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Las acciones mentales y su impacto

¿Cuál es la acción que tiene más impacto en nuestro bienestar y en el de los demás? Para responder esta pregunta, debemos cuestionar nuestro concepto de acción. ¿Qué consideramos acción? En Occidente se considera acción a hacer algo, una decisión o comportamiento concreto. Por ejemplo, dar las gracias o felicitar a alguien se puede considerar una acción, en este caso verbal. Otra acción es sonreír a otra persona en una conversación, o todo lo contrario: realizar un gesto de enfado o desagrado ante una conducta. Esta sería una acción corporal o no verbal. También sería tomar una decisión, como ir al gimnasio para entrenar nuestro cuerpo. O dar un abrazo a una persona (o un puñetazo) que sería una acción física.

Hasta ahora he hablado de dos tipos de acciones, en esencia: las acciones verbales, que sería decir algo ya sea positivo o negativo a alguien, y las acciones físicas o corporales, que sería el contacto físico con otra persona o comunicar algo a nivel de lenguaje no verbal o corporal. Sin embargo, hay un tercer tipo de acción según la tradición budista. La acción mental, es decir, nuestros pensamientos.

El pasado mes de abril participé en un exigente retiro de meditación vipassana de 10 días diseñado por el reconocido maestro birmano Goenka. En el retiro Goenka nos habló de los tres tipos de acciones, y la importancia de cada una de ellas. Se trata de las acciones mentales, la acciones verbales y las acciones físicas.

Según él, la acción verbal es importante. Podemos decir palabras amables y positivas a una persona, y eso contribuye a su bienestar. O por el contrario, podemos decir palabras de odio y resentimiento a la misma persona, lo que genera emociones negativas. Esta es una acción verbal. Por supuesto, unido a la acción verbal está nuestro lenguaje corporal, que siempre acompaña a nuestras palabras para potenciar el impacto. Si estamos hablando de manera cruel nuestros gestos faciales y corporales serán de tensión y rigidez.

Pero si nuestras emociones negativas son muy intensas, es posible que traspasemos el límite de lo verbal y no verbal, para entrar en el terreno de la acción física. Es decir, agredir a esa persona, entrando en la violencia física y aumentando la gravedad de nuestra acción. Esta es una acción física, que también es importante.

Pero ¿Cual es la raíz, la causa principal de nuestras acciones físicas y verbales? El origen son las acciones mentales, o como lo denominamos en Occidente, nuestros pensamientos. Todo comienza con un pensamiento. Por ejemplo, empezamos a pensar que un compañero de trabajo está tratando de perjudicarnos y de culparnos de errores que no hemos cometido. Este pensamiento, que puede estar basado en hechos reales o puede que sea objeto de nuestra imaginación, genera automáticamente unas emociones desagradables, digamos miedo, rabia, resentimiento e incluso odio. Dicho pensamiento acompañado de sus emociones correspondientes desemboca en muchas ocasiones en una acción verbal.

Acusamos a este compañero de estar perjudicándonos conscientemente y de cometer actos tóxicos y destructivos, puede que incluso le insultemos y ofendamos con nuestras palabras. Seguramente dicho compañero se revuelva, se enfade con nosotros y nos ataque insultándonos, nos acuse de injustos, e incluso de estúpidos e inseguros. Es entonces cuando quizá, si nuestras emociones alcanzan una gran intensidad, agredamos físicamente a esta persona. ¿Y dónde surgieron todas estas acciones desencadenantes? De un pensamiento, de una acción mental. Por tanto, según decía Goenka, la acción más importante de todas, y sobre la que debemos ejercer el máximo control, es la acción mental.

En Occidente quitamos importancia al impacto de nuestros pensamientos. Nos quejamos internamente de los demás, criticamos y juzgamos con nuestros filtros y formas de ver el mundo. Y nos decimos: «No estoy haciendo nada malo, porque no le he dicho nada negativo a mi padre o a mi pareja. Y por supuesto no la he agredido físicamente. Controlo mis juicios y pensamientos negativos hacia los demás para no expresarlos. No lo exteriorizo, así que mi conducta es intachable.» Sin embargo, esta conclusión demuestra la nula consciencia que tenemos sobre el impacto de cómo pensamos. Ahí radica todo. Porque el pensamiento es la raíz de lo que tarde o temprano decimos, hacemos y decidimos.

Para evitar contaminar nuestra vida y relaciones de manera irremediable con nuestros juicios y prejuicios mentales, la principal herramienta no es evitar decir o hacer cosas tóxicas o dañinas hacia los demás, es evitar pensarlas. Es un trabajo de limpieza mental que se logra mediante la conciencia de cómo pensamos y su impacto en el día a día. No es algo que se logre fácilmente en un día. Hace falta trabajar mucho en uno mismo a nivel interno.

Como sabes, soy un gran defensor de la meditación, porque a través de la práctica regular de la meditación Vipassana o también del mindfulness (su versión occidentalizada) elevamos nuestra conciencia de nuestros patrones mentales y nuestros juegos emocionales tóxicos (victimismo, exceso de control, chantaje emocional, etc). A través de la práctica de la meditación trabajamos el equilibrio emocional, rebajamos la intensidad de nuestras emociones negativas y cuestionamos la verdad de nuestros pensamientos. Todo ello hace que nuestra forma de pensar sea mucho más ecuánime, clara, objetiva, serena y amable con nosotros y con los demás. Es el camino más efectivo para incrementar nuestro bienestar y paz interior, y mejorar drásticamente nuestras relaciones personales. Es la solución a evitar el tremendo impacto que tienen en nuestra vida y trabajo las acciones mentales o pensamientos.

Por tanto, te sugiero que empieces a darle la importancia que merecen a tus pensamientos, críticas, quejas, juicios y prejuicios hacia los demás, y también hacia ti mismo. Es crucial que empieces a observarlo con atención para ir limpiando tu mente de veneno. Porque el veneno mental se traslada tarde o temprano a tus palabras, y luego a tus acciones y decisiones. Quien es capaz de dominar su mente y sus pensamientos es capaz de dominar su vida y su destino.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


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Las 15 claves de mi libro «Reconecta contigo»

Ahora que ha vuelto la Feria del libro, es una buena oportunidad para recordar las 15 claves principales de mi último libro «Reconecta contigo» publicado en 2021. El libro está estructurado en 3 partes en las que reflexiono sobre cuales son las causas y raíces de nuestros problemas y sufrimiento en cada una de esas 3 áreas, y comparto herramientas, disciplinas y pautas concretas para alcanzar la plenitud y el éxito (según lo que entiendo yo que es el éxito), y dejar de sufrir innecesariamente en nuestra vida. Las 3 partes son Reconectar contigo, Reconectar con la vida y Reconectar con los demás.

Es importante tener en cuenta que debemos trabajar en las 3 áreas en paralelo. Si una de ellas falla, el resto se resentirá y sentiremos que no tenemos equilibrio, que no estamos viviendo con auténtica plenitud y energía. El otro aspecto que destaco a lo largo del libro es que se trata de un camino para toda la vida que se basa en desarrollar una serie de cualidades esenciales que ya están dentro de nosotros, pero que hemos enterrado a causa de miedos, creencias limitantes, comodidad, pereza, ignorancia, y también a causa de dejarnos llevar por las expectativas de los demás o de la sociedad.

