A medida que se va acercando el mes de septiembre, tenemos una tendencia inevitable a proponernos objetivos y planes para el año que nos espera. Por un lado, hemos tenido las vacaciones para frenar nuestro vertiginoso ritmo de vida y eso nos ha permitido reflexionar sobre lo que queremos para nuestra vida, y en concreto, para el próximo año.
Por otra parte, no hay duda de que sentimos la presión social del “hacer” para sentirnos útiles y valiosos. Esa presión social nos hace comprometernos verbalmente con los demás a muchos, a demasiados, objetivos. Todo para sentirnos aceptados por los demás, y por supuesto, por nosotros mismos. Todo por una excesiva exigencia con nosotros.
Y el hecho es que es enormemente positivo y motivador llegar en septiembre y comenzar a cumplir con nuestros objetivos, esos objetivos que nunca cumplimos de verdad. Porque llegamos con mucho impulso pero a medida que van pasando las semanas nos rendimos al inexorable frenesí y terminamos claudicando, con la consiguiente frustración.
El problema es que hablamos demasiado. No dejamos de hablar sobre lo que vamos a hacer, de todas las actividades que nos gustaría poner en marcha, desde ponerse de una vez en forma haciendo ejercicio regular, hasta buscar un nuevo trabajo que nos motive de verdad. Hablamos, pero no actuamos. Este es el problema. Nos encanta hablar y hablar, pero no nos gusta nada actuar. Porque actuar es lo realmente difícil, es donde realmente tenemos que hacer el esfuerzo.
Y sin embargo, la clave está en el “actuar” sin pensar ni hablar tanto. En el fondo, todos tenemos claro lo que queremos hacer en nuestra vida. Entonces, ¿Por qué incumplimos una y otra vez con las actividades y objetivos que nos habíamos marcado?
A veces tengo la sensación de que nos quedamos con la conciencia tranquila cuando hemos dicho y repetido que “vamos a hacer” cientos de cosas. Sin embargo, en el fondo todos sabemos que esto es totalmente inútil. No sirve para nada hablar. Sólo sirve HACER.
Si te lo digo con tanto convencimiento es porque en los últimos seis años de mi vida he logrado cambiar radicalmente mi vida y a mí mismo, a través de actuar y actuar. Ha sido una de las claves más importantes que he aprendido sobre el éxito.
También he aprendido que cuando uno no está convencido de poder lograr un objetivo, es mejor abandonarlo temporalmente para retomarlo más adelante, con todas las fuerzas y energías necesarias para alcanzarlo con éxito. Se trata, en definitiva, de aprovechar al máximo nuestra energía física y psicológica, que es caprichosa y no lineal, y no siempre está al máximo nivel.
Si no estás convencido de que lo vas a hacer, entonces no lo digas. ¡Cállate y relájate un poco! ¿No te das cuenta de que estás proyectando una imagen de persona débil e insegura, sin fuerza de voluntad e inconstante? Y si quieres conseguir algo, plantéate estas preguntas con toda honestidad:
– “¿Estoy dispuesto a hacer todo lo que sea necesario para conseguirlo?”
– “¿Cuándo voy a empezar?”
El poder no está en el conocimiento. Hay mucha gente que sabe de todo pero no ha conseguido nada importante en la vida. El poder, al que podemos acceder todos, está en la acción. La acción te da confianza, autoestima, seguridad…y por supuesto, aprendizaje. Este aprendizaje te sirve para conocer mejor tus recursos y limitaciones internos, y para actuar la próxima vez de forma más efectiva.
Recuérdalo: lo importante es HACER, no decir que lo vas a hacer.
JAVIER CARRIL. Coach. Visita mi web: http://www.zencoaching.es/
Autor del libro DesESTRÉSate, Ed. Alienta, 2010…y Zen Coaching. Un nuevo método para potenciar tu vida profesional y personal, ed. Díaz de Santos, 2008.
La meditación es el metodo por excelencia para mejorar nuestros niveles de conciencia yo recomiendo el metodo silva para aprender a guiar nuestra meditación