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Mindfulness aplicado al uso de la tecnología

Este verano, mientras disfrutaba del increíble lujo de disfrutar de quince días de vacaciones en la playa, he estado leyendo el libro «Mindfulness digital» del profesor de la Universidad de Washington David M. Levy. El problema de nuestra hiperconectividad digital y del uso consciente de la tecnología me ha interesado profundamente desde hace años, y de hecho en todos los cursos de mindfulness que imparto en organizaciones lo incluyo como una de las áreas más importantes de aplicación del mindfulness, porque la hiperconectividad digital afecta dramáticamente no sólo a nuestra eficiencia profesional sino a nuestro bienestar y felicidad.

Todos sabemos que la tecnología ha invadido nuestras vidas y nuestros trabajos de forma brusca y vertiginosa. Hace no muchos años no existían las redes sociales ni tampoco teníamos smartphones que son auténticos ordenadores en miniatura, con enorme capacidad y múltiples posibilidades. En nuestros teléfonos móviles accedemos al correo electrónico del trabajo y personal, nos comunicamos por WhatsApp con nuestros amigos y familiares, accedemos al mundo a través de Internet, compartimos fotos y reflexiones vitales en Instagram, Twitter o Facebook, utilizamos todo tipo de aplicaciones que nos hacen la vida más cómoda y aumentan nuestra efectividad como Uber o los Carsharing, o aplicaciones para comprobar lo saludables que son todos los productos del supermercado. Jugamos a videojuegos, escuchamos la música que queremos, controlamos las calorías que comemos o los pasos que damos,  y otras muchas cosas más que hacemos con ese aparato que forma parte ya de nosotros, ese aparato que nos pone histéricos si lo perdemos: el teléfono móvil.

El problema es que es una herramienta tan poderosa y valiosa, y ha entrado en nuestras vidas con tanta velocidad, que no hemos aprendido a usarla de manera racional. Y en muchos casos, se ha convertido en nuestro peor enemigo, ya que perdemos demasiado tiempo enganchados de nuestros móviles, ya sea consultando los miles de mensajes, videos y tonterías que recibimos en los grupos de WhatsApp, consultando cada dos por tres el número de likes que tenemos en una publicación en Instagram o Facebook, o jugando a videojuegos.

En el libro mencionado, Levy comparte una serie de experimentos que realizó con alumnos de sus diversas clases en la Universidad, en los que les proponía aplicar el mindfulness (o atención plena) al uso de la tecnología y también al hábito tan extendido de la multitarea, que está muy conectado con la tecnología y su velocidad. En uno de los experimentos, los participantes tenían que observar e incluso grabarse con una aplicación durante unos veinte minutos en una jornada habitual en la que usaban el ordenador o su teléfono móvil para distintos usos personales y profesionales, por ejemplo el correo electrónico. El objetivo era comprobar qué uso hacían de la tecnología, si realmente estaban focalizados en sus prioridades o todo lo contrario. El resultado fue que, según los testimonios de los propios participantes al ver sus grabaciones, eran totalmente inconscientes de su uso de la tecnología y solían caer constantemente en la multitarea. Esa inconsciencia les llevaba a dispersarse permanentemente. Por ejemplo, era muy frecuente que de manera inconsciente pasaran de una cosa a otra a toda velocidad, y que de una noticia que leían se enganchaban a otra web, y esa web les llevaba a otra, o bien se aburrían de la tarea principal y entraban una y otra vez a sus perfiles de Instagram o Facebook con la consiguiente dispersión, y así hasta el infinito sin la menor conciencia del tiempo que empleaban.

En nuestra actividad on line, ya sea con nuestro ordenador o con nuestro smartphone, es tremendamente fácil dispersarse, olvidarse del mundo, desconectarse de nuestras prioridades, y emplear mucho más tiempo del que teníamos pensado a consultar las noticias, los mensajes de WhatsApp o las redes sociales. De pronto la tecnología nos abduce totalmente, es como si absorbiera nuestro cerebro por completo y lo tuviera bajo su control, y nosotros no fuéramos capaces de recuperar dicho cerebro para tomar de nuevo el control de nuestra conducta y decisiones. En definitiva, los experimentos del profesor Levy demuestran lo que muchos psicólogos y sociólogos dicen desde hace años: que no usamos de forma consciente ni inteligente la tecnología, y que el teléfono móvil nos domina y no al contrario. Tenemos un serio problema de uso compulsivo y patológico de la tecnología. Somos marionetas de nuestros smartphones.

Este uso inconsciente y descontrolado de la tecnología tiene muchas consecuencias en nuestro bienestar. En primer lugar, perdemos una gigantesca cantidad de tiempo viendo videos, mensajes y notificaciones superfluas (chistes malos, memes sin gracia, fakenews, comentarios crispados y agresivos, videos groseros, etc.) que no mejoran nuestra vida en absoluto sino más bien al contrario. Ese desperdicio del tiempo es trágico, ya que el tiempo es el recurso más valioso con el que contamos para lograr nuestros objetivos personales y profesionales. Y es un recurso limitado. Tan sólo tenemos 1440 minutos al día, incluidas las horas de sueño. Esos 1440 minutos son un regalo que se nos concede a todas las personas con el fin de que lo usemos de forma sabia. La mayor parte de la gente tira a la basura gran parte de esos minutos preciosos con este uso inconsciente de la tecnología. Y recordemos que sólo tenemos una vida.

Por supuesto, nuestras relaciones personales se deterioran gravemente cuando estamos conectados constantemente, ya que dejamos de escuchar, de estar presentes, de ser empáticos con los demás. Todos hemos visto grupos de amigos reunidos en un parque, sin hablar entre ellos, consultando cada uno su teléfono móvil. O una familia cenando en un restaurante sin hablar, todos mirando como tontos sus móviles.

Pero ¿Cual es la solución a este serio problema? Empezar a aplicar la conciencia al uso de la tecnología, pero esto no es algo fácil ni automático. Necesitamos introducir el mindfulness a nuestras vidas y luego aplicarlo al uso digital. Cuanto más practiquemos las técnicas mindfulness, más fácilmente nos daremos cuenta de nuestra falta de control e inconsciencia, y antes corregiremos nuestra tendencia a dejarnos llevar por el atractivo irresistible de las aplicaciones y usos digitales. Esto nos llevará a poder tomar elecciones, con libertad, de qué uso hacemos de lo digital, algo que no sucede normalmente.