Las cualidades necesarias para despertar en nuestra vida y desplegar todo nuestro potencial anestesiado son la curiosidad, la ecuanimidad, la disciplina, la apertura mental, la amabilidad y empatía, la humildad y el compromiso firme con trabajar duro para avanzar hacia una vida con mayúsculas.

A continuación te comparto las 15 claves del libro, divididas en cada una de las 3 grandes áreas de trabajo que todos necesitamos abordar:

Reconectar contigo.

  1. Elimina de tu vida los «debería» y los «no puedo». Desgastan tu energía y te paralizan para actuar.
  2. Trasciende tu idea de quién eres: tú no eres los roles que desempeñas, tus creencias ni tu historia personal.
  3. Para conectar con tu Ser superior, necesitas aprender a dominar a tu mente. Por si no lo sabías, tú no eres tu mente.
  4. Escucha y dialoga con tus yoes o personajes internos, pero no permitas que dominen tus conductas y decisiones. Tú eres el director de orquesta de tus yoes.
  5. Practica meditación a diario. Mi recomendación es practicar meditación Vipassana, la técnica que enseñó Buda, o mindfulness, su adaptación a Occidente.

“Para conectar con tu Ser superior, necesitas salir de la cárcel de tu mente. Y para ello necesitas ver los barrotes” (Javier Carril. «Reconecta contigo», 2021)

Reconectar con la vida

  1. Cicatriza tus heridas y agradece lo que han hecho por ti. Las heridas de nuestra vida son parte de nosotros y nos hacen más humildes y sabios, si sabemos apreciarlas y extraer el aprendizaje.
  2. Todo cambia y nada es permanente, así que nada ni nadie nos dará satisfacción duradera. Recordarnos a diario que todo es efímero nos ayudará a vivir con más ecuanimidad y sabiduría.
  3. Aprende a vivir en el presente, es lo único real que existe. El poder del ahora es transformador.
  4. Deja de intentar controlar la vida, y céntrate en vivirla tal como es. Liberarás un montón de tensiones y nudos internos.
  5. Da las gracias todos los días por los pequeños regalos de cada día.

“Las personas no viven la vida real, sino que generan fantasías y expectativas sobre lo que debería ser la vida. 
Ahí surge el sufrimiento.”
(Javier Carril. «Reconecta contigo», 2021)

Reconectar con los demás

  1. Expresa tu reconocimiento y gratitud a los demás con generosidad.
  2. Trata de comprender y aceptar a los demás en lugar de juzgarles o pretender cambiarles.
  3. Renuncia a tener siempre la razón y abre tu mente a otras perspectivas. Deja a tu ego aparcado.
  4. Muestra tu vulnerabilidad y expresa lo que sientes. Mostrarse vulnerable es propio de personas valientes.
  5. Atrévete a decir la verdad, aunque sea incómoda. Para ello, aprende a comunicar con asertividad lo que piensas, sientes y necesitas a los demás.

“La comunicación es poderosa. Con ella podemos colaborar, motivar y construir. O por el contrario, juzgar, agredir y destruir.” (Javier Carril. «Reconecta contigo», 2021)

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


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Mi retiro de meditación de 10 días

Hace pocos días terminé un curso-retiro de meditación Vipassana de 10 días en total silencio. Desconectado totalmente del mundo, ya que una de las reglas es que debíamos entregar el móvil a los organizadores, que lo guardaban bajo llave durante los 10 días. Así que sin saber nada de lo que sucedía en el mundo, sin conexión a las redes sociales, e incluso sin noticias de mi familia. He participado en otros retiros de meditación en el pasado, pero no han sido tan largos ni tan estrictos con las normas de aislamiento. Así que ha sido un reto enorme desde el punto de vista mental, emocional y físico.

La experiencia ha sido impresionante, transformadora. No se puede explicar con palabras lo que he sentido y experimentado, lo que he aprendido durante los 10 días mirando constantemente hacia dentro, hacia mi interior. Pero claro, ha sido durísimo. De hecho, siempre hay varias personas en este curso-retiro que abandonan antes del final, porque no son capaces de aguantar la exigencia del mismo. La mayoría de las veces es porque ven algo oscuro de sí mismos que emerge del inconsciente, se asustan, y deciden huir porque les da miedo lo que han descubierto. El problema es que eso que ha emergido queda sin sanar, se queda en su interior incluso más enterrado en el inconsciente, generando sufrimiento profundo en sus vidas.

La primera reflexión que hago es que para lograr una vida plena y feliz, hay que trabajar mucho. Y eso es lo que hicimos las 120 personas que participamos en este retiro, trabajar mucho con nuestra mente y nuestro cuerpo, meditando 10 horas diarias sentados. Desde el primer día me dolía todo el cuerpo (rodillas, espalda, cuello, la cabeza).

En el centro de meditación, nada más finalizar los 10 días del retiro.

¿Cual es el verdadero objetivo de este curso-retiro? Aprender cual es la raíz del sufrimiento humano, que es universal, y entrenarse para erradicar dicho sufrimiento. La meditación Vipassana es la técnica que desarrolló Buda hace 2500 años, y que liberó del sufrimiento no sólo a sí mismo, sino a miles de personas en la India a las que enseñó la técnica durante sus años de vida. El maestro birmano Goenka, inspirado por sus anteriores maestros, decidió impartir este curso en el que enseña en toda su pureza la técnica que Buda desarrolló y enseñó. Goenka ayudó también a miles de personas a liberarse del sufrimiento no sólo en la India y Birmania gracias a este curso-retiro de 10 días, sino que dicho curso se expandió por Europa y el resto del mundo, convirtiéndose en referente por su enorme poder transformador y su carácter disruptivo.

Pero evidentemente no es un retiro teórico, sino puramente experiencial. Porque nadie puede salvarnos del sufrimiento con una receta mágica ni 5 claves para ser felices, a pesar de que en nuestra ignorancia caigamos rendidos por ese tipo de recursos superficiales de los tan extendidos «gurús». Sólo uno mismo puede salvarse y erradicar el sufrimiento, trabajando con la técnica horas, días, semanas, años.

Por mi propia experiencia, que llevo practicando este tipo de meditación desde hace 17 años, los beneficios aparecen muy pronto. Por supuesto, no es igual para todo el mundo. Hay personas que empiezan a sentirse menos estresados y más felices a las pocas semanas. Otras personas sienten claros beneficios a los dos meses, pero hay algo científicamente demostrado por numerosas investigaciones: si practicas esta meditación, es seguro que vas a eliminar gran parte de tu sufrimiento y vas a poder disfrutar de una vida mucho más tranquila y feliz.

¿Pero la meditación es para todo el mundo? ¿Todo el mundo vale para meditar? Me he encontrado muchas personas que me han dicho: «Yo no valgo para meditar, porque me distraigo en seguida con mil pensamientos y no puedo poner la mente en blanco». También hay muchas personas que me han comentado: «Bueno, esto de la meditación valdrá para algunas personas, pero no es para todo el mundo. Yo para reducir mi estrés y sentirme bien practico deporte». Estas ideas preconcebidas son totalmente falsas y perjudiciales.

Yo hasta ahora era flexible, y admitía sobre todo el segundo argumento. Que hay gente que no necesita la meditación para sentirse pleno y feliz, y para disfrutar más del presente y tomarse las cosas con serenidad, porque hay otras formas para lograr esto mismo (el deporte, pasar mucho tiempo con los amigos o la familia, practicar un hobby que te requiera mucha concentración, por poner algunos ejemplos). Pero después de este retiro de Goenka, he cambiado mi creencia. La meditación es la única técnica demostrada para erradicar y liberarnos del sufrimiento humano, y cualquiera puede aprender a practicarla y beneficiarse de ella (es decir, todo el mundo es capaz de meditar, no usemos el argumento de «No valgo para meditar» como excusa).

