Olvídate por unos instantes de tus objetivos profesionales o personales. Me refiero a los objetivos sobre lo que deseas hacer o tener. Porque estoy seguro de que tu mente se ha centrado de inmediato en eso. Habitualmente las personas nos marcamos metas tales como aprender inglés, ganar mucho dinero, llegar a un puesto profesional de responsabilidad, dirigir una gran empresa, tener un gran coche o una casa en la playa.

Pero he escuchado pocas veces a alguien decir que su objetivo es ser una persona diferente, menos orgullosa o más respetuosa, una persona que escuche más a los demás en lugar de escucharse a sí misma. En la sociedad occidental estamos obsesionados con tener y hacer. De hecho, quien tiene muchas cosas es mejor valorado que el que tiene pocas cosas (me refiero a coche, dinero, casa, etc.) Es verdaderamente triste ¿N0? Porque las mejores cosas de la vida…no son cosas.

En segundo lugar, valoramos a las personas por lo que hacen. Miramos de una manera diferente a un mecánico o al director general de una multinacional. Por tanto, en último lugar valoramos el ser, precisamente lo más importante de una persona. Por eso, te pido que te olvides por unos momentos del hacer y del tener, y te centres en tus objetivos en la dimensión del ser.

Llevo tiempo defendiendo que tenemos mucho que aprender de la cultura oriental, y en concreto del zen. Porque en el zen se valora a la persona en sentido inverso: primero por quién es, en segundo lugar por lo que hace, y en último lugar, por lo que tiene. Como decía Mark Twain, somos seres humanos, no “haceres” humanos.

La importancia del ser se nos impone tarde o temprano, ya que nos marchamos de este mundo sin nada, exactamente como vinimos. Sólo nos llevamos quién hemos sido y quién somos en el momento de morir. Por eso, te invito a que empieces a reflexionar sobre este asunto, que te olvides durante unos minutos al día de las presiones sociales y de los objetivos materiales. Te invito a que pienses ahora mismo quién deseas ser. Y no me digas que tú no puedes cambiar, no me digas que tú eres así. Esta es la peor excusa y el mayor autoengaño en el que puedes caer.

Podemos ser mejores personas, podemos suavizar el enorme ego que hay dentro de nosotros, podemos practicar el desapego y dejar de esclavizar con nuestros miedos a las personas que queremos, podemos silenciar nuestro diálogo interno para escuchar con toda nuestra presencia a nuestros hijos, hermanos, amigos, padres o parejas…podemos ser más responsables y comprometidos con nuestra sociedad y con los más desfavorecidos. ¿O no es verdad? Y sabiendo que podemos ser esa clase de personas, estamos preocupados por tener el último modelo de móvil o por ascender en nuestra carrera profesional. No digo que desear esto sea negativo. Lo que me parece patético es dar mayor importancia a nuestros objetivos de tener y hacer que a nuestros objetivos como personas. Y esto, no se puede negar, es una realidad.

Ser, hacer, tener. Este es el orden que debemos incorporar. Necesariamente en algún momento de nuestra vida nos daremos cuenta de que éste es el orden perfecto para vivir con verdadero sentido la vida. Dejemos de pensar que somos lo que tenemos, porque de lo contrario lo pagaremos caro. Conozco casos muy cercanos de personas que tienen todo lo que desean, hacen lo que les da la gana…y están completamente solos. El gran secreto que desconocen estos auténticos idiotas del materialismo es que si primero nos centramos profundamente en el ser, el hacer y el tener llegarán a continuación. Y sobre todo, los disfrutaremos con verdadero sentido cuando lleguen a nosotros, porque serán coherentes con nuestros valores y creencias.

Ahora te toca a ti: ¿Qué quieres cambiar de ti como persona? ¿Qué objetivo te planteas en el ámbito del ser para cuando comience el mes de septiembre? ¿Quién quieres ser a partir de ahora?
JAVIER CARRIL. Coach. Visita mi web: http://www.zencoaching.es/