Siempre sucede lo que debería suceder

Ayer fui a ver a mi admirada Byron Katie, en un taller que impartía en Madrid. Pero no la vi.

Lo cierto es que me confié y llegué un poquito antes de la hora, y el auditorio, con capacidad para 450 personas, estaba totalmente completo. No pudo ser. Me llevé una gran decepción.

Sin embargo, como dice la misma Byron, sucedió lo que debía suceder, ni más ni menos. El hecho de que me perdiera su taller fue perfecto, era lo mejor que podía suceder…sencillamente porque sucedió.

Este argumento, aparentemente contradictorio y absurdo, es la esencia de su filosofía, y que se resume en una palabra: Aceptación.

La aceptación es uno de los comportamientos más difíciles para el ser humano. Nuestra tendencia natural a la resistencia a los cambios nos hace pelear una y otra vez con la pura realidad, con lo que está sucediendo en el momento presente. Y sufrimos. Sufrimos lo indecible por esta incapacidad, por esta ceguera increíble que padecemos cada uno de nosotros.

Yo el primero. He pasado por muchísimos cambios en mi vida, tanto personales como profesionales. Creí que tenía una capacidad inmensa para gestionar cualquier cambio. Y sin embargo, los dos últimos años me han demostrado que no es así. Pero las experiencias que me han resultado tan difíciles de asumir y aceptar han sido mis grandes maestros, han sido uno de los más increíbles aprendizajes que he tenido en mi vida.

Cuando aceptas realmente una situación dolorosa, la paz y el equilibrio se instalan en tu vida. Mientras no lo aceptes, estarás destinado toda tu vida al sufrimiento. Detecta, por favor, si sueles decirte cosas como: “Mi compañero de trabajo debería tratarme de otra manera” “Mi empresa debería promocionarme y subirme el sueldo” “Mi padre debería escucharme con más respeto” “Mi pareja debería ser más cariñosa conmigo”, etc.

Aunque sea muy chocante, según Byron Katie, esos pensamientos son historias que nos contamos, y que no reflejan lo que verdaderamente es real. Lo único real es que tu compañero te trata mal, que tu empresa no te promociona, que tu padre no te escucha con respeto, y que tu pareja no es cariñosa contigo. Esta es la realidad, y cuando nos creemos los pensamientos de que “debería ser diferente” estamos peleando contra la realidad. Y siempre, siempre, perdemos.

La clave es aceptar lo que está sucediendo tal y como está sucediendo, no pretendiendo manipular a los demás para que su comportamiento se adecúe a nuestras necesidades. Somos muy egocéntricos y sólo pretendemos controlar y manipular la realidad a nuestro antojo. Pretendemos ser directores generales del universo. Y al final, como es imposible modelar la realidad a nuestra imagen y semejanza, terminamos sufriendo sin entender por qué tenemos que sufrir tanto.

Haz una prueba. La próxima vez que te suceda algo realmente penoso, que te disguste mucho, prueba a decirte esta frase: “Si esto ha sucedido, es que tenía que suceder así. Es perfecto. No tengo nada que objetar.” Observa tus emociones y trata de extraer un aprendizaje. Seguramente notes una enorme resistencia interna a aceptar tal suceso. En cualquier caso, reacciones como reacciones, será perfecto. Sucederá lo que debería suceder. Sencillamente, porque habrá sucedido.

Acéptalo…y sigue tu camino.

JAVIER CARRIL. Coach. Visita mi web: http://www.zencoaching.es/

Autor del libro DesESTRÉSate, Ed. Alienta, 2010…y Zen Coaching. Un nuevo método para potenciar tu vida profesional y personal, ed. Díaz de Santos, 2008.

1 Comentario

  1. Anonymous

    Siempre he pensado que la «aceptación» es una parte fundamental para tener paz y equilibrio pero creo que no debe confundirse con la «autocomplacencia» y ocultar la responsabilidad que tenemos de las consecuencias de hechos que realizados de otra manera hubiesen provocado efectos diferentes… Aceptas que llegaste tarde y no había plaza en la conferencia, perfecto, no vale de nada sufrir por ello ni castigarte, pero asume la responsabilidad de que podías haber llegado antes…
    Creo que se debe aceptar aquello que no tiene posibilidad de enmienda o que está fuera de nuestro control pero siempre habrá que analizar también la responsabilidad que podamos tener en cada caso, ya que toda acción conlleva una reacción, cada palabra dicha pueda provocar una sonrisa o dolor…

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