Lo demás son parches que están muy bien, pero que no van a la raíz del sufrimiento. Es como si tenemos un árbol que no está dando buenos frutos y decidimos cortar las ramas, incluso el tronco. Pero si las raíces que están bajo tierra no están bien saneadas, no nos servirá de nada. Al cabo del tiempo crecerán las ramas y volverá a dar malos frutos. Esto es lo que hacemos constantemente los seres humanos: ponemos parches que tienen que ver con soluciones externas. Pero la única solución para alcanzar la felicidad auténtica está en nuestro interior.

¿O es que no hay muchísima gente infeliz a pesar de tener una familia estable, amigos, una posición económica desahogada y un buen trabajo? A montones. Yo lo veo todos los días. ¿Acaso son felices los millones de personas que vemos en terrazas riendo y tomando cervezas con amigos, o las que salen de viaje todos los fines de semana para escapar de sus problemas? En absoluto. Sólo intentan desconectar unas horas, unos días de su sufrimiento. Y luego no les queda más remedio que volver a sus vidas llenas de ira, miedo y frustración.

Quiero aclarar que yo soy el primero al que me encanta pasar tiempo con mi familia, disfrutar de una buena comida en un restaurante, viajar, divertirme con amigos, ir al cine o jugar un partido de padel. No hay nada de malo en ello, siempre que no confundamos la diversión y el entretenimiento con la auténtica felicidad. Porque son cosas distintas. Y por otro lado, si no tenemos paz interior, nunca podremos disfrutar plenamente ni de estar con nuestra familia ni de todo lo demás.

Nuestra mente inconsciente está encarcelada por 2 patrones de conducta: el primero es desear cosas de manera insaciable (experiencias placenteras, diversión, lograr nuestros objetivos, que todo salga según nuestros planes). Como decía Goenka, llega a tal extremo que nos hemos convertido en adictos a desear. El segundo patrón mental es la aversión al dolor (que las cosas no salgan como queremos, no lograr nuestros objetivos, tener una enfermedad, o simplemente estar aburridos en el metro). Usamos todo tipo de estrategias para evitar o huir de lo desagradable o doloroso en nuestras vidas: nos conectamos a Instagram para entretenernos, nos ponemos una serie en Netflix, nos tomamos una pastilla para la ansiedad, nos bebemos unas cuantas cervezas, o nos escapamos de fin de semana. Y ni si quiera somos conscientes de ambos patrones.

Nuestra mente es como un mono salvaje que salta de una rama a otra sin orden ni sentido, una marioneta de los placeres sensoriales y de los pensamientos agobiantes sobre el futuro y el pasado. Mientras no entrenemos a nuestra mente a no reaccionar ante los acontecimientos y experiencias de nuestra vida con esos dos patrones de conducta inconscientes, seguiremos siendo miserablemente infelices, porque dichos patrones aumentan la insatisfacción y la frustración. Sencillamente, porque no podemos conseguir estar todo el tiempo felices y divirtiéndonos, la vida no es eso, y lo sabemos perfectamente.

La meditación Vipassana es una técnica que nos entrena precisamente a que nuestra mente responda a los dos tipos de eventos de nuestra vida (los agradables y los desagradables) con ecuanimidad, y evitando la reactividad automática de nuestra mente inconsciente. Y esa ecuanimidad se desarrolla teniendo siempre presente una ley de la naturaleza incontestable: todo es efímero, todo pasa, todo cambia. Todo es impermanente: los momentos placenteros, los momentos dolorosos, todo pasa.

Ser conscientes de la impermanencia de nuestra existencia nos puede ayudar enormemente a ser más ecuánimes, y a vivir con más sabiduría. En definitiva, Vipassana no sólo es una técnica para afinar y concentrar a nuestra mente (ese mono salvaje que salta de una rama a otra constantemente, marioneta de los placeres sensoriales y de los pensamientos estresantes sobre el futuro y el pasado), no sólo nos ayuda a comprender en profundidad la vida y la raíz del sufrimiento. Es el arte de vivir una vida consciente, plena y auténticamente feliz.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


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Soltar la negatividad de tus pensamientos y emociones ¿Se puede?

Las emociones difíciles y negativas forman parte de la vida y no podemos evitarlas. De hecho, son algo esencial para nuestra supervivencia como seres humanos, y siempre nos proporcionan mensajes importantes que necesitamos escuchar para mejorar nuestra vida y nuestras decisiones. No obstante, cuando las emociones nos desbordan y perdemos el control necesitamos entrenarnos en herramientas o disciplinas que nos ayuden a tomar el control y reducir la intensidad de dichas emociones. Porque cuando sentimos mucha angustia, ansiedad, tristeza extrema o estrés, no somos capaces de pensar con claridad y normalmente tomamos peores decisiones.

En el vídeo de este post te guío en una meditación específicamente diseñada para esos momentos en los que estamos desbordados por las emociones negativas y por los pensamientos irracionales catastrofistas, lo cual nos genera mucho sufrimiento. Necesitamos salir de esa espiral tóxica para tomar el control, soltar la negatividad y potenciar las emociones contrarias, como la calma, la serenidad, la ecuanimidad, la alegría o la plenitud. Puedes practicar esta técnica mientras ves el vídeo, y cada vez que lo necesites, con o sin la guía. Insisto que el objetivo no es eliminar una emoción negativa que estés sintiendo, sino reducir su intensidad para poder retomar el control sobre nuestra vida, nuestras conductas y decisiones. ¡Espero que te ayude para los momentos críticos o muy difíciles!

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Los 6 sabios ciegos y el elefante

En la India había seis sabios ciegos que pasaban las horas compitiendo entre ellos para ver quién era de todos el más sabio, y uno de sus temas preferidos era sobre cómo era realmente un elefante. Un día decidieron conocer lo que era un elefante. Un guía los adentró en la selva puestos en fila, uno tras otro, asidos a una larga cuerda que los unía. No habían andado mucho cuando de pronto se encontraron con un gran elefante tumbado sobre su costado apaciblemente. Mientras se acercaban el elefante se incorporó, pero enseguida perdió interés y se preparó para degustar su desayuno de frutas que ya había preparado.

Los seis sabios ciegos estaban llenos de alegría, y se felicitaban unos a otros por su suerte. Finalmente podrían resolver el dilema y decidir cuál era la verdadera forma del animal.

El primero de todos, chocó de frente con el costado del animal.

-¡Oh, hermanos míos! –exclamó- yo os digo que el elefante es exactamente como una pared de barro secada al sol.

Llegó el turno del segundo de los ciegos, que tocó uno de los colmillos del elefante.

– Yo os digo que la forma de este animal es exactamente como la de una lanza curvada… sin duda, esta es.

El resto de los sabios no podían evitar burlarse en voz baja, ya que ninguno se acababa de creer los que los otros decían. El tercer ciego agarró la trompa del animal notando su forma alargada.

– Escuchad, este elefante es… como una larga serpiente.

Los demás sabios disentían en silencio, ya que en nada se parecía a la forma que ellos habían podido tocar. Era el turno del cuarto sabio, que se acercó por detrás y  prendió la cola, notando cada una de las arrugas. El sabio no tuvo dudas y exclamó:

– ¡Ya lo tengo! El elefante es igual a una vieja cuerda.

