El dolor físico y el dolor emocional

Antes de ayer leí en un periódico gratuito un reportaje interesante. El hospital General de San Jorge, en Huesca, va a introducir la meditación como método para ayudar a sus pacientes a gestionar mejor el dolor y sufrimiento provocado por sus enfermedades o dolencias.

En concreto, el monje budista Karma Tempa va a colaborar con el hospital enseñando a los pacientes cómo practicar la meditación. Su explicación es clarísima: “Nuestra mente suma al dolor físico un dolor emocional y con la meditación pretendemos disminuir esta parte del sufrimiento”. Ese dolor emocional al que se refiere el lama es, por ejemplo, la angustia y el miedo que nos provoca el dolor físico. Estos sentimientos, según dice el monje, se pueden eliminar o, por lo menos, suavizar notablemente.

Cuando tenemos un dolor físico, lo aderezamos con ideas y emociones negativas que intensifican muchísimo la sensación de dolor. Ideas como “Y ahora qué voy a hacer con mi trabajo…”, “Qué desastre, voy a estar imposibilitado tres meses…”, “Seguro que esto tendrá repercusiones negativas en mi vida”, “Quizá el dolor sea insoportable para mí” e incontables pensamientos que nos producen emociones de ansiedad, miedo, desesperación y enfado.

La meditación propone observar esos pensamientos y emociones, de un modo distanciado y objetivo. También propone concentrar toda nuestra atención en la respiración abdominal, con el fin de eliminar esos pensamientos y emociones. El dolor físico continuará, pero muy atenuado, ya que aunque nos parezca increíble, somos nosotros mismos los que intensificamos el sufrimiento y el dolor a través de nuestros miedos.

El dolor físico no es tan importante ni tan horrible como parece si lo desnudamos de estos pensamientos y emociones. Es más, cuando logramos un buen entrenamiento en la meditación, logramos concentrarnos con tanta intensidad en nuestra respiración que por momentos ese dolor, minutos antes insoportable, podemos soportarlo perfectamente e incluso llega a desaparecer en algunos instantes. Ese dolor, incluso, puede ser una fuente maravillosa de autoconocimiento, que nos sirve para fortalecer nuestra voluntad y resistencia ante todos los retos de la vida.

Es maravillosa la iniciativa de este hospital de Huesca. Es tremendamente innovadora, y estoy convencido de que los pacientes se van a beneficiar espectacularmente de las enseñanzas de Karma Tempa. Desde mi punto de vista, son unos privilegiados por contar con esta ayuda.

Ojalá la meditación siga ganando presencia en nuestra sociedad. Sus beneficios son inagotables no sólo para gestionar el dolor físico, sino también el sufrimiento emocional, y por supuesto para mejorar nuestra concentración, nuestra claridad y fortaleza mental, nuestra capacidad para afrontar desafíos personales y profesionales. Y claro, para controlar eficazmente nuestro estrés y para aumentar nuestra paz interior, algo tan necesario en esta sociedad enferma en la que vivimos.

JAVIER CARRIL. Coach. Visita mi web: http://www.zencoaching.es/

Autor de los libros DesESTRÉSate, Ed. Alienta, 2010…y Zen Coaching, un nuevo método para potenciar tu vida profesional y personal, ed. Díaz de Santos, 2008.

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