Cuando hablo de aplicar mindfulness, es algo sencillo, pero no fácil. Mindfulness es la capacidad de prestar atención, de manera sostenida, a la experiencia del momento presente sin juzgar. Se trata por tanto de estar atentos, para ser conscientes de cómo usamos la tecnología. Incluso podemos medir con un cronómetro el tiempo que pasamos consultando las redes sociales, el correo electrónico o el WhatsApp, para tener una medida objetiva y exacta de dicho uso. Seguro que nos llevaríamos grandes sorpresas, y extraeríamos conclusiones muy valiosas sobre qué estamos haciendo con el tiempo limitado de nuestra vida. Finalmente, esa conciencia nos puede llevar a tomar decisiones que limiten nuestro uso excesivo de lo digital, incluso la sabia elección de tomarnos tiempos de total desconexión digital, algo que también recomienda el libro «Mindfulness digital». En otro experimento, se invita a los participantes a una total desconexión digital de unas 24 horas, que lleva a los participantes a hacer descubrimientos increíbles, por ejemplo darse cuenta de lo agradable que es sentir el sol o la brisa en nuestra piel, tener una agradable conversación libre de móviles con nuestra pareja, o simplemente saborear la comida sin la intrusión de las redes sociales. En definitiva, vivir la vida real. Permitir demasiado espacio de nuestro día a la vida virtual nos robotiza, nos desconecta de nosotros, de la vida y de los demás. 

Lo que es interesante también de los experimentos del profesor Levy es que los participantes reconocen que la vida on line y la multitarea les genera mucho estrés y ansiedad. Es sorprendente porque siempre asociamos el uso de la tecnología a algo placentero. El conocido síndrome FOMO (Fear of missing out), la ansiedad de cuantos likes voy a tener en una publicación, el deseo de tener muchos seguidores, así como el constante bombardeo de estímulos digitales (mensajes, notificaciones, e-mails) generan más estrés de lo que somos conscientes. En este sentido, es sorprendente el nivel de inconsciencia sobre cuanto estrés nos genera el uso de la tecnología.

Como conclusión, si queremos un nivel mayor de bienestar y felicidad en nuestra vida, si queremos reducir nuestro estrés y ansiedad, si queremos tener una sensación de mayor control de nuestras decisiones, conductas y emociones, si queremos tener relaciones más plenas y felices, es fundamental empezar a trabajar en un uso más consciente y sabio de la tecnología, con el fin de que la usemos como la herramienta valiosa que sin duda es, en lugar de que se convierta en nuestro tirano, en nuestra mayor fuente de pérdida de tiempo y eficiencia, y en nuestra peor adicción. Necesitamos tomar las riendas para dejar de ser víctimas de la tecnología, y poder aprovechar todo el valor que nos ofrece, y como consecuencia poder disfrutar de las pequeñas maravillas de la vida cotidiana, así como a emplear nuestro valioso tiempo en lo verdaderamente importante.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

Presentación de mi libro «7 hábitos de mindfulness»

Me hace mucha ilusión compartir contigo que el próximo jueves 19 de abril a las 19 h. presento mi nuevo libro «7 hábitos de Mindfulness para el éxito» en el auditorio de la Torre BBVA Saenz de Oiza, en Pº Castellana, 81. Madrid. Y por supuesto, ¡Estás invitado! Me encantará, querido lector o lectora, que vengas y me acompañes en este momento tan especial.

Te adjunto aquí la invitación a la presentación. Es necesario confirmar enviando un e-mail a eventos@editorialkolima.com

Hoy mismo he impartido un taller de 4 horas de mindfulness para directivos de Recursos Humanos y de Prevención de Riesgos de unas 23 empresas. Los participantes han realizado reflexiones interesantes sobre la importancia de desarrollar la atención en el momento presente a través del entrenamiento mindfulness para evitar accidentes laborales de tráfico (muy habituales) y también accidentes con maquinaria peligrosa. Otra de las conclusiones es que la atención y la conciencia ayuda a los empleados a ser menos impulsivos y reactivos ante los problemas, reduciéndose drásticamente los conflictos y mejorando el clima laboral y la motivación. El mindfulness debe ser una herramienta preventiva, nunca reactiva. Es decir, las empresas deben tomar medidas de forma proactiva para prevenir accidentes y bajas laborales por estrés, ansiedad o depresión, que tienen un altísimo coste humano y económico. Se debe promover meditación en lugar de medicación.

Me gustan esas bolas de cristal de nieve, que contienen una figura o un paisaje y que al agitarla se llena de nieve volando dentro de la bola de cristal, y no deja ver lo que hay en el interior. Si dejamos quieta la bola, poco a poco, los copitos de nieve de la bola se van posando en la superficie y entonces podemos ver con claridad la imagen (un árbol de Navidad, unas bailarinas, una casa rural en un paisaje invernal, etc.).

Pues bien, nuestra mente es como la bola de nieve cuando la agitamos. Confundida por el maremagnum de pensamientos (copitos de nieve) que llenan nuestra mente constantemente, no somos capaces de ver con claridad la realidad. Los pensamientos nublan nuestra conciencia y andamos estresados y dispersos, haciendo cosas sin parar, a toda velocidad, como pollos sin cabeza, sin rumbo.

Necesitamos parar. Sólo parando frecuentemente lograremos que los copitos de nieve se posen en la superficie y nos dejen ver la «imagen» de nuestra vida. Cuando paremos, miremos hacia fuera, hacia un lado, hacia otro. Miremos hacia dentro también, hacia nuestro interior, prestémonos atención para ver cómo nos sentimos. Después de la parada, nuestra mente habrá ganado claridad y serenidad. Y si paramos frecuentemente, nuestra percepción de las cosas irá siendo más clara y precisa, y eso nos ayudará a mejorar nuestra vida y nuestra carrera profesional. En definitiva, si quieres avanzar, debes parar, aunque suene paradójico. La mayoría de las personas está abducida por el modo «hacer», y  no se para nunca para reflexionar, para cuestionarse, para refocalizarse. Sigue corriendo a todas partes, como los hámsters que corren en la rueda interminablemente y sin sentido.