El quinto de los sabios tocó por casualidad la oreja del animal y dijo:

– Ninguno de vosotros ha acertado en su forma. El elefante es más bien como un gran abanico plano. 

El sexto sabio agarró con fuerza su gruesa pata.

– Lo estoy tocando ahora mismo y os aseguro que el elefante tiene la forma que el tronco de una gran palmera.

Ahora todos habían experimentado por ellos mismos cuál era la forma verdadera del elefante, y creían que los demás estaban equivocados. Satisfecha así su curiosidad, volvieron a su casa, donde retomaron la discusión sobre la verdadera forma del elefante. Seguramente todos los sabios tenían parte de razón, ya que de algún modo todas las formas que habían experimentado eran ciertas, pero sin duda todos a su vez estaban equivocados respecto a la imagen real del elefante. 

REFLEXIONES SOBRE EL CUENTO

Uno de los síntomas claros de la ignorancia es, paradójicamente, creer que estamos en posesión de la verdad, o dicho de otra forma, creer que tenemos la razón. Es increíble lo común que es esta necia convicción. Yo me encuentro constantemente con personas convencidas de que saben lo que es verdad o lo que es correcto. Esta actitud ignorante proviene muchas veces de una creencia errónea de que tenemos que demostrar ante los demás que tenemos las ideas claras, porque eso demuestra seguridad en uno mismo.

Sin embargo, esta actitud egocéntrica nos conduce a numerosos conflictos con personas que nos cuestionan o que tienen otra perspectiva diferente, como ocurre en el cuento. Si no queremos caer en la ignorancia y en el egocentrismo, debemos tener una mente abierta, y no asumir que lo que vemos es toda la realidad, sino una pequeña parte de dicha realidad, y abrirnos a las percepciones o visiones de los demás. Sin duda, este es el profundo mensaje del cuento. Porque otro síntoma de la ignorancia es tener la creencia ilusoria de que constantemente tenemos la visión completa, ya que esto nunca es así.

Todos interpretamos la realidad con nuestros filtros, que provienen de nuestras experiencias pasadas, la educación que hemos recibido, nuestras creencias e ideas preconcebidas. Darnos cuenta de cómo distorsionamos y contaminamos la realidad con nuestros juicios y pensamientos es una demostración de sabiduría y podemos desarrollarla a través de la práctica del mindfulness o de un proceso de coaching individual. Ambas disciplinas nos ayudan a no estar condicionados por dichos sesgos cognitivos, a ver las cosas con más claridad y ecuanimidad, y de paso a evitar enzarzarnos en discusiones y conflictos inútiles como el de los 6 ciegos del cuento.

Lo contrario de la ignorancia, como he dicho, es sabiduría. Si queremos vivir y actuar con sabiduría en nuestra vida, necesitamos recordarnos que no lo sabemos todo, que no tenemos la visión completa de las situaciones, y por tanto, que necesitamos ser abiertos y estar dispuestos a escuchar al otro, así como aprender de las personas que tienen una visión diferente de la nuestra, porque completará nuestra perspectiva limitada. En lugar de pelear con los demás para ver quién gana en la discusión, te animo a escuchar más, a dejar de hacer asunciones, y de paso, a mejorar tu visión del mundo y tus relaciones con los demás.  

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


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Educar para reconectar con nuestro potencial

Recientemente la editorial de mi último libro «Reconecta contigo» me comunicó que un profesor de un Instituto de Cádiz había elegido mi libro para que sus alumnos lo leyeran a lo largo del curso y debatieran sobre sus aprendizajes en un círculo de lectura creado por dicho profesor. El propósito del círculo es, al parecer, ayudar a sus alumnos a reflexionar sobre aspectos esenciales de la vida, ayudados de un libro.

La iniciativa me pareció fabulosa, y sentí un enorme orgullo y alegría al saber que el profesor había seleccionado mi libro este año. De hecho, la editorial me envió las reflexiones y aprendizajes de los alumnos, inspirados por la lectura de mi libro, y quiero compartirlas en este post. Por supuesto, aunque no aparece ningún nombre, pedí permiso al profesor para compartir estas reflexiones. Aquí van algunas:

«Esta lectura personalmente me ha servido muchísimo. He aprendido muchas cosas que debo cambiar, aprender y aportar a mí y a los que me rodean. 

El libro a mí me ha enseñado la parte bonita y «fea» de la vida, pero aún así te hace verla maravillosa. Te enseña a ver las cosas de otra manera, a no tomarte las cosas tan a lo personal, a saber disfrutar de los momentos que te va regalando la vida y no estar apegada al pasado ni angustiada por el futuro, sino viviendo el presente, el aquí y el ahora. El poder volver a confiar en alguien, en decir pues puedo contarle x cosas a x persona. Que pedir perdón, mostrar tus sentimientos, decir lo que sientes, lo que piensas y buscar ayuda o apoyo, no es de débiles. En darle valor a cada detalle de la vida y de las personas. Aprender de lo bueno que tiene y de lo malo, no siempre quedarnos con lo malo de las cosas o personas. 

Saber sanar las heridas, hablando de ellas, y no intentar tapar o echar las cosas a la espalda, porque llega el día en el que no puedes levantarte de tanto peso. En luchar por las cosas que queremos y no solo lo material, porque como el libro nos enseñó, cuando logramos lo material nos decepcionamos o aburrimos de ello con facilidad, porque nos ha costado más conseguirlo que lo que realmente tiene de valor o importancia. Para mí estas cosas son las que más estoy poniendo en práctica, gracias al libro.»

¡Qué maravilla liberarnos de lastres que nos impiden vivir con plenitud, como el resentimiento o la preocupación por el futuro! Y también es especialmente relevante la conciencia de vivir la vida tal como es, no huyendo o rechazando la parte «fea» o oscura. Eso es, simplemente, vivir con sabiduría, pero ¡Nos cuesta tanto! ¡Nos encanta contarnos historias ilusorias sobre la vida o imaginarnos todo perfecto! Y luego viene la dura caída, el inevitable desencanto al enfrentarnos con la vida. Por eso, el camino es aceptar, aceptar y aceptar la vida como es, y a partir de ahí, trabajar en mejorar las cosas. Comparto otra fantástica reflexión de otra alumna:

«Considero que últimamente sobre todo con mi familia pago con ellos el hecho de que no me encuentro bien y como dice el libro nuestra relación con los demás se ve afectada si no conseguimos estar bien con nosotros. Ahora mismo me estoy concentrando sobre todo en intentar manejar una discusión e intento poder poner en práctica el pedir perdón, ya que es una cosa que consideraba que no me costaba pues siempre cuando creía que debía pedirlo lo decía, pero llevo una semana sintiendo que le debo pedir perdón a una persona de mi entorno porque pagué una frustración personal con ella y acabamos discutiendo y soy incapaz de pedirlo. Creo que es más que nada porque esa persona también me hizo daño a mí en la discusión. 

También he de decir que me he dado cuenta de que veo siempre los problemas más grandes de lo que son y que mi «Yo complaciente» que es incapaz de decir «no» también hace que me cargue algunas veces de más cosas de las que puedo hacer y me acabo agobiando mucho por no poder hacer las cosas como a mí me gustarían. Por último, me he dado cuenta de que en el libro hay cosas con las que puedes estar más o menos de acuerdo, pero te hace pensar en cosas que antes no le dabas importancia.

