valores

/Tag:valores

La agenda pequeña y la Agenda Grande

La distinción entre nuestra agenda pequeña y nuestra Agenda Grande o Agenda con mayúsculas es clave para mantenernos focalizados en lo verdaderamente importante en nuestra vida y en nuestro trabajo. Todos tenemos nuestra agenda pequeña, que son las tareas y responsabilidades del día a día. La agenda pequeña suele generar estrés, presión por obtener resultados y una lista de tareas que nunca parece terminarse. La agenda pequeña está relacionada con el corto plazo.

Por otro lado, muy pocas personas prestan atención a su Agenda Grande, que tiene que ver con nuestros sueños, con nuestros valores, con nuestros objetivos a largo plazo. Sin embargo, es crítico que reflexionemos e identifiquemos todo aquello que tiene que ver con lo realmente importante, pero que no es urgente. Como no es urgente, no lo trabajamos ni dedicamos tiempo en nuestro día a día. En el video profundizo en cómo trabajar en la Agenda Grande o Agenda con mayúsculas para aumentar nuestro foco, claridad mental y motivación. Este trabajo de introspección nos ayudará a sentir que estamos liderando nuestra vida en lugar de ir siempre corriendo en piloto automático, y además nos ayudará a no perdernos en lo urgente, en el cortoplacismo y en la maraña de las interminables listas de tareas diarias.

¿Aún no has leído mi nuevo libro «Reconecta contigo»? Ahora puedes leer el primer capítulo del libro, en este link: Primer capítulo Reconecta contigo Y si quieres comprarlo, en este link: Libro «Reconecta contigo»

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


Follow @JavierCarril

Seguir en Instagram @coachcarril

Cómo tomar decisiones difíciles

Todos tenemos que tomar muchas decisiones en nuestra vida, tanto en el ámbito personal como el profesional. Pero cuando la decisión implica consecuencias en el largo plazo y hay emociones intensas de por medio (miedo, angustia…), se nos puede atragantar. Nos quedamos paralizados, dándole millones de vueltas a los pros y a los contras, tratando de adivinar qué consecuencias tendrá si tomamos la decisión o la contraria, o simplemente no tomamos ninguna de las dos decisiones (pongamos A o B).

Cuando nos quedamos estancados entre la decisión A o la B, realmente estamos tomando ya una decisión, aunque no lo creamos. La no decisión es en sí misma una decisión. Así que en realidad estamos tomando decisiones constantemente, y cada día tomamos cientos de micro o macrodecisiones. Por lo tanto, el primer punto es desdramatizar la toma de decisiones porque sin darnos cuenta estamos tomando decisiones todos los días, algunas realmente importantes.

Lo que te quiero transmitir es que sabes tomar decisiones. Mucha gente cree que se le da mal tomar decisiones, dice que no sabe hacerlo. Pero eso no es verdad porque como decía, cuando no tomamos una decisión de hacer algo, estamos en realidad tomando la decisión de no hacerlo.

Pero claro, ¿Cómo podemos saber que tomamos la mejor decisión, cuando se trata de algo verdaderamente importante para nuestra vida? La respuesta va a decepcionarte. Nadie puede saber con total certeza que la decisión que toma es la correcta, porque es imposible saber adonde nos llevará una decisión, sea la que sea. Es posible que nos lleve a vivir experiencias maravillosas y apasionantes, que nos conduzca a éxitos y logros nunca imaginados. Y es igualmente posible que la misma decisión nos lleve a lo contrario.

No obstante, sí que podemos usar determinadas herramientas para garantizarnos al menos que tomamos la mejor decisión, con la información que tenemos en ese momento, que nunca será toda la información. Porque esto es algo que debemos meternos en la cabeza: nunca vamos a tener la visión completa o toda la información que quisiéramos para tomar una decisión. Es decir, hay una parte de riesgo en cualquier decisión, pero eso es lo que hace emocionante la vida, que no tenemos nada asegurado al 100%.

A continuación, y en base a las ideas expuestas anteriormente, te comento algunas pautas y herramientas para garantizarte que tomas la mejor decisión:

  1. Pide orientación y ayuda. Parece una obviedad pero a veces no pedimos ayuda porque nos da vergüenza o pereza preguntar a personas con las que no tenemos mucha confianza, o tenemos una creencia limitante de que pedir ayuda o consejo es de débiles. Esto es una estupidez. Pedir orientación y ayuda es de personas inteligentes. Piensa dónde puedes pedir consejo y orientación. Aquí van 3 tipos de personas a las que pedir orientación: personas que te puedan aportar visiones distintas e incluso contrarias a la tuya, personas con experiencia previa o altos conocimientos en el tema sobre el que vas a tomar la decisión, y finalmente personas que te quieren y aprecian.
  2. Recaba información de todas las fuentes. Hoy en día tenemos acceso a toda la información que deseemos. En muy pocos minutos podemos acceder en Internet a todo lo que buscamos, para completar la visión que tenemos. Pero también podemos asistir a eventos, foros, webinars o charlas sobre lo que vamos a decidir.
  3. Piensa siempre en el largo plazo. Es esencial que tomes la decisión con una visión de largo plazo, no buscando la recompensa o beneficios a corto plazo, que es muchas veces lo más común, porque somos demasiado cómodos. ¿Qué consecuencias tendrá la decisión A dentro de un año? ¿Y dentro de 5 años? ¿Y la decisión B? ¿Y la parálisis e indecisión?
  4. El análisis premortem. Es una conocida herramienta que consiste en ponerse en el peor escenario. Es decir ¿Qué es lo peor que puede pasar si tomo la decisión A? ¿Y la decisión B? Normalmente nos ayuda a prepararnos emocionalmente ante la peor consecuencia, aunque normalmente no suceda. Pero si sucede, estaremos mucho más preparados.
  5. Focalízate en el aprendizaje. Susan Jeffers, en su libro «Si tiene miedo, hágalo igual» recomienda utilizar el llamado modelo de «No perder» en la toma de decisiones. Normalmente usamos el método mental contrario, pensando que cualquier decisión que tomemos va a salir mal y vamos a fracasar (modelo de no ganar). El modelo de «no perder» es el que se centra en el aprendizaje. En ese sentido, cualquier decisión que tomemos nos va a aportar un aprendizaje vital. Y si la decisión que tomamos no fue la mejor, el aprendizaje nos conducirá rápidamente al camino donde sí acertaremos. Y está claro que cuando fracasamos es cuando más aprendemos. Para mí el aprendizaje es un valor esencial. Focalizarse en lo que aprendemos nos evitará paralizarnos y quedarnos en la indecisión.
  6. Céntrate en tus valores y no en tus emociones. Las emociones son efímeras y traicioneras. Los valores son duraderos y fiables para la toma de decisiones. No tomes tus decisiones impulsado por tus emociones, sean las que sean. A veces la euforia o la motivación nos llevan a tomar muy malas decisiones, pero ocurre igual con la tristeza, el estrés o la rabia. Por el contrario, tomar decisiones importantes que estén alineadas con tus valores personales más importantes te garantiza que estás tomando la mejor decisión en este momento, con lo que sabes. Para ello, previamente debes haber realizado un ejercicio de identificación de tus 5 valores más importantes, y jerarquizarlos por orden de importancia. Y a continuación, definir qué significa cada valor para ti. Este ejercicio suelo recomendarlo a mis clientes de coaching individual, porque es un ejercicio fundamental.

Te aseguro que si sigues estas pautas y herramientas, vas a desbloquearte y sentirás que estás tomando la mejor decisión, aunque eso nunca te garantice el resultado que esperas. Esto es algo que debemos aceptar, que nunca podemos controlar la vida. La vida es salvaje, incierta e incontrolable. Pero si el resultado no es lo que esperamos, como mínimo habremos aprendido algo valioso, que podremos aplicar en la siguiente decisión. Y así, progresivamente, iremos siendo más sabios y viviendo una vida cada vez más plena.

¿Aún no has leído mi nuevo libro «Reconecta contigo»? Ahora puedes leer el primer capítulo del libro, en este link: Primer capítulo Reconecta contigo Y si quieres comprarlo, en este link: Libro «Reconecta contigo»

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


Follow @JavierCarril

Seguir en Instagram @coachcarril

Tu brújula interior: propósito, visión y valores

En 2007, después de mi formación en coaching, dediqué una mañana a escribir mi visión personal a 10 años. En este ejercicio escribí todo aquello que quería lograr en 2017, sin límites, con una ambición total, mis metas gigantes tanto en el ámbito personal como el profesional. He dicho muchas veces en mis conferencias o entrevistas que este ejercicio ha sido una de las cosas más importantes que he hecho en mi vida. Fue un ejercicio que me ayudó a estar focalizado en lo importante durante esos diez años, a mantenerme motivado y proactivo hacia mis metas y prioridades.

Aunque algunos de aquellos objetivos y sueños no se cumplieron, otros sí los logré, e incluso conseguí cosas increíbles que no me planteaba ni siquiera en 2007, como llegar a publicar 4 libros. Lo importante, desde mi experiencia, no fue tanto si conseguí o no conseguí todas mis metas gigantes, sino si me sirvió y ayudó a dar lo mejor de mí mismo durante aquellos años. Y la respuesta definitiva es sí.