Si vienes a la presentación, te contaré muchas más cosas, trataré de provocar tu reflexión, de inspirarte y de remover tu conciencia. Además, experimentarás el mindfulness a través de un ejercicio práctico guiado, y por supuesto te podrás llevar un ejemplar firmado por mí si quieres. ¡Anímate y nos vemos el día 19!

Si no puedes venir a la presentación y quieres comprar el libro, pincha en el siguiente link: Comprar el libro

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.

4 claves de inteligencia emocional

El pasado fin de semana he estado impartiendo el módulo de inteligencia emocional dentro del Master de Desarrollo Personal del Instituto Pensamiento Positivo. Ha sido una experiencia muy intensa, porque han sido 15 horas de formación en emociones, incluyendo una parte de comunicación emocional, para un grupo de 38 personas.

Hemos repasado las 5 competencias de forma práctica y experiencial:

  1. Autoconciencia emocional
  2. Gestión emocional
  3. Automotivación
  4. Empatía
  5. Inteligencia social (donde estaba incluida la comunicación asertiva)

Y he incidido mucho en una serie de ideas básicas sobre educación emocional, que quiero compartir contigo en este post. Son las siguientes 4 claves:

  1. No hay emociones negativas. Las emociones son información, y de hecho una información muy valiosa, para guiarnos y hacernos evolucionar, así como para lograr nuestras metas personales y profesionales. Así que desde esta perspectiva, ninguna emoción es negativa. Por ejemplo, el miedo no sólo sirve para protegernos de los peligros reales (un incendio, una carretera estrecha de montaña, un atracador…), sino también para hacernos crecer. Si una decisión o acción nos da miedo, entonces es una clara señal de que debemos tomarla porque nos va a hacer salir de la zona de confort. Por tanto, debes prestar atención al mensaje que te está dando una emoción complicada como la rabia o la tristeza, lo que yo llamo indagar en nuestras emociones. En ese momento comenzarás a aprovechar la capacidad de tus emociones para guiarte en la vida y en la carrera profesional.
  2. Date permiso a sentir todas las emociones. La educación emocional que hemos recibido es muy destructiva, porque nos han repetido miles de veces frases como «No llores» «No te enfades que no tiene importancia» «No tengas miedo que eso es de cobardes» «No estés triste». Todos los expertos en inteligencia emocional nos dicen que el primer paso para gestionar nuestras emociones dolorosas es hacer justo lo contrario: darnos permiso para sentirlas, aceptarlas, y no evitarlas, rechazarlas o taparlas (con un lexatin, comiendo compulsivamente o con cualquier otro parche). Es como si pretendiéramos tapar un manantial que brota de una montaña. ¿Qué pasaría con el agua que hemos intentado bloquear? Que tarde o temprano saldrá por otro sitio y creará quizá 5 manantiales. Esto es lo que sucede con nuestras emociones si las tapamos o evitamos: que salen tarde o temprano, y no de la mejor manera.
  3. Conviértete en un observador emocional. Dice Daniel Goleman en su libro «Focus» que «La atención regula la emoción». Efectivamente, debemos entrenarnos en observar nuestras emociones a diario, preguntándonos ¿Ahora cómo me siento? o ¿últimamente, cual es mi estado de ánimo?, para acostumbrarnos a estar en contacto con nuestras emociones. Una herramienta esencial en este punto es etiquetar la emoción, que se ha demostrado tremendamente eficaz para bajar la intensidad de una emoción difícil. Etiquetar la emoción es ponerle un nombre preciso que defina cómo me siento. Por ejemplo, «frustración, miedo, tristeza, resignación, preocupación, ansiedad…» Sólo con poner atención en nosotros a nivel emocional y etiquetando la emoción que sentimos lograremos regular la emoción. Si esta autoobservación la incorporamos de manera permanente en nuestra día a día, habremos avanzando un paso de gigante en nuestra inteligencia emocional.
  4. Cuestiona tus pensamientos. Nuestros pensamientos no son hechos, no son la verdad, sino una mera interpretación subjetiva de los hechos, experiencias y situaciones que vivimos. Sin embargo, nos creemos nuestros pensamientos constantemente, y eso nos genera una enorme cantidad de problemas y decisiones equivocadas, porque actuamos en base a interpretaciones realizadas con nuestros filtros mentales. El problema es que la mayoría de las veces filtramos nuestras experiencias de forma negativa, y eso nos hace sentirnos preocupados, resentidos, estrenados y enfadados. Distorsionamos la realidad y nos contamos unas películas  tremendas de drama o de terror. Lo peor es que nos creemos nuestros dramas. Empieza por cuestionar tus pensamientos, y deja de creer que son verdad. No lo son. Y si no me crees, trata de recordar una situación incómoda que se haya repetido en tu vida varias veces. Seguro que algunas veces te has sentido incómodo o ansioso en esa situación, y otras veces la has gestionado de forma serena e incluso con sentido del humor. ¿Cual es el motivo? Pues que tu interpretación o pensamientos sobre esa situación eran muy distintos.

Partiendo de estas 4 claves esenciales, podemos empezar a relacionarnos con nuestros pensamientos y emociones de una forma mucho más sana y productiva, que nos ayude a conseguir una vida más feliz y también una carrera profesional más exitosa. Hay muchos estudios e investigaciones que revelan que las personas que tienen autocontrol emocional tienen muchas más probabilidades de ser felices y de tener éxito en la vida que las personas que carecen de él.

Pues bien, te propongo empezar a entrenarte ahora. ¿Qué estás sintiendo ahora? Sea lo que sea, dale permiso, acepta lo que sientes y ponle un nombre. En segundo lugar, puedes indagar en la emoción. ¿De dónde viene? ¿Qué necesitas? ¿Qué pensamientos generan esa emoción? ¿Son verdad dichos pensamientos o estás creyéndote tu propio drama?

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.

By |febrero 13th, 2018|Sin categoría|1 Comment

La práctica cotidiana del mindfulness

El último objetivo que buscamos cuando empezamos a practicar la meditación mindfulness (atención plena) es que el estado mental que logramos durante la meditación se traslade a nuestra vida cotidiana. Cuando practicamos meditación nuestras ondas cerebrales descienden a ondas alpha, que están relacionadas con un estado de máxima relajación y receptividad del cerebro, mayor velocidad de aprendizaje, y mayor creatividad. Baja el volumen de nuestros pensamientos, y recuperamos el equilibrio emocional y la claridad mental.