Es emocionante comprobar la gran madurez de los adolescentes, a pesar de estar en una etapa tan complicada de su evolución personal. Me hubiera encantado que a mis 18 años pudiera tomar conciencia de mi «Yo complaciente» o cualquier otro aspecto de mi personalidad que me estuviera limitando, como esta chica. Comparto otra reflexión de otro chico:

«En lo personal el libro me ha parecido de mucha ayuda, aunque no haya podido aplicar del todo sus enseñanzas debido a los problemas con el estudio, y las tareas me serán de mucha ayuda más adelante, ya que me hizo ver lo hermosa que ha sido mi vida, el increíble potencial que tengo dentro de mí, que no hay que criticar a las personas sin conocerlas. Intentar no verme abrumado por los problemas pequeños, aprender a expresar mis pensamientos y liberarme en el círculo de lectura.»

Me encanta que gracias a mi libro este chico se haya dado cuenta de que tiene un potencial interior increíble y que es importante expresar sus pensamientos. Si además le he ayudado a ver lo hermosa que es la vida en esta etapa de tanta confusión y sufrimiento, pues más feliz aún me hace. Y la última reflexión de otra chica:

«He podido darme cuenta que cada uno llevamos una «carga» en nuestro interior y el ser humano tiende a ser egoísta y a pensar que las cargas nuestras son más graves que las de los demás. Gracias a este libro me he vuelto más empática, he aprendido a ponerme en la situación y a volverme más racional, y sobre todo a conectar con los demás.»

Existe una clara tendencia social que preocupa mucho a los expertos: el excesivo individualismo de las sociedades desarrolladas. Un ejemplo extremo es Suecia, desde hace décadas en la vanguardia de lo que se considera una sociedad avanzada, donde sin embargo existe una cara oscura, reflejada de forma impactante en el documental «La teoría sueca del amor».

En el documental se analiza cómo en Suecia, el referente máximo de la sociedad del bienestar, la mitad de las personas viven solas, y muchas también mueren solas y son encontradas muertas semanas después de su fallecimiento en su apartamento. Y sólo se detecta porque los vecinos empiezan a notar un olor horrible y llaman a la policía. También se cuenta en el documental cómo las mujeres ya prefieren ser madres solas, sin el apoyo de un padre. En definitiva, el individualismo crece imparable en contra de una realidad biológica del ser humano: somos seres sociales y necesitamos relacionarnos con los demás para sentirnos plenos. Por eso me parece relevante el aprendizaje de esta última chica que dice que gracias a «Reconecta contigo» se ha vuelto más empática, y que está conectando mejor con los demás.

En definitiva, siento una enorme gratitud por estos jóvenes y por su profesor. Me han hecho sentir que, con mi granito de arena, estoy contribuyendo a un mundo más consciente, empático y humano, y a que cada vez haya más personas despiertas y conscientes de su enorme potencial interior. Gracias.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


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Cómo gestionar la incertidumbre

Coincidirás conmigo en que vivimos en un mundo totalmente incierto y en constante cambio, ya que no podemos predecir qué va a suceder ni siquiera mañana. De hecho, mañana nuestra vida puede dar un vuelco brutal y cambiar para siempre por un hecho concreto, y dicho vuelco puede ser a peor pero también a mejor. La incertidumbre, aunque ha formado parte de la existencia del ser humano desde sus antepasados, ha aumentado en los últimos años exponencialmente, a causa de los avances tecnológicos sin precedentes y la globalización. La pandemia, la guerra de Ucrania, la amenaza del cambio climático o casi cualquier evento conflictivo en cualquier parte del mundo nos afectan, generándonos estrés, ansiedad y miedo.

Pero además en nuestras vidas sufrimos una alta incertidumbre a nivel profesional y laboral tanto si trabajamos como empleados en una empresa como si dirigimos nuestra propia empresa, ya que en cualquier momento nos podemos quedar sin trabajo o sin clientes. También sufrimos incertidumbre a nivel financiero, puesto que dependemos no sólo de nuestra capacidad de gestionar bien nuestros ingresos y gastos, sino del estado de la economía nacional y mundial (tenemos el claro ejemplo de la altísima inflación actual y la subida estratosférica de la electricidad, que afecta directamente a nuestra economía personal). También vivimos con ansiedad e incertidumbre otros aspectos cruciales para nuestra estabilidad emocional como nuestra salud y la salud de nuestros familiares más cercanos. Todos sabemos, y yo lo he vivido en primera persona, que tenemos la ilusión de que estamos sanos y de pronto un día, en una revisión rutinaria, nos pueden descubrir algo grave como un cáncer, o podemos sufrir un infarto repentino.

Nuestro cerebro busca constantemente la seguridad y la estabilidad, de modo que una constante y altísima incertidumbre y volatilidad en todos los ámbitos de nuestra vida nos provocan altos índices de estrés. Y no es el estrés funcional y positivo, que es el que nos alerta de peligros reales y efímeros de modo que podamos actuar y reaccionar para sobrevivir. La constante incertidumbre nos genera el llamado estrés crónico, que es devastador para nuestra salud mental.

Por tanto, la pregunta urgente es ¿Se puede manejar o gestionar la incertidumbre, y reducir el estrés crónico que nos produce?

Afortunadamente, tenemos recursos, disciplinas y técnicas a nuestro alcance que pueden ayudarnos a gestionar la sensación de que no tenemos un suelo estable sobre el que pisar. Voy a detallar 4 alternativas efectivas para manejar con mayor sabiduría y equilibrio lo incierto y volátil de nuestras vidas.

