La sociedad cortoplacista

Vivimos en una sociedad cortoplacista. Todo lo queremos para ya, porque la espera es incómoda y molesta. Nuestra sociedad no valora la pausa, el silencio, pero tampoco el esfuerzo y la disciplina. El placer debe ser inmediato y efímero, porque en seguida nos cansamos de cualquier experiencia. Y cuanto más placer y con el menos tiempo de espera, mejor.

Al mismo tiempo, pretendemos huir constantemente del sufrimiento. Cuanto menos sufrimiento y de menor duración, mejor. Sin embargo, paradójicamente, cada vez hay más ansiedad, estrés y depresión. ¿Por qué?

Cuando huimos del esfuerzo o del sufrimiento a corto plazo, es más que probable que provoquemos sufrimiento a largo plazo, a nosotros o a otras personas. Cuando buscamos placer a corto plazo, muchas veces estamos sacrificando el placer a largo plazo y la verdadera felicidad. El problema siempre está en no afrontar de verdad nuestros conflictos internos, en eludir el enfrentamiento con nosotros u otras personas.

Muchas veces, cuando queremos cerrar capítulos de nuestra vida y no lo hacemos por miedo al enfrentamiento o al conflicto, estamos creando el poso de futuros conflictos aún más graves y destructivos que el que estamos intentando evitar. Es pan para hoy y hambre para mañana.

No hay nada que nos asiente más, que nos sitúe más en nuestro verdadero centro, que afrontar de forma directa y valiente los desafíos, problemas y conflictos que tenemos delante de nuestras narices, y dejar de postponerlos indefinidamente. No hay nada que nos haga sentir más seguros de nosotros mismos, que nos proporcione mayor energía positiva y autoestima.

Y al contrario, cuando ocultamos la basura que tenemos en nuestra vida bajo la alfombra de nuestras inseguridades y carencias, no estamos eliminando la basura, sino haciendo que se pudra todo eso en nuestro interior. Y tarde o temprano, la basura acumulada saldrá por algún lado. Sufrimiento a largo plazo por haber evitado el sufrimiento a corto o por haber pretendido el placer superficial y cortoplacista.

En el fondo, este comportamiento nos recuerda al de los niños pequeños. Si a un niño de 4 años le preguntamos: ¿Quieres tomarte esta piruleta de fresa ahora o prefieres que mañana te dé 10 piruletas? Indudablemente, el niño va a decir que quiere la piruleta ahora, que no le hables de mañana aunque sean 50 piruletas. El niño está eligiendo la satisfacción del placer inmediato, sacrificando el mayor placer a largo plazo. Igual hacemos los adultos. Actuamos como niños porque estamos desorientados, perdidos en nuestro mar de necesidades insatisfechas, miedos y carencias emocionales.

Ahora que empieza el nuevo año, es el momento de cerrar las historias (personales o profesionales) que no nos aportan nada positivo, de cerrar la puerta a las personas tóxicas del pasado, a los pensamientos inmaduros y autodestructivos. Es el momento de abrir la puerta a tus valores, a tu grandeza interior, a tu verdadero potencial, a tu enorme fuerza. Quizá en el camino necesites renunciar a algo o a alguien, quizá necesites potenciar tu autodisciplina y realizar un autoexamen de honestidad y verdad. Forma parte de tu limpieza interior. Recuerda: en muchas ocasiones, para vivir hay que dejar morir.

También puedes contratar a un coach que te ayude a hacerlo todo aún más rápido, aún más sostenible, aún con mayor claridad y foco. Cada vez más personas brillantes utilizan un coach para lograr sus objetivos profesionales y personales. Como Edurne Pasabán, quien habla en la revista Psychologies de los beneficios que ha obtenido a través del coaching para alcanzar la cima de 11 de las 14 montañas más altas del mundo.

Renovadas ilusiones, nuevos retos, nuevos caminos y sueños para el año que comienza. Sobre todo, pase lo que pase, vívelo con honestidad…y pasión. Feliz año nuevo.

JAVIER CARRIL. Coach. Visita mi web: http://www.zencoaching.es/
¿Has comprado ya mi libro «Zen Coaching. Un nuevo método para potenciar tu vida profesional y personal», ed. Díaz de Santos, 2008?

1 Comentario

  1. Arturo Yañez

    Todo lo que dices tiene mucho sentido, pero lo de Edurne no me lo creo de ninguna manera, me resulta más un montaje publicitario que otra cosa lo de esta chica, tiene aires de ser todo un montajillo tipo Calleja, porque cuando no se la ve en las noticias por congelacion se la ve por rescatacion.

    Responder

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