Imagina que ese estado de máximo potencial del cerebro lo llevamos a la vida cotidiana: esa claridad mental, ese equilibrio emocional, esa creatividad y capacidad de aprendizaje. Sin duda, nuestra vida personal y profesional cambiaría profundamente. Y eso es lo que sucede. Te lo digo por experiencia. Hace 12 años estaba inmerso en una grave crisis personal y profesional, no le veía sentido a mi trabajo (trabajaba como publicista), y me topé bruscamente con la sensación de mortalidad a causa de un problema grave de salud. Estaba perdido, no sabía quien era ni qué quería. Necesitaba respuestas urgentes a todas mis preguntas. Es lo que Jon Kabat Zinn llamó la catástrofe total en su libro «Vivir con plenitud las crisis».

La meditación zen, y después la meditación mindfulness me dio las respuestas que necesitaba en aquel momento, y literalmente cambió mi vida para siempre. Desde entonces he ido ganando progresivamente claridad sobre mis metas, sobre mis valores, sobre mi propósito vital. Y he ido logrando estar más en el presente, disfrutando del momento, de las pequeñas experiencias de cada día, lo que ha aumentado mi felicidad. Es decir, que el mindfulness ha inundado mi vida personal y profesional.

Pero ¿Cómo podemos saber si estamos cultivando el mindfulness en nuestra vida cotidiana? Voy a poner varios ejemplos muy concretos, que pueden servir también de pautas prácticas de aplicación:

  • Dedica unos 10 minutos al día a estar solo contigo mismo, en silencio, inmóvil, simplemente tratando de prestar atención al momento presente sin juicios y con aceptación (a tu respiración, a tus sensaciones en el cuerpo, a los sonidos, a tus pensamientos y emociones).
  • Procura levantarte con tiempo suficiente para no ir corriendo a todas partes, y angustiado por la posibilidad de llegar tarde al trabajo.
  • Cuando desayunes, presta atención a la preparación y luego trata de saborear lo que comas. Observa los colores, la textura, el olor de lo que estés comiendo, y luego céntrate en saborearlo. Evita poner la radio, la TV o mirar el móvil mientras estés desayunando.
  • Cuando vayas conduciendo a tu trabajo, concéntrate en conducir y trata de ir más despacio de lo habitual, respetando al resto de conductores, las señales de velocidad, etc.
  • En tu trabajo, saluda a tus compañeros conscientemente, no como una fórmula protocolaria. Pregúntales qué tal están de forma sincera y auténtica.
  • Pregúntate frecuentemente durante el día «¿Qué emoción siento?» y ponle un nombre a tu emoción: alegría, frustración, orgullo, tranquilidad, estrés, etc.
  • En tu trabajo, márcate dos objetivos importantes para ti a lograr en el día. dichos objetivos deben ser muy alcanzables. Y planifícate el día para lograr estos dos objetivos. Si es necesario y posible, libérate tareas poco importantes para dejar espacio a estos dos objetivos importantes.
  • Durante el día, prográmate hacer pausas productivas de 5 minutos cada hora y media de trabajo, con el fin de hacer varias respiraciones conscientes, o para levantarte de tu silla y estirarte o darte un paseo. Esto hará que tu concentración sea máxima durante todo el día.
  • Cuando estés enfocado en una tarea importante en tu trabajo, trata de no distraerte con los correos electrónicos o whatsaps que van llegando a tu móvil. Si te cuesta trabajo, cierra el programa de correo durante una hora o más, y mete el móvil en un cajón para no verlo.
  • Si asistes a una reunión, concentra toda tu atención en la reunión, escuchando al resto de participantes, y aportando tus ideas de forma proactiva, evitando consultar tu móvil o dejar que tu mente se distraiga con otros temas fuera de la reunión.
  • Evita abrir varios frentes en tu trabajo cayendo en el improductivo hábito de la multitarea.
  • Si sientes estrés porque tu mente genera pensamientos negativos relacionados con el futuro (preocupaciones, tareas pendientes) ocúpate de lo que tengas que ocuparte y después vuelve a centrarte en el trabajo con máxima atención.
  • Cada vez que tu mente se marche al futuro (recuerdos, preocupaciones) o al pasado (rumiación) vuelve a traerla al momento presente, al aquí y ahora. Quizá te ayude conectar con tu respiración, haciendo varias respiraciones conscientes.
  • Cuando vuelvas a casa, aparca el coche en el garage de tu casa, apaga el motor y dedica 5 minutos, con los ojos cerrados, a sentir tu respiración. Eso te ayudará a desintoxicarte del estrés del día, y entrar a tu vida familiar más sereno y centrado.
  • Escucha con atención plena a tu pareja, a tus hijos, cuando te cuenten sus experiencias del día, evitando juzgarles o tratando de darles rápidamente tus consejos y opiniones. Sólo escucha con empatía y compasión.
  • En la cena, procura que toda tu familia esté presente, evitando móviles, TV o cualquier otra distracción.
  • En general, ¡deja de mirar al móvil cada 5 minutos! Empieza tu desintoxicación digital hoy mismo.

Podría continuar, pero seguro que ya puedes hacerte una idea de la enorme aplicabilidad del mindfulness para aumentar nuestra felicidad y nuestra eficiencia en el trabajo. Siempre digo que el mindfulness es aplicable desde el minuto 1 de nuestra vida. En cualquier momento podemos poner la atención en el aquí y ahora, con curiosidad, sin juicios, con aceptación y con amabilidad. Esa atención plena tan especial cambiará totalmente nuestra percepción de los demás, de las experiencias diarias, de nosotros mismos como individuos.

Puedes empezar a practicar desde ahora mismo. ¿Dónde estás? ¿Qué estás haciendo? Sea lo que sea, dirige toda tu atención al presente, a lo que estés haciendo o lo que estés sintiendo y experimentando en tu mente y cuerpo. Y no dejes que tu mente lo contamine con juicios, expectativas o deseos. Simplemente, vive ese momento con la mayor plenitud.

Si quieres aprender los fundamentos y técnicas de la meditación Mindfulness, apúntate a la 10ª edición de nuestro próximo taller, el 1 de febrero de 2020 en Madrid ¡Aún quedan plazas! En el siguiente link tienes toda la información. Curso de Mindfulness (atención plena).

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.