  1. Crea un plan B, incluso un plan C. Si quieres estar tranquilo y seguro, un buen recurso es crearte un plan B o incluso un plan C para todos los ámbitos de tu vida. Esto significa dejar de ser un ingenuo creyendo que todo va a salir según tus planes. Esto casi nunca sucede. Por eso, debes ir trabajando en un plan B de forma constante, por si sucede lo peor. Esto tiene que ver con el denominado análisis pre-mortem, en el que imaginamos qué es lo peor que puede suceder, y en base a ese escenario dramático posible, generamos planes que puedan minimizar el daño o incluso eliminarlo.
    Por ejemplo, en el plano financiero ¿Tienes un buen colchón de ahorros como para poder vivir sin ingresos durante al menos un año? ¿Tienes dinero invertido en buenos productos de inversión que te permitan al menos igualar a la alta inflación que está minando el valor de tu dinero en estos momentos? Si has respondido «no» a cualquiera de esas dos preguntas, no tienes un plan B ni un plan C. Y te encuentras en una situación de alto riesgo.
    En el ámbito profesional, ¿Te estás formando de manera continua en habilidades profesionales o herramientas que potencien tu empleabilidad y tu marca personal en caso de que te despidan de tu empresa? Si no lo estás haciendo, no tienes un plan B y eres muy vulnerable. En todos los ámbitos importantes de nuestra vida necesitamos al menos crear un plan B (y aún mejor un B y un C) por si el plan A no funciona. Esto nos proporcionará una solidez y estabilidad emocional tremenda que nos ayudará a tomar mejores decisiones e incluso a tomar mayores riesgos que nos lleven a lograr mayores éxitos.
  2. Focalízate en lo que depende de ti. Puede sonar obvio pero no es tan obvio cuando normalmente no lo hacemos. Centramos demasiado nuestra energía en lo que no depende de nosotros, permitiendo la sobreexposición a los medios de comunicación y redes sociales, que aumentan nuestra ansiedad de manera espectacular porque interiorizamos la creencia de que no podemos hacer nada con todo lo que sucede en el mundo. Vivir centrado en todo lo que no depende de nosotros nos genera una parálisis total, que nos impide tomar decisiones y salir del estado de ansiedad. La mejor manera de salir de este círculo vicioso es hacerse la pregunta «¿Qué puedo hacer/cambiar/mejorar yo respecto a este problema o situación?» Y ponerse a ello con proactividad. A veces podemos tomar decisiones que cambien drásticamente nuestra situación (como por ejemplo, creando nuestro plan B) y otras simplemente debemos ser muy selectivos con lo que permitimos que entre en nuestra mente (exceso de información nefasta, exceso de tiempo viendo redes sociales, exceso de grupos de WhatsApp con un montón de material tóxico, etc.). En cualquier caso, tomar decisiones nos libera de un montón de estrés y ansiedad. Y por ello, es esencial no tener miedo a tomar una decisión equivocada, porque muchas veces lo peor es no tomar ninguna decisión.
  3. Recuerda siempre el mantra: «Esto también pasará». Las enseñanzas budistas nos hablan desde hace miles de años de una ley universal de la existencia: la impermanencia. Es decir, que todo es efímero, que todo cambia constantemente, que todo pasa. Hoy en día lo llamamos volatilidad y no nos gusta, pero podemos hacer que sea nuestra amiga, especialmente en momentos críticos o etapas muy duras e inciertas como la pandemia, repitiéndonos el mantra «Esto también pasará», porque indudablemente, sea lo que sea, va a pasar, sencillamente porque es una ley universal de la vida. La pandemia terminará, la guerra de Ucrania también, pero surgirán nuevos conflictos y crisis de todo tipo que pondrán a prueba nuestra resiliencia. Recordemos en esos momentos la ley de la impermanencia y honremos dicha ley, aceptando que la vida es incierta y cambiante, aceptando la vida tal como es. Y repitámonos el mantra «Esto también pasará.» ¡Ojo! La impermanencia también se debe aplicar a las etapas y momentos de felicidad, es decir, lo bueno también pasará tarde o temprano, por lo que repetirse el mantra también en las etapas exitosas y felices nos aportará más sabiduría y serenidad para disfrutar sin caer en la euforia excesiva o en un delirio de ceguera. Ya sabes, cuanto más alto subas, más dura será la caída.
  4. Incorpora la meditación mindfulness. Si existe una disciplina que nos puede ayudar enormemente a gestionar la incertidumbre es la meditación mindfulness, ya que se trata de un entrenamiento mental para ser capaces de estar más tiempo en el momento presente, en el aquí y ahora, con aceptación y sin juzgar. Al focalizarnos más en el presente, dejamos de ser una marioneta de nuestra mente divagadora, constantemente pensando en el futuro o rumiando el pasado con sus pensamientos. Además, la mayoría de los pensamientos de futuro son negativos, generadores de preocupación, miedo y ansiedad («¿Y si…?»). Y en cuanto a los pensamientos de pasado, también suelen ser negativos, relacionados con errores o malas experiencias que no acabamos de digerir y seguimos rumiando como las vacas («¿Por qué…?»). Estudios de la Neurociencia han demostrado que la práctica del Mindfulness reduce la red neuronal por defecto del cerebro, que tiene que ver con la tendencia a divagar y a estar perdidos en nuestros pensamientos agobiantes de futuro y pasado, y al mismo tiempo aumenta la red neuronal experimentadora, que tiene que ver con experimentar el presente, nuestras sensaciones corporales y los 5 sentidos. Es decir, que pasamos mucho menos tiempo estresados con nuestros pensamientos y mucho más tiempo viviendo el presente, sin esa contaminación mental.

En definitiva, la incertidumbre forma parte de nuestra vida y el mundo en el que vivimos, no depende de nosotros, así que más vale aceptarla como parte de lo que significa vivir. Sin embargo, hay estrategias y disciplinas con las que podemos minimizar y manejar eficazmente el estrés y el miedo que nos ocasiona la incertidumbre. La clave es focalizarse en lo que podemos controlar, tomar decisiones, practicar la meditación mindfulness todos los días, tener siempre un plan B e incluso un plan C, y a partir de ahí, confiar en que las cosas siempre pasarán, y finalmente todo irá bien.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


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Los niveles de conciencia y la felicidad

El ser humano lleva buscando la felicidad desde hace miles de años, después de haber logrado cubrir sus necesidades básicas fundamentales. Y a estas alturas de su historia, aún no nos ponemos de acuerdo en cómo alcanzar la deseada e idealizada felicidad. No faltan gurús que dicen tener el secreto de dicha felicidad duradera lanzándonos recetas pobres, superficiales y muchas veces tremendamente cursis. «El secreto de la felicidad es aprender a amar» dice uno de esos gurús. «La clave es ser agradecidos y dar las gracias por la vida, que es maravillosa» nos dice otro gurú. Esto está muy bien, pero ¿Eso es todo? Estos seudogurús dan consejos como si la vida no tuviera la otra cara oscura, que es al menos igual de importante y por la que justificadamente podríamos también decir que la vida es una tortura o una lucha llena de sufrimiento. Seudogurús hay muchos en las redes sociales, incluyendo colegas de mi profesión de coaching o algunos profesores de mindfulness.

Desde luego, siempre hay aportaciones interesantes y que aportan claridad por parte de grandes maestros espirituales, así como de algunos reconocidos psicólogos. Pero siempre estas personas, que realmente nos ofrecen luz sobre cómo ser más felices y sentirnos mejor con nuestras vidas, hablan de manera realista, aterrizada, humilde, y contemplando las dos caras de la vida: la maravillosa y la horrorosa. No hablar de la segunda como si no existiera genera una gigantesca frustración y ansiedad en millones de personas porque creen que sólo los gurús y personas especiales son capaces de ser felices, y sin embargo ellos son torpes y miserables que sufren cada día sin saber qué hacer con su vida.

En mi experiencia, sin lugar a dudas, me ha ayudado definitivamente la perspectiva de estos maestros que hablan claro, sin florituras ni adornando las cosas ni vendiendo una especie de receta mágica. Y todos ellos se focalizan en un aspecto clave, que es elevar nuestro nivel de conciencia. Porque cuanto más elevado sea nuestro nivel de conciencia sobre uno mismo, sobre la vida y sobre nuestras relaciones, no cabe duda que seremos más felices. Con la reserva de que la felicidad no es un estado permanente, sino un estado al que se va y se viene, igual que el dolor y el sufrimiento.

¿Y qué es el nivel de conciencia? Para explicarlo de manera sencilla, funcionar en piloto automático es justo lo contrario de vivir con consciencia nuestra vida. Y vivir en automático es una auténtica pandemia. La gente vive corriendo, como pollos sin cabeza, sin ser consciente de todo lo que sucede a su alrededor, y mucho menos de lo que sucede en su interior (sus emociones, pensamientos, creencias, valores, juicios, sesgos). Cuando vivimos con tal nivel de inconsciencia, lo normal es que vivamos estresados, ansiosos, ignorantes, enfadados, deprimidos y eso sí, haciendo cosas todo el día sin pararnos a reflexionar o a simplemente descansar y «no hacer» nada.