Por eso, en 2019 volví a hacer el mismo ejercicio, y escribí en un documento todo aquello que quiero lograr en mi vida en 2029, dentro de 10 años. Me puse a soñar, a reflexionar sobre mis prioridades, y una vez más evité ponerme límites. Desde que lo escribí, lo reviso cada semana, puntualmente. Simplemente lo reviso y a veces añado alguna cosa o modifico algún matiz. Leerlo cada semana atentamente, observando mis emociones al imaginarme que lo conseguiré, vuelve a ser un ejercicio esencial para mantenerme centrado, motivado y dar el máximo de mí cada día. Por eso, siempre sugiero a todos mis clientes de coaching que realicen este ejercicio, con unas pautas muy específicas para que tenga efectividad.

Pero además, hace un año revisé mi propósito personal y lo añadí en el mismo documento de mi visión personal a 10 años, propósito que puedes ver en esta página de mi web Sobre mí

Mientras que la visión personal tiene que ver con la pregunta ¿Qué logros quiero conseguir en mi vida?, el propósito se refiere a la pregunta ¿Para qué quiero conseguir esos objetivos?, es decir, ahonda en lo más profundo de nuestras necesidades y motivaciones humanas, y conecta con nuestro alma. Por eso, cuando pasamos nuestras metas por el barniz del propósito, algunas se quedan en el camino porque no están conectadas con nuestro ser más profundo. El propósito tiene que ver con el legado que queremos dejar en el mundo cuando nos marchemos, la contribución que deseamos hacer para que este mundo sea un poquito mejor. Para mí, tener claro cual es nuestro propósito vital es fundamental para vivir una vida plena y para desarrollar nuestro talento.

Y en tercer lugar, para completar el triángulo de nuestra brújula interior, es esencial hacer una reflexión profunda sobre cuales son nuestros 5 o 7 valores más importantes. Y más aún, qué valores nos gustaría tener integrados en nuestro ser para desarrollar todo nuestro potencial como seres humanos. En mi documento de la brújula interior, además de mi visión personal a 10 años con todos mis objetivos gigantes y sueños, he añadido mi propósito vital y también mis 7 valores principales (autenticidad, coraje, compromiso, salud, equilibrio, gratitud y aprendizaje). De cada valor definí, en dos o tres frases, lo que significa para mí cada valor, o dicho de otra manera, qué es lo que debo hacer para estar cumpliendo cada día con cada valor.

Leer cada semana mis 7 valores con sus conductas y actitudes asociadas, junto con la visión y el propósito, me proporciona un rumbo tremendamente claro y poderoso y un criterio para tomar mis decisiones tanto profesionales como personales. Y también me permite gestionar mi tiempo de una manera más efectiva, eliminando sin piedad tareas y actividades de mi agenda que no estén conectadas con mis valores, con mi propósito y con mi visión.

Pues aquí te dejo mi desafío: empezar a pensar, sin límites, tu visión personal, es decir cuales son tus metas a largo plazo, concretamente a 10 años. Es clave que te marques tus objetivos con este margen tan amplio porque en 10 años cualquier persona puede revolucionar su vida y lograr cualquier sueño que se marque, con la adecuada disciplina, formación y actitud. Pero no en 5 o 3 años. Este ejercicio puedes hacerlo escrito o también de manera más visual, utilizando fotos o imágenes que te inspiren.

Además de tu visión personal, te sugiero empezar a pensar en tu propósito vital. ¿Para qué has nacido? ¿Para qué quieres vivir y trabajar? ¿Qué contribución quieres hacer a este mundo?

Y en tercer lugar, plantéate tus valores, reflexionando sobre qué es lo más importante para ti, qué es lo que te mueve en tus decisiones, y también los valores que te gustaría incorporar en tu ser, definiendo claramente qué significa cada valor para ti.

Por último, revisa el documento de tu visión personal a 10 años, tu propósito y tus valores cada semana, modificando lo que creas conveniente. Es una herramienta dinámica, que va evolucionando a medida que tú mismo vas evolucionando, conociéndote más y conectando más con tu alma.

Te aseguro que es un ejercicio que, si le dedicas tiempo, reflexión y compromiso, puede transformar tu vida. Y si cuando empieces te sientes estancado y no sabes cómo definirlo, puedes solicitar una sesión de coaching conmigo para que pueda orientarte sobre los detalles más específicos de los tres elementos, que sería imposible detallar en un post.

Si quieres saber qué es el mindfulness, los beneficios que te puede aportar, aprender a practicar mindfulness e integrarlo en tu vida cotidiana, compra mi último libro «7 hábitos de mindfulness para el éxito», pinchando en el siguiente link: Comprar el libro

 

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.