Resiliencia y mindfulness

El conocido neuropsiquiatra Boris Cyrulnik, que superó el trauma de los campos de concentración nazis, incluyendo la matanza de sus padres, define el concepto de resiliencia como la capacidad para superar situaciones o experiencias dolorosas y traumas, saliendo fortalecido de ellos.

Es interesante la diferencia que hace Cyrulnik entre el concepto de resistencia y el de resiliencia. Resistencia sería la capacidad de mantenerse firme y fuerte en el momento de sufrir la situación traumática o dolorosa. Sin embargo, el hecho de mantenerse fuerte en ese momento crítico no significa que lo superes en tu vida, no significa que ese hecho no deje secuelas y consecuencias emocionales posteriores que condicionen tu vida. Aquí entra el concepto de resiliencia, que tiene que ver más con el post-trauma, es decir, con la capacidad de superar esa situación dolorosa después de haberse producido y además salir fortalecido, y crecer gracias a la experiencia.

Un ejemplo fácil de entender es el de los soldados cuando luchan en una guerra. Hay soldados que son muy valientes y resistentes psicológicamente, pero que después del conflicto, cuando vuelven a su vida normal, se hunden a nivel emocional. El caso de los resilientes es el de un soldado que, independientemente de lo valiente y resistente que haya sido en el conflicto, cuando vuelve es capaz de rehacer su vida, de superar los traumas de la guerra y salir fortalecido psicológicamente. Por tanto, la resiliencia podría resumirse en dos palabras: Superarlo y Crecer, o Superarlo y Ganar.

En el mundo empresarial del siglo XXI, que se ha definido por los gurús como VUCA (volátil, incierto, complejo y ambigüo), la resiliencia es algo fundamental. Salvando las distancias con respecto a eventos extremos como los mencionados, en la vida o el trabajo las personas se enfrentan a situaciones difíciles o incluso traumáticas como la muerte de un familiar muy cercano, el despido de tu puesto de trabajo, una enfermedad grave que te diagnostican, o simplemente la presión de los objetivos en el trabajo mes a mes. Y en esas situaciones la persona resiliente es más capaz de superarlas y salir fortalecido de ellas.

Una de las claves para desarrollar la resiliencia es reconocer la realidad y aceptarla. La razón por la cual no superamos situaciones graves y dolorosas es porque las negamos y además las rechazamos como injustas, anclándonos en estados emocionales negativos como el resentimiento. En definitiva, no hemos pasado página. Otra de las claves de la resiliencia es ser capaces de “ver” más allá de una experiencia difícil y dolorosa, detectando las oportunidades de aprendizaje y crecimiento. Esto sólo lo podemos lograr si abrimos nuestra mente, con una visión “out of the box”.

Pero ni la aceptación ni la apertura mental son algo fácil y rápido de conseguir, porque requieren un cambio en nuestro cerebro a nivel inconsciente y en gran parte emocional. ¿Y cómo se pueden desarrollar estas capacidades, relacionadas con la resiliencia, a nivel inconsciente? ¿Existe una herramienta para ello? Sí existe y se llama Mindfulness (atención plena), como se evidenció en una investigación en 2014 de la Universidad de California y la Escuela de Medicina de San Diego, en la cual un grupo de soldados marines estadounidenses incrementaron su resiliencia y su capacidad de recuperarse positivamente de experiencias estresantes relacionadas con su participación en la guerra, después de un entrenamiento basado en la metodología mindfulness.

El mindfulness es un entrenamiento mental a través del cual desarrollamos todo el potencial de nuestro cerebro. Para explicar de forma fácilmente recordable la esencia de dicho entrenamiento, he creado el modelo mnemotécnico de las 6 As (AAAAAA). Dirigir la Atención al Aquí y Ahora, con una actitud de Apertura, Aceptación y Amabilidad. A Continuación desarrollo las 6 As:

A: Atención. Aprendemos a través del entrenamiento mindfulness a dirigir y focalizar conscientemente nuestra atención, evitando que la mente se distraiga y divague.

A: Aquí. Focalizamos la atención en el lugar donde estamos en este instante, ya que no existe otro lugar que aquí.

A: Ahora. Focalizamos la atención en el momento presente, porque no hay otro momento que este (Carpe diem). Esto implica no engancharse a los pensamientos sobre el futuro y el pasado.

A: Apertura. Es una atención abierta, curiosa, en la cual evitamos juzgar las experiencias, y evitamos contaminarnos por ideas preconcebidas, prejuicios, etc. como si volviéramos a percibir las cosas con la mente de un niño.

A: Aceptación. Entrenamos la cualidad de aceptar lo que “es”, sin querer cambiar la experiencia, sin esperar un resultado determinado, aceptando también lo desagradable o incómodo que aparezca, y no rechazándolo.

A: Amabilidad. Desarrollamos la compasión y amabilidad con nosotros, combatiendo nuestra tendencia habitual a tratarnos dura y agresivamente, a juzgarnos y reprocharnos nuestros errores y decisiones.

A través del mindfulness, entrenamos al cerebro para que aprenda a relacionarse con todo tipo de experiencias de un modo más productivo, incluyendo las experiencias dolorosas. El mindfulness desarrolla la habilidad en el cerebro de aceptar toda experiencia como una oportunidad de aprendizaje y crecimiento. Y dejamos de estar condicionados por nuestros hábitos mentales: juicios, expectativas, deseos, torturarse por hechos del pasado (que se llama rumiación), generarse ansiedad por acontecimientos del futuro que aún no han sucedido (llamado pre-ocupación). Todos estos hábitos de la mente nos generan, sin darnos cuenta, mucho sufrimiento, ansiedad y estrés.

En este sentido, es muy interesante el trabajo de investigación que lleva realizando desde hace más de 30 años el Center for Mindfulness de la Universidad de Massachusetts respecto a la efectividad del Mindfulness para aprender a manejar el estrés y la ansiedad, y el Centro de Mindfulness de la Universidad de Oxford relacionado con la eficacia del mindfulness para prevenir y superar la depresión. El mindfulness, cuando se practica con regularidad, cambia la fisiología del cerebro, activando el cortex prefrontal izquierdo, relacionado con un aumento de emociones positivas, y reduce la actividad de zonas cerebrales relacionadas con la depresión (el lóbulo temporal derecho), el miedo o la rabia (la amígdala).