Precisamente cuando dejamos de hacer cosas sin parar y nos permitimos «no hacer» empezamos a darnos cuenta de muchas cosas. Pero claro, algunas de esas cosas no queremos verlas, nos asustan, nos deprimen, y por tanto inventamos un montón de estrategias para huir de nuestros problemas y preocupaciones. Estas estrategias no hacen más que empeorar nuestro estado emocional, ya que huir y escapar de nuestros problemas y miedos es igual que escapar de nosotros mismos. Es el equivalente a la inconsciencia, a vivir con un nivel nulo o bajísimo de consciencia. Este es el motivo por el que, básicamente, sufrimos.

¿Y cómo subimos en la escala de los niveles de conciencia? Hay reconocidos maestros espirituales como el Dr. David R. Hawkins, autor de libros de referencia como «Dejar ir», que han creado su propia escala de niveles de conciencia, detallando qué actitudes y conductas están relacionadas con cada nivel de conciencia. Pero más allá de modelos o escalas, para mí la clave es saber que el secreto para vivir una vida plena y razonablemente feliz es elevar nuestro nivel de conciencia. Y desde luego, hay disciplinas y estrategias probadas para ayudarnos a este objetivo. Así transformamos el objetivo clásico de la humanidad desde hace miles de años de alcanzar la felicidad por un objetivo mucho más alcanzable y concreto como es el de ir aumentando progresivamente nuestro nivel de conciencia.

Las disciplinas probadas que mencionaba, y que yo mismo he experimentado durante los últimos 17 años de mi vida, son la meditación y el coaching. Cuando hablo de meditación, incluyo distintas variantes como la meditación zen, el mindfulness o la vipassana, que en el fondo son casi lo mismo. Y respecto al coaching, hay diversas formas de lograr aumentar nuestro nivel de conciencia: una es formarse como coach con un programa largo y profundo, y la otra forma es contratar a un coach para realizar un proceso de coaching. Tanto el coaching como la meditación tienen un pilar básico fundamental: generar y elevar conciencia. Y esto significa que gracias a practicar con regularidad (y guiados por los maestros o expertos de confianza, no los seudogurús que proliferan tanto en las redes) vamos a ir saliendo del piloto automático, comenzaremos a cuestionarnos por qué y para qué hacemos las cosas. Y también iremos despertando y descubriendo quienes somos realmente, más allá de etiquetas, roles, creencias e ideas preconcebidas generadas por la cantidad de programas mentales que nos han introducido desde la infancia.

Elevar el nivel de conciencia implica despertar a una visión nueva de la vida. Implica dejar de hacernos las víctimas en nuestra vida, hacernos responsables de nuestros errores y malas decisiones, reconocer nuestros puntos débiles y no culpar a nadie de lo que nos sucede en la vida. También implica ir descubriendo enormes tesoros, como la increíble sabiduría que habita en cada uno de nosotros, el enorme potencial que tenemos como seres humanos, algo que ni podíamos imaginar cuando estábamos inmersos en el piloto automático, quejándonos de todo, haciéndonos la víctima, manipulando, mintiendo y haciendo cosas sólo para gustar y ser aceptados socialmente. Y aquí empezamos a salir de nuestro mundo egocéntrico y de nuestra ignorancia y arrogancia, y empezamos a descubrir una realidad paralela, sólo disponible para aquellas personas privilegiadas que han descubierto estas disciplinas y las han practicado con regularidad (meditación, coaching), y que gracias a ello acceden a esa nueva dimensión donde comprenden en profundidad la vida, y en consecuencia, honran determinadas leyes fundamentales de la existencia. Estas personas han despertado de la anestesia mental y emocional masiva.

Desgraciadamente, la mayoría de las personas del planeta viven en una nube de ignorancia e inconsciencia que es la causa principal del sufrimiento y la infelicidad. La buena noticia es que cada vez más personas conocen y se abren a las disciplinas mencionadas. Tanto el coaching como la meditación han cambiado mi vida por completo, y también han transformado el concepto de mí mismo y de mi identidad como ser humano. Pero claro, esto no es un destino sino un camino de aprendizaje para toda la vida. Es decir, se trata de ir trabajando en nuestro autoconocimiento y nivel de conciencia de manera continua hasta el final de nuestra existencia. Y cuanto más alto sea nuestro nivel de conciencia, más felices seremos y más disfrutaremos del regalo de la vida tal y como es, abrazando tanto la parte luminosa como la parte oscura, que existe y es real. No neguemos la parte oscura de la vida y entonces tendremos toda la luz, aunque suene paradójico.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


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Vivir sin arrepentirse de nada

El último post del año lo dediqué a introducir los enormes aprendizajes que obtuvo Bronnie Ware después de dedicar más de 10 años de su vida a cuidar a enfermos terminales. Bronnie escribió el libro «Los 5 principales arrepentimientos de las personas moribundas» y se convirtió en un éxito de ventas mundial. Repasemos brevemente las 5 principales razones por las cuales los seres humanos nos arrepentimos, algo que aprendió Bronnie con muchos de sus clientes, con los que llegó a entablar relaciones muy profundas.

  1. No haber mantenido el contacto con los amigos auténticos.
  2. No mostrarnos tal y como somos y no expresar nuestros sentimientos a las personas importantes de nuestra vida.
  3. Dedicar demasiado tiempo y energía al trabajo.
  4. Vivir la vida que esperan los demás de nosotros, no la que realmente deseamos.
  5. No darnos el permiso de ser felices, no darnos cuenta de que es una elección de cada día.

Sobre los dos primeros, puedes leer el post «Las 5 decisiones más importantes de nuestra vida» que publiqué hace un mes. En este post me centraré en los otros 3 arrepentimientos, siempre dándole la vuelta con el fin de extraer la decisión clave que necesitamos tomar aquí y ahora, no dentro de un mes ni dentro de un año. Porque la vida no nos espera, lo seguimos comprobando casi cada día. El problema es que creemos que todos vamos a vivir hasta los 80 o 90 años, y por eso no vemos la urgencia de tomar determinadas decisiones con total compromiso. Hasta que un día ya es demasiado tarde, ya no hay tiempo, y de ahí viene terminar nuestra vida de forma muy triste, arrepintiéndonos de no haber tomado determinadas decisiones. Así que en base a los arrepentimientos, veamos las otras 3 decisiones cruciales de nuestra vida:

