Los sesgos cognitivos

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Creemos que lo que vemos con nuestros ojos y escuchamos con nuestros oídos es la realidad. Eso hace que vayamos por la vida confiados en que sabemos lo que es verdad y lo que no lo es. Sin embargo, es una absoluta fantasía. Lo que observamos está tremendamente filtrado por los numerosos sesgos cognitivos de nuestra mente. Por tanto, deberíamos ir con más cuidado por el mundo asumiendo demasiadas cosas como si fueran la verdad o la realidad, y deberíamos cuestionar a menudo nuestras ideas preconcebidas sobre un montón de cosas, incluidos nosotros mismos.

El conocimiento sobre los sesgos cognitivos de nuestra mente tuvo un soporte fundamental con el trabajo del psicólogo y premio Nobel Daniel Kahneman, que compartió ampliamente en su famoso libro «Pensar rápido, pensar despacio». Conocer los sesgos cognitivos más comunes y su impacto en nuestra vida, con el fin de estar más alerta y poder desactivarlos, es esencial. Sólo así podremos tener un acceso más verdadero a la realidad, dejaremos de estar tan engañados o confundidos por nuestros sesgos, seremos menos manipulables por políticos e influencers, y podremos ganar en claridad mental y también en una mayor objetividad a la hora de enfrentarnos a desafíos o decisiones. Porque los sesgos sin duda afectan a nuestras decisiones.

Si no somos conscientes de nuestros sesgos, con seguridad tomaremos decisiones erróneas e incluso claramente perjudiciales para nuestro bienestar o nuestro rendimiento profesional.

Repasemos los 6 sesgos cognitivos más comunes:

  1. El sesgo cultural. Todos hemos nacido y crecido dentro de una cultura, con unos principios, valores y creencias que hemos asumido como «verdaderos», sin cuestionarlos. Muchas veces el sesgo cultural nos impide abrirnos y comprender otras culturas o formas de entender el mundo, y por tanto, nos hace rígidos y en el peor de los casos, intolerantes y agresivos. Es necesario que nos cuestionemos nuestras creencias y principios, y no los demos por sentado. Esto nos ayudará a abrirnos a otras perspectivas diferentes y a enriquecernos con otras ideas y culturas, e incluso a detectar oportunidades que una mente cerrada no puede ver.
  2. El sesgo de confirmación. Tendemos a dar más credibilidad a una noticia o comentario que refuerce nuestras creencias que a otras que vayan en contra de ellas. De hecho, buscamos inconscientemente fuentes de información que estén acorde con dichas creencias, reforzándolas aún más. El sesgo de confirmación nos hace más rígidos y más manipulables. De hecho, la proliferación de las «Fake News» es un efecto de este sesgo, porque cuando recibimos en nuestro grupo de WhatsApp una noticia o un artículo que confirma nuestras ideas, nos sentimos excitados y queremos compartirlo rápidamente con todos nuestros contactos, y de esa manera una noticia falsa se expande de manera exponencial.
  3. El sesgo de coherencia. Nuestra mente busca siempre una razón para todo, una relación de causa-efecto para los eventos y acontecimientos. También se ha denominado facilitad cognitiva porque nuestro cerebro se agarra a lo que más fácilmente le proporcione seguridad y control, a lo que tiene más cercano. Tenemos una teoría que lo explica todo, y esta teoría nos crea la ilusión de que entendemos el mundo. Es una forma de tranquilizarnos, de tener una sensación de falso control sobre nuestra vida y sobre lo que nos sucede. Por tanto, a través del sesgo de coherencia es fácil engañarnos a nosotros mismos, justificando un hecho, o dando determinando de forma muy razonada una causa a acontecimientos que pueden ser casuales, producto del azar, o simplemente causados por algo totalmente diferente a lo que nosotros nos hemos contado. Eso hace que nos alejemos de la verdad de las cosas, y vivamos en un mundo de fantasía que, lejos de beneficiarnos, nos sitúa en un estado de hipnosis colectiva.
  4. El sesgo de repetición. Llamado también el efecto de mera exposición por Kahneman, tendemos a creernos una idea cuando nuestro cerebro la recibe repetidas veces. Y en un momento dado, la convertimos en una convicción, en una verdad absoluta. Y sólo ha sido porque nos hemos visto expuestos a dicha idea frecuentemente. Nuestro cerebro procesa como cierta una idea o noticia por el simple hecho de tomar contacto con ella muchas veces, lo que una vez más nos hace muy manipulables, ya que los políticos, periodistas o influencers que conozcan este sesgo ya saben que tienen que repetir hasta la saciedad una idea que quieran que la población integre como la verdad.
  5. El sesgo optimista. Según Kahneman, este es uno de los sesgos más peligrosos a la hora de tomar decisiones. Dice en su libro que los humanos vemos el mundo más benigno de lo que realmente es, nuestras capacidades más estimables de lo que realmente son, y los fines que perseguimos más fáciles de lograr de lo que realmente son. También tendemos a exagerar nuestra capacidad para predecir el futuro, lo que fomenta un optimista exceso de confianza. El pasado casi nunca es un buen predictor del futuro, aunque nuestra mente lo hace continuamente. Por supuesto, este excesivo optimismo nos hace especialmente vulnerables ante los errores, al fracaso y a la consecuente frustración. De ahí que sea importante marcarnos objetivos alcanzables tratando de salvar el sesgo optimista. Sin duda tomaremos mucho mejores decisiones tanto en nuestra carrera profesional como en la vida personal.
  6. El sesgo de la aversión a la pérdida. Tenemos auténtico pánico a perder lo que sea, el dinero que tenemos, nuestro trabajo, nuestra posición profesional, nuestro status familiar, las posesiones materiales, etc. El status quo tiene una enorme fuerza sobre nuestra mente, y trata de protegerlo como sea, muchas veces en contra de nuestros intereses. La aversión a la pérdida tiene mucho que ver con quedarnos estancados en nuestra zona de confort, en una situación personal o profesional que no nos está beneficiando. Como nos causa pavor perder lo que tenemos, esto nos impide arriesgarnos con el fin de mejorar nuestra vida. El sesgo de la aversión a la pérdida nos hace excesivamente conservadores, y muchas veces podemos llegar a tomar decisiones totalmente irracionales con tal de no perder, a pesar de que la potencial ganancia es mucho mayor, como lo han demostrado numerosos experimentos científicos.

No cabe duda que los sesgos cognitivos pueden condicionar gravemente nuestras decisiones, la calidad de nuestra vida y de nuestras relaciones, así como nuestro rendimiento profesional. La llave para detectarlos en el momento en que aparecen es entrenar nuestra atención así como la gestión de nuestras emociones, ya que hemos visto que el miedo es una emoción que interviene directamente en muchos de los sesgos. Así que tanto la inteligencia emocional como el mindfulness (atención plena) son herramientas muy efectivas para desarrollar un cerebro más abierto, menos rígido, más objetivo y con más claridad mental y equilibrio emocional.

Si te interesa formarte en estas dos disciplinas, en los próximos meses voy a impartir un curso online de cada una de dichas disciplinas. Echa un vistazo a la información que tienes a continuación.

 

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

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