En el libro “El camino del Mindfulness”, John Teasdale, Mark Williams y Zindel Segal, investigadores y responsables del programa de mindfulness de Oxford, describen 7 cambios claves que se producen en las personas que integran el mindfulness como una práctica regular:

  1. De vivir con el “piloto automático” a vivir de manera consciente y atenta.
  2. De hurgar en el pasado (rumiar) y en el futuro (pre-ocuparse) a estar plenamente en el momento presente.
  3. De condicionar la experiencia a través de la mente (con juicios, recuerdos) a sentir la experiencia directamente.
  4. De intentar evitar y escapar de las experiencias poco agradables a acercarse a ellas con curiosidad.
  5. De querer que las cosas y las personas sean diferentes a aceptar las cosas tal y como son.
  6. De creerse todos los pensamientos como si fueran la verdad absoluta, a verlos como simples interpretaciones o fenómenos mentales pasajeros, que no tienen por qué corresponder con la realidad.
  7. De tratarse a uno mismo duramente a tratarse con amabilidad, compasión y aceptación.

Podemos intuir claramente que las personas resilientes han aprendido a desarrollar estos comportamientos y actitudes como hábitos, que son las que se logran a través del entrenamiento mindfulness. ¿Qué impacto tendría en nuestra vida si desarrolláramos estos 7 hábitos del mindfulness? ¿Seríamos más felices? ¿Nos iría mejor también en nuestra carrera profesional? A mí no me cabe la menor duda.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.

5 claves para escuchar de verdad

¡Qué poco escuchamos a los demás! ¡Cuanto déficit de escucha hay en nuestra sociedad! Y sin embargo, es una de las habilidades más importantes que podemos desarrollar en nuestra vida. Repasemos en primer lugar sus enormes beneficios:

– Captamos la información importante, lo cual nos lleva a tomar mejores decisiones.
– Detectamos oportunidades que si no escuchamos pasarían por delante de nosotros sin darnos cuenta.
– Promovemos el trabajo en equipo y la colaboración con los demás, porque las personas quieren trabajar con nosotros.
– Entendemos mejor las necesidades de los otros, y por lo tanto, sabemos cómo cubrirlas más efectivamente.
– Si escuchamos de verdad a una persona, estará más dispuesta a escuchar nuestros argumentos y necesidades.
– Nos convertimos en personas más influyentes, tanto en la vida personal como en el trabajo.
– Potenciamos nuestra capacidad de liderazgo.

¿Y entonces por qué no nos esforzamos más por escuchar de forma profunda y atenta? Porque hay diversos elementos que nos distraen, tanto externos como internos. Y quizá porque no somos conscientes del impacto positivo que provocaría en nuestra vida y en nuestra carrera profesional el hecho de desarrollar esta habilidad de la escucha atenta.

Todos hemos experimentado, o lo experimentamos a diario, cómo tratamos de explicar algo a un amigo, a un compañero de trabajo, o incluso a nuestra pareja, pretendiendo que nos escuchen, y terminamos frustrados, tristes o enfadados porque no nos sentimos escuchados. Y es que el sentirse escuchado es una necesidad humana básica y común de todos. Debemos tener siempre muy presente esto: que estamos satisfaciendo una profunda necesidad humana de los demás. De ahí que aumente enormemente nuestra capacidad de influencia y liderazgo.

Pero ¿Cuales son las 5 claves más importantes a la hora de escuchar de verdad a los demás? A continuación te las expongo:

  1. Cuando escuches, sólo escucha. No te pongas a hacer tareas, ni mirar el móvil ni teclear en el ordenador. Todo eso lanza un mensaje nefasto a la otra persona, que interpreta que no te importa nada lo que te está contando, y pierde interés en compartir contigo sus reflexiones o necesidades no sólo ahora, sino para sucesivas ocasiones. La gente deja de acudir a ti para pedirte ayuda, consejo, porque sabe que no la vas a escuchar. Por tanto, escucha sin hacer otras cosas, escucha con toda tu atención y concentración.
  2. Elimina el ruido mental interno. El ruido mental interno es uno de nuestros principales enemigos, porque nuestra cabeza nunca para. El ruido mental implica tus pensamientos, preocupaciones, y también tus juicios, prejuicios y asunciones. Sin darte cuenta, tu mente rápidamente está pensando en otra cosa, y ya has dejado de escuchar. Y cuando prejuzgas, contaminas el contenido de lo que te están contando, y por tanto, terminas escuchando lo que quieres escuchar, no la auténtica información que te están dando. Recuerda, si tu mente está en otro sitio, aunque trates de disimular o asentir con la cabeza, los demás van a notar que no estás presente, que no estás escuchando de verdad. Y su opinión sobre ti se va a volver muy negativa, porque pensarán que no eres una persona centrada, equilibrada emocionalmente, o que eres alguien egocéntrico y poco empático.
  3. Conecta con el ser humano. Evita una escucha robótica, intentando comprender sólo a nivel racional el contenido de lo que te están contando. Ve más allá, interésate por el ser humano, trata de conectar con él, con sus necesidades y emociones. Se trata de una escucha no sólo cognitiva, sino emocional. Este tipo de escucha es la que moviliza a las personas, genera empatía e influencia en los demás, y promueve la colaboración.
  4. No interrumpas. Somos muy impacientes y ansiosos. La prisa y velocidad con la que hacemos todo la llevamos a la escucha, y no somos capaces de esperar a que terminen de hablar. Por tanto, nos impacientamos y empezamos a interrumpir, lo que demuestra una falta total de empatía y de interés por la otra persona. Hay una frase que muestra la esquizofrenia que inunda nuestra sociedad. «Me molesta que me interrumpas cuando te estoy interrumpiendo».
  5. No dés tu opinión o consejos hasta que no te lo pidan. Nos precipitamos demasiado rápido a dar nuestra opinión, consejo, o a contar nuestra batallita («Pues a mí me pasó también eso, y fue aún peor…»). Es como si quisiéramos coger el protagonismo de la conversación, o demostrar lo listos y experimentados que somos. El mensaje que estás dando es que eres un egocéntrico, y no te interesa lo que te cuenta la otra persona, sino sólo lo que tú dices o quieres demostrar.

