta de 20 relatos de motivación, felicidad y liderazgo.

PORTADA LIBRO CUENTOSsombra

Mi jefe es un Samurai, El gurú de la felicidad, Lo que el Iphone se llevó, El intérprete de emociones o El Genio que no concedía deseos son algunos de los títulos de los Cuentos. Todo empezó hace 2 años, cuando comencé a escribir los primeros relatos del libro. Quería probar un formato nuevo para mí, el de contar historias que transmitieran un mensaje valioso relacionado con la felicidad y la motivación auténticas y duraderas. Unos meses después, decidí ofrecer los 10 cuentos que había escrito gratuitamente en Internet. Cualquier persona que entrara en mi web podía descargárselos gratuitamente, y darme feedback a través de las redes sociales. Fue una experiencia muy interesante, y la verdad es que la idea fue acogida con entusiasmo por cientos de personas.

Por fin, una editorial se interesó por el proyecto, y me pidió que escribiera 10 cuentos más, para que el libro contara con una parte inédita importante. Y el resultado hoy es la publicación de este libro de 20 cuentos cortos sobre felicidad, motivación y liderazgo. En cada relato abordo un aspecto diferente de estas temáticas, como la aceptación de la incertidumbre, el autoconocimiento de nuestros yoes, la comunicación emocional, el disfrute del camino, el manejo de nuestros pensamientos o la responsabilidad sobre nuestra vida. Mi intención ha sido la de desterrar falsas ideas o mitos de la literatura de autoayuda más superficial, para compartir lo que para mí son las claves más importantes, con la máxima honestidad y humildad.

Evidentemente, todos los relatos están basados en mis propias experiencias vitales, así como las de muchas personas con las que he trabajado y a las que he tenido la suerte de conocer. Me he inspirado en todas estas personas y en mí mismo, en nuestros desafíos y dificultades, pero también en nuestros triunfos y alegrías.

Espero verte en la presentación del próximo martes. Un fuerte abrazo.

 

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.

Mindfulness y autocontrol emocional

Esta semana recibí un correo electrónico que de inmediato me generó una gran indignación y enfado. Según mi opinión, el e-mail era totalmente injusto y me revolvió el estómago. Inmediatamente, me dispuse a contestar al individuo, tratando de comunicarme de la forma más objetiva posible, aportando datos y hechos al arbitrario y subjetivo mensaje que había recibido.

Una vez que lo había escrito lo revisé antes de enviarlo. Me di cuenta de que me había dejado llevar por mi enfado en una frase, en la cual yo hacía un juicio y un diagnóstico, en lugar de ceñirme a datos y hechos. Era una frase que seguramente activaba la agresividad ya existente en la persona que me envió el mensaje. Entonces, después de unos segundos pensándolo, decidí eliminar la frase. Me di cuenta de que esa frase sobraba, y de que sólo era una forma de desahogar mi ira. Dicha frase no era relevante y podía producir más tensión.

Envié el e-mail corregido. Pero durante las dos horas siguientes el mensaje hiriente que había recibido siguió revoloteando mi mente, seguía revuelto emocionalmente. Aunque eso sí, fui plenamente consciente de mis sentimientos, lo bastante como para no dejarme envolverme y confundirme por ellos, y poco a poco toda la vorágine emocional fue disolviéndose.

Posteriormente, ya después de comer, analicé todo el proceso y me resultó muy interesante como una experiencia donde mi práctica regular del mindfulness (meditación para la atención plena) salió a la superficie. A través del mindfulness entrenas tu cerebro en el autocontrol emocional, para no reaccionar inmediatamente a los estímulos que aparecen, por más desagradables o incómodos que sean. Simplemente lo observas, lo experimentas aunque sea negativo, y luego, si es necesario, actúas para hacerlo desaparecer. Pero lo habitual es que si somos lo suficientemente fuertes, no sea necesario hacer nada, porque se resuelve solo. Aquí estoy hablando, en realidad, de autoliderazgo. En este sentido, escribí hace poco un artículo sobre la relación entre mindfulness y liderazgo, si quieres leerlo pincha aquí.

En definitiva, se trata de generar un espacio cada vez más amplio entre el estímulo y nuestra respuesta, con el fin de poder decidir qué respuesta es la más adecuada y efectiva. Si me hubiera dejado arrastrar por mi enfado, le hubiera enviado ese e-mail con esa frase poco afortunada, que hubiera complicado aún más las cosas. En ese espacio entre el estímulo y mi respuesta estuvo la clave del autocontrol emocional y de la conducta correcta.

Gracias a la práctica regular del mindfulness, todos podemos ser mucho más autoconscientes de nuestras emociones, y podemos también ser capaces de controlar nuestras emociones negativas, para manejarlas mejor y poder elegir la conducta más efectiva y positiva en cada situación.

¿Quieres conocer mis Cuentos cortos motivacionales? Descárgatelos de forma gratuita en este link: http://www.execoach.es/portfolio-item/cuentos-cortos/

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor. http://www.javiercarril.com