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Malala. Un ejemplo de liderazgo inspirador

Este fin de semana me ha impresionado la película sobre la vida de Malala, la niña pakistaní que con sólo 15 años se enfrentó a los talibanes poniendo en riesgo su vida. No tengo palabras para describir la película, que se titula «El me llamó Malala» y es un documental: preciosa, impactante, emocionante, dura, tierna, etc. Te la recomiendo efusivamente. Si quieres ver el trailer oficial, aquí lo tienes: Trailer Película Malala.

Malala

Pero sobre todo, nos retrata a Malala, uno de los ejemplos vivos más inspiradores de liderazgo y valentía en el mundo. Apuesto a que será uno de los personajes más importantes del siglo XXI, a la altura de figuras legendarias como Ghandi, Nelson Mandela o Martin Luther King.

Ya lo dijo el Premio Nobel de la Paz de 1952, Albert Schweitzer: «El ejemplo no es uno de los modos de influir en los demás. Es el único». Y Malala, la primera niña en recibir el Premio Nobel de la Paz en 2014, es un ejemplo de cómo enfrentarse a la intolerancia, el autoritarismo, la injusticia y el terrorismo.

En la película podemos escuchar a Malala decir con toda contundencia que no siente ningún rencor hacia los terroristas que le dispararon en la cabeza, incluso tiene la capacidad de ponerse en el lugar de los terroristas diciendo que sienten miedo y por eso asesinan y destruyen escuelas con sus bombas. Malala habla de compasión, un sentimiento muy necesario en el mundo. Y defiende la igualdad de todos los seres humanos, la libertad para expresarnos, y la educación como el arma más poderosa que tenemos.

Y derriba prejuicios sobre el islam, una religión que, según dice, defiende la paz y la igualdad. En Occidente son muy necesarios personajes como Malala para desterrar que el islam es una religión intolerante y radical. Intolerantes son los que interpretan de modo erróneo y manipulador dicha religión para perpetuarse en el poder. Al fin y al cabo, también el budismo y el cristianismo han sido y siguen siendo objeto de manipulación y radicalización.

Aunque yo no profese ninguna religión, creo que ninguna de ellas es negativa, sino todo lo contrario. Estoy convencido (y la película de Malala me ha ayudado con mi perspectiva del islam) de que todas defienden los mismos valores y principios, desde diferentes puntos de vista y visiones, pero todas respetables. Es muy significativo, en este sentido, que Malala, en su famoso e inspirador discurso ante la ONU, hablara de Mahoma, Buda y Jesucristo, realizando un ejercicio de apertura y tolerancia.

En la película, no sólo es apasionante el retrato de la figura de Malala, sino también el de su padre, gran ejemplo por sus sólidos valores y por su defensa apasionada de la libertad de expresión, algo por lo que también arriesgó su vida. Es absolutamente impresionante y admirable la innegociable lucha por la que han apostado Malala y su padre por los derechos humanos básicos de libertad de expresión, de educación universal y gratuita para todos los niños del mundo, y de enfrentarse sin miedo y a cara descubierta a los talibanes que pretendían eliminar la educación para las mujeres, y asesinar a todo el que se pusiera por delante en sus planes.

Y emociona aún más ver el coste personal que han tenido que sufrir a causa de defendernos a todos (porque no defienden a una niña, o a muchas, sino al ser humano en su globalidad). Malala tiene media cara paralizada y no oye por uno de sus oídos, después del atentado. Su vida normal de niña y adolescente se vio truncada para siempre. Su familia no puede volver a su casa, a su tierra, en Pakistán, porque aún los talibanes tienen la suficiente fuerza para asesinarles, y de hecho mantienen su amenaza de matar a Malala cuando vuelva. Aún así, ni un atisbo de victimismo, de rencor. Ella declara con una firmeza aplastante y sorprendente que ha elegido ser así y hacer lo que hizo. Con todas las consecuencias.

¡Vaya ejemplo para cualquiera de nosotros! Todos deberíamos aprender de ella, de su valentía y de su coherencia inquebrantable. Gracias Malala, por lo que has hecho, y por lo que, estoy seguro, seguirás aportando a la humanidad.

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sobremi

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.

El peligro de la autocomplacencia

Hace unos días leí una entrevista a Amy Chua, escritora del polémico libro “Madre Tigre, Hijos leones”. Es doctora en derecho por Harvard y catedrática en la Universidad de Yale. Es decir, no es una persona cualquiera. Me llamó la atención sus reflexiones sobre las diferencias en la educación de los hijos en Occidente y en China, además del declive de nuestra sociedad occidental.

Según Amy, en Occidente somos demasiado permisivos, damos demasiadas concesiones en la educación de los hijos, les damos de todo (es verdad) y los hijos son como unas máquinas insaciables de pedir y pedir. Nunca están satisfechos. De hecho, según Amy, los niños occidentales no son más felices que los niños chinos, aunque estos estén sometidos a una disciplina mucho más estricta. Además de no ganarles a los chinos en economía, ahora resulta que tampoco les ganamos en felicidad.

Esto está relacionado con la segunda reflexión: Occidente está en declive, por nuestra autocomplacencia, falta de esfuerzo y de disciplina. Tiene bastante que ver, según mi punto de vista, con la obsesión occidental por la búsqueda de la felicidad. Algo absurdo e imposible, y que a la larga provoca un resentimiento y un desencanto difícil de superar. Nos hemos centrado tanto en las últimas décadas en querer ser felices, que nos hemos olvidado del valor del esfuerzo y de la disciplina.

Por el contrario, los chinos nos están comiendo el terreno y en pocos años se convertirán en la primera potencia mundial. Y encima, lo saben. Según la escritora, los chinos opinan que los europeos nos hemos acostumbrado demasiado al estado de bienestar, somos perezosos y no hemos reaccionado.

Da que pensar, ¿No? La verdad es que si atendemos a la gran crisis que estamos sufriendo los europeos, tienen mucho sentido estas reflexiones. En general, los europeos estamos todavía en los algodones de una vida demasiado placentera.

Te invito a que te hagas una reflexión personal sobre ti mismo: ¿Realmente estás adormecido? ¿Estás demasiado cómodo en tu trabajo o en tu vida? ¿Gastas más de lo necesario (el último smartphone, el último modelo de coche, etc.)? ¿Te falta autodisciplina en tu vida? ¿Tienes una actitud de alerta para anticiparte a los cambios que van a llegar sí o sí en los próximos años?

Ayer mismo viví la fuerza de este veneno en una sesión de coaching de equipo en una empresa: autocomplacencia, falta de autocrítica y mediocridad. El equipo con el que estaba trabajando me dijo que ya funcionaban bien y que no querían cambiar, a pesar de las evidentes señales que les daba yo de que necesitaban mejorar.

Si no nos despertamos, nos despertarán a tortazos.

JAVIER CARRIL. Coach. Visita mi web: http://www.zencoaching.es/

Autor de los libros DesESTRÉSate, Ed. Alienta, 2010…y Zen Coaching, un nuevo método para potenciar tu vida profesional y personal, ed. Díaz de Santos, 2008.

By |enero 17th, 2012|coaching, disciplina, esfuerzo, Europa, felicidad, Occidente|0 Comments