Recuerda: los demás perciben rápidamente cuando no les estamos escuchando con interés. Aquí no vale con aprender una técnica y tratar de disimular y fingir que estoy escuchando, porque los demás se van a dar cuenta, no lo dudes. Si quieres obtener los beneficios enormes de una escucha atenta y empática, que enumeré al principio, no queda otra que entrenar esta habilidad día tras día, en todas las ocasiones que tenga, para ir mejorando y mejorando. Y para ello, puedes centrarte cada semana en una de las 5 claves que he mencionado, para ir entrenando cada semana un aspecto de la escucha plena. No sólo vas a notar el impacto positivo en tus relaciones con los demás, sino también en el trabajo, donde serás una persona más influyente, a la que la gente toma muy en cuenta y escucha con interés sus opiniones. Por tanto, más escucha, más éxito.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.

Para ser feliz hay que PARAR

Todo el mundo habla de Mindfulness: en las empresas, en los medios de comunicación, en la educación e incluso en el deporte. ¿Es una moda o ha venido para quedarse? Yo no tengo ninguna duda de que el mindfulness será una de las revoluciones humanistas del siglo XXI, imprescindible para compensar la robotización del ser humano provocada por el desarrollo tecnológico, el uso masivo y permanente del móvil, y el aumento constante de estímulos que bombardean nuestra capacidad para conectarnos con nosotros mismos y con los demás. A estímulos me refiero a mensajes de Twitter, Facebook, Whatsapp, e-mail, cientos de canales de TV, Internet, etc.

Pero ¿Qué es el mindfulness? En este post quiero compartir un modelo nemotécnico que he creado, y que nos puede ayudar a entender de forma sencilla qué es y para qué nos sirve el mindfulness en nuestra vida, y al mismo tiempo a recordar rápidamente las claves para poder aplicarlo en cualquier momento de nuestro trabajo o de nuestra vida.

Me gusta el nombre de este modelo: PARADA,  ya que está totalmente relacionado con el espíritu del mindfulness. Porque para conectar con el modo mental de Atención plena (mindfulness) es necesario parar. Y todos sabemos lo tremendamente difícil que nos resulta dejar de correr y correr a todas partes, haciendo miles de tareas, la mayor parte de las veces sin un rumbo previamente definido, y sin ningún sentido. Como el Conejo de Alicia en el País de las Maravillas, que al preguntarle adonde tenía que ir, simplemConejo_Blancoente contestaba: «Llego muy tarde, tengo mucha prisa». Así estamos nosotros cuando el piloto automático se apodera de todas las facetas de nuestra vida.

Echemos un vistazo al modelo PARADA.

PARAR. Como he dicho, es necesario que paremos, para conectar con nosotros, con la acción o tarea que estamos realizando en este momento. Si no paramos, no podremos avanzar ni disfrutar de nada en la vida.
ATENDER. Paramos para poner atención plena a lo que está sucediendo aquí y ahora, en el momento presente, que es lo único real, lo único que existe. En lugar de estar preocupados por el pasado o el futuro, atendemos a lo que este momento demanda de nosotros. Esta es la clave de la concentración y el alto rendimiento.
REGISTRAR. Cuando paramos para atender, dirigimos nuestra atención con el fin de poder registrar la experiencia con la máxima ecuanimidad y serenidad. Se trata de registrar nuestros pensamientos, emociones, conductas, reacciones automáticas, y también de registrar cómo se encuentran los demás (empatía) y el entorno (visión sistémica). Para ello, debemos registrar todo con la mente de un científico, con total apertura y evitando juicios, expectativas o etiquetas que contaminan nuestra visión (esto es correcto, esto es incorrecto, esto es malo, esto es bueno, me gustaría que…, debería ser…).
ACEPTAR. Todo lo que registramos en el momento presente, tanto dentro de mí como fuera de mí, lo hacemos con aceptación, no resistiéndonos a las cosas tal y como son, no luchando contra ellas ni contra nosotros mismos. La aceptación es una actitud clave para poder ir más allá de nuestros actuales límites mentales.
DESCUBRIR. Cuando cubrimos las anteriores fases del modelo, empezamos a ver las cosas con mucha más claridad y serenidad, y eso hace que empecemos a descubrir lo que es la auténtica realidad. Por tanto, el mindfulness supone un auténtico despertar a la vida, aumentando nuestra comprensión y visión de nosotros y de los demás, ayudándonos a actuar de forma más adecuada en todo momento, potenciando nuestra felicidad y rendimiento en el trabajo.
ASOMBRARSE. Puede parecer cursi, pero cuando conectamos con la auténtica verdad de las cosas, aceptándola totalmente, con una mente curiosa y dispuesta a experimentar, empezamos a darnos cuenta del milagro de la vida, de las maravillas que nos rodean a cada instante (y que no valoramos en absoluto normalmente). Abrir el grifo de la ducha y que salga agua caliente, el sabor intenso del café de por la mañana, la brisa que nos acaricia cuando caminamos por la calle a primera hora, la intensa luz del sol cuando ha amanecido, ver a nuestros hijos cada día, etc. Aprendemos a disfrutar del momento, con más intensidad y plenitud.

Recuerda. Si quieres vivir una vida con mayúsculas, aplica el modelo PARADA con frecuencia, en cualquier momento de tu trabajo o tu vida. Cuando lo hayas aplicado durante varios meses, te sentirás más feliz, con menos estrés, tendrás más claridad mental y serás más eficiente en tu trabajo. En definitiva, todo en tu vida habrá cambiado para siempre.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.

¿Adónde vas tan deprisa?

La pasada semana asistí a una interesante conferencia de Tim Gallwey, autor del best seller mundial «El juego interior del tenis», y uno de los creadores y pioneros de la metodología del coaching. Comenzó la conferencia con un vídeo en el cual una masa de personas caminaba lentamente por la calle hacia su trabajo. Entonces, la imagen desaparecía y aparecían varias preguntas abiertas de coaching:

¿Dónde vas cuando vas al trabajo?
¿Para qué?
¿Qué harás cuando llegues allí?

La sensación cuando vi las imágenes y las preguntas fue inquietante, y al mismo tiempo muy real. La gran mayoría de las personas caminan por su vida sin rumbo, sin conciencia, sin cuestionarse nada, sin parar un instante para preguntarse si tiene algún sentido el caminar en la dirección en la que está caminando. No es de extrañar que el trabajo, la vida, y las relaciones terminen siendo una carga difícil de soportar, como la famosa mochila simbólica de la película Up in the Air, que llevaba siempre George Clooney a sus conferencias motivacionales.

Siempre cuando observo a tanta gente ir corriendo de aquí para allá, estresada, haciendo mil cosas como si fueran importantísimas (y realmente no lo son), me pregunto: ¿Adónde vamos tan deprisa? ¿Para qué corremos tanto en hacer una cosa detrás de la otra? Con esa conducta inconsciente, es normal que estemos completamente dispersos y estresados, o con una profunda depresión.

Pero hay otro modo de vivir la vida y el trabajo. Y la palabra clave es Atención. Atención a nuestra vida, a nosotros mismos, a nuestra forma de afrontar las cosas, a nuestro modo de relacionarnos, atención a nuestras ideas y juicios preconcebidos. John Whitmore, otro de los pioneros del coaching, dijo: «Sólo podemos controlar aquello de lo que nos damos cuenta. Aquello de lo que no nos damos cuenta nos controla a nosotros».

Es hora de empezar a tomar el control de nuestra vida, en lugar de dejarnos llevar por la corriente del río. De lo contrario, esa corriente nos llevará algún día a unas profundas cataratas, y la caída será muy dolorosa.

Siempre insisto que la clave para poner más atención a nuestra vida, y por tanto mayor control, es la práctica del Mindfulness. El mindfulness es un entrenamiento mental de la atención en el aquí y ahora, que nos ayuda a gestionar mucho mejor lo negativo (experiencias dolorosas, emociones como la tristeza, la ira o el miedo), y a disfrutar mucho más de lo positivo (las pequeñas cosas de la vida, que normalmente no valoramos ni disfrutamos). Nos ayuda, en definitiva, a ser mucho más felices.

Como cualquier otro músculo del cuerpo, podemos fortalecer mediante entrenamiento el músculo mental de la atención y la conciencia. Un modo sencillo de explicar en qué consiste la práctica mindfulness es mediante modelos mnemotécnicos, sistemas sencillos que nos permiten recordar de forma rápida las claves de una metodología. El siguiente lo he creado para ayudar a las muchas personas a las que doy formación en la práctica del Mindfulness. Lo llamo el modelo de las 5 As (AAAAA):

A: Atención (debemos dirigir conscientemente nuestra atención, evitando que la mente se distraiga y divague)

A: Aquí (focalizo mi atención en el espacio donde estoy en este instante, ya que no existe otro lugar que aquí)

A: Ahora (focalizo mi atención en el presente, no hay otro momento que este. Implica dejar pasar y no engancharse a los pensamientos sobre el futuro y el pasado, tanto positivos como negativos, a lo que la mente es adicta)

A: Apertura (mi actitud debe ser de apertura, sin juicios, sin ideas preconcebidas, con curiosidad, como si volviéramos a percibir las cosas con la mente de un niño)

A: Aceptación (mi actitud debe ser la de aceptación positiva, sin querer cambiar la experiencia tal y como es, sin esperar un resultado determinado, aceptando también lo desagradable o incómodo que aparezca, y no rechazándolo)

El mindfulness tiene la capacidad de ralentizar nuestra vida. De esa manera, podemos observarla con más claridad y detalle, y por tanto, comprender lo que ahora no comprendemos, y finalmente tomar el control. Ahora pregúntate. ¿Adónde vas tan deprisa en tu vida? ¿Qué sentido tiene?

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.

Motivación: una elección diaria

La pasada semana impartí una conferencia sobre motivación para una audiencia de unos 80 emprendedores en Oviedo. Uno de los mensajes en los que más insistí fue la fuerza de las pequeñas elecciones que hacemos cada día.

Apenas nos damos cuenta, porque la mayoría del tiempo vamos en piloto automático, pero estamos constantemente haciendo microelecciones. Desde elecciones aparentemente banales como la ropa que decido ponerme, hasta elecciones más importantes como la actitud que decido adoptar ante los problemas. Elegimos con qué nos alimentamos cada día, con qué personas vamos a almorzar, qué hacemos cuando llegamos al trabajo, qué programas de televisión vemos, qué información leemos cada día en Internet, si me voy a hacer deporte o me quedo viendo tiendas, si me como un sándwich de máquina o decido tomarme mi tiempo para comer bien, con quién elijo pasar un rato de ocio y qué música elijo ponerme, si decido tomar un riesgo o permanezco en mi zona de confort.

Aunque nos parezca exagerado, dichas elecciones son la clave de nuestra vida y de nuestra motivación. Y la vamos construyendo momento tras momento, día tras día, semana tras semana. ¿Cómo puede estar motivada e ilusionada una persona que ve el telediario todos los días? ¿Qué impacto puede tener en nosotros ver una o dos horas de televisión basura todos los días? ¿Acaso es lo mismo pasar mucho tiempo con una persona positiva que con una negativa?

No estoy diciendo que no estemos informados, pero sí que dosifiquemos al máximo la información que recibimos. El problema es que estamos infoxicados. Recibimos demasiada información con un sesgo negativo y escabroso, que nos proporciona una imagen distorsionada del mundo. Tampoco creo que la televisión sea mala en sí misma, el problema es que de forma automática damos al interruptor y nos tragamos lo que salga de ella.

La clave de todo es ser verdaderamente consciente de qué estoy eligiendo ver, escuchar y hacer en cada momento de mi día. Y reconocer qué impacto tiene cada elección en mi motivación, que es mucho mayor de lo que nos imaginamos. Y a partir de ahí, cambiar lo que sea necesario en mis hábitos diarios para provocar un cambio positivo en mi estado emocional.

Te sugiero que a partir de hoy permanezcas muy atento a tus microelecciones sobre lo que ves, escuchas o haces. Quizá entonces hagas algunos cambios. Tal vez empieces a desconectar tu piloto automático y seas más consciente de lo que estás haciendo con tu vida. Y quizá, ojalá, decidas cambiar todo lo que te contamina, todo lo que te limita, todo lo que hunde tu estado de ánimo. Porque sin darnos cuenta, cada uno de nosotros estamos configurando nuestra realidad, para bien o para mal, a través de miles de pequeñas decisiones.

¿Quieres conocer mis Cuentos cortos motivacionales? Descárgatelos de forma gratuita en este link: http://www.execoach.es/portfolio-item/cuentos-cortos/

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor. http://www.javiercarril.com