  1. Mantener un equilibrio entre el tiempo dedicado a tu trabajo y el tiempo dedicado a tu vida personal. Mucha gente dedica demasiado tiempo al trabajo, a intentar lograr una carrera profesional exitosa, a ganar más dinero, etc. Y no hay nada malo en ello, siempre que no estemos sacrificando otros aspectos importantes de nuestra vida. Está claro que el tiempo es limitado, sólo tenemos 1440 minutos al día incluyendo el tiempo para dormir. Y si dedicamos muchas horas al trabajo, estaremos quitándoselo a nuestro tiempo personal para descansar, para nuestras aficiones, para estar con nuestra familia o amigos. Una de las cosas más importantes que he aprendido en mi vida es que si te obsesionas demasiado con un ámbito de tu vida, tu vida se desequilibra, y eso empieza a generarte problemas y agujeros por donde se te va la energía, la motivación y la felicidad. Por eso, una gran decisión es poner límites a tu trabajo. Bronnie tuvo más de un cliente al que le apasionaba su trabajo y por eso se volcó totalmente en él, y aun así, se arrepintió al final de su vida porque su relación con las personas más queridas se había deteriorado para siempre. Así que el hecho de que te encante tu trabajo no justifica el hecho de que desequilibres el resto de áreas vitales.
  2. Vivir la vida que realmente quieres, y no la que esperan los demás o la sociedad de ti. Es evidente que la sociedad en la que crecemos tiene sus reglas y creencias de lo que es una persona exitosa y una persona fracasada. Desde niños se nos va introduciendo sutilmente una programación mental que tiene que ver con lo que se considera correcto y lo que no, lo que está bien y lo que está mal, lo que es verdad y lo que es mentira. Y por supuesto, nunca llegamos a cuestionarlo y eso conlleva vivir acorde con una serie de ideas preconcebidas que muchas veces nos encierran en una prisión que nos hace realmente infelices. Por eso, es necesario tomar la decisión de ser valientes y no dejarnos influenciar por los demás respecto a la vida que queremos vivir, lo que queremos estudiar, en lo que deseamos trabajar, etc. Porque esa es nuestra vida, y es nuestra única vida. Tenemos derecho a elegir cómo queremos vivir. Pero muchas personas querrán cambiarnos, querrán moldearnos con sus rígidas ideas y expectativas, querrán que vivamos la vida que consideran mejor o incluso la vida que no pudieron vivir. No lo olvides, sigue a tu corazón a la hora de tomar las decisiones vitales importantes de tu vida. Por supuesto, escucha todas las opiniones y perspectivas, pero luego eres tú quien tienes que decidir tu camino, nadie más (ni tus padres, ni tu pareja, ni tus amigos ni nadie).
  3. Elegir ser feliz aquí y ahora, darte el permiso de ser feliz hoy, porque es una elección diaria que todos podemos tomar. Es habitual escuchar a todo el mundo quejarse de prácticamente todo, y también juzgar y criticar a los demás. Parece que nunca estamos satisfechos. Cuando llueve nos quejamos porque es incómodo, y cuando no llueve nos preocupamos porque hay sequía. Y así con todo. Cuando conseguimos un objetivo, inmediatamente pensamos en el siguiente. Y solemos perdernos el momento presente porque, o bien estamos dándole vueltas amargamente a un acontecimiento del pasado que ya no se puede cambiar, o bien estamos preocupados por algo que podría suceder en el futuro pero que normalmente no llega a suceder. Todas estas tendencias provienen de nuestra mente limitada, que nos tortura constantemente con su tremenda negatividad y miedo, lo cual nos lleva a vivir una vida pobre y miserable, aunque tengamos sobrados motivos para sentirnos agradecidos y felices. Las personas antes de morir adquieren una sorprendente y repentina sabiduría, y se dan cuenta de este cotidiano amargor absurdo en el que está sumergido el ser humano. Por eso, es importante que tomes la decisión (porque sí, es una decisión personal) de ser feliz ahora mismo, no cuando tus hijos se independicen o tengan un trabajo estable, no cuando te jubiles, no cuando tengas más dinero, no cuando te hagan jefe ni cuando ganes la lotería. Date el permiso de ser feliz ahora mismo, elige la gratitud por las pequeñas cosas cotidianas hoy y cada día del resto de tu vida.

Vivir una vida plena y llegar al final de nuestra existencia sin arrepentirnos de nada es difícil aunque posible. Podemos aprovechar las lecciones que nos han dado las personas que han compartido su vulnerabilidad y sus arrepentimientos, para no repetir sus errores. Ese es su legado, y es nuestra responsabilidad aprovecharlo. Te invito a poner en práctica esta semana las 3 decisiones vitales de este post, con las siguientes preguntas:

  • ¿Dedicas demasiado tiempo a tu trabajo? ¿Te gustaría tener más tiempo para tus hijos, o para estar con tu pareja, o simplemente para cuidarte, para hacer más deporte o para tus aficiones? Entonces es momento de empezar a poner límites. Comienza a salir media hora antes de tu trabajo todos los días, y poco a poco ve adelantando la salida para ir dedicando más tiempo a otras facetas de tu vida. Trabaja para vivir, no vivas para trabajar. Aunque te encante tu trabajo.
  • ¿Estás trabajando en lo que realmente te apasiona? ¿Te gustaría formarte en una vieja pasión olvidada? Nunca es tarde, puedes empezar a vivir la vida que realmente quieres, no la que los demás te han impuesto sutilmente. Apúntate a un curso de una actividad que te motive (baile, teatro, coaching, pintura, etc.)
  • ¿Sueles perderte en preocupaciones por lo que pueda pasar en el futuro? ¿Te sientes irritable o con ansiedad en tu día a día? Una de las prácticas demostradas más efectivas para disfrutar más el momento presente es la meditación mindfulness. Ahora tienes una oportunidad única porque estás a tiempo de inscribirte al curso MBSR de mindfulness, ya que empezamos el 24 de enero y aún hay plazas (en el siguiente párrafo tienes un link con información detallada). Si te interesa, puedes apuntarte al webinar gratuito de presentación del curso el 17 de enero a las 19 h. escribiendo un e-mail a carmen.celemin@execoach.es

Ya está abierta la convocatoria para la 2ª edición del curso «MBSR (Reducción del estrés con Mindfulness)» que impartiré online desde mediados de enero a marzo. Mira en el link toda la información. Curso MBSR online

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

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Las emociones en la toma de decisiones

Todos necesitamos tomar muchas decisiones a lo largo de nuestra vida, tanto personales como profesionales. Y algunas de ellas son verdaderamente importantes o incluso pueden marcar nuestra vida de manera positiva o todo lo contrario. Por eso, es fundamental que demos la importancia que se merece al impacto de nuestras emociones en la toma de decisiones. Repasemos algunas de las emociones que afectan más a nuestras decisiones.

  • El miedo. Está claro que el miedo impide que tomemos muchas decisiones. Miedo al fracaso, miedo a sufrir, miedo al ridículo, miedo a ser rechazado socialmente. Estos miedos y otros muchos de los que no somos conscientes nos condicionan gravemente y evitan que avancemos hacia nuestras metas y sueños. Por ejemplo, el miedo al fracaso nos impide arriesgarnos y tomar la decisión que necesitamos, como dejar un trabajo desmotivante y lanzarnos a buscar un trabajo que realmente haga honor a nuestras fortalezas y pasiones. El miedo a la soledad puede tenernos esclavizados en una relación tóxica o simplemente que no nos aporta felicidad. Y el miedo a que nuestros hijos sufran puede hacer que tratemos de controlarlos demasiado y generarles estrés y una presión excesiva. También el miedo afecta negativamente a algunas decisiones financieras que tomamos, por ejemplo si vendemos unas acciones de la Bolsa cuando su valoración ha bajado (los expertos dicen que ese es el peor momento para vender porque perdemos dinero, así que nos aconsejan que esperemos a que vuelvan a subir para vender).
  • El enfado. Cuando estamos rabiosos o irritados por una situación frustrante o por una conducta de otra persona que nos ha enfadado, tomamos decisiones precipitadas de las que luego nos arrepentimos. Así como el miedo normalmente nos inhibe e impide tomar decisiones, el enfado tiene el efecto contrario, es decir nos hace tomar decisiones que no deberíamos, con el calentón. Estas decisiones normalmente nos hacen perder credibilidad ante los demás, deterioramos las relaciones tanto en el trabajo como en nuestra vida personal, nos hacen perder influencia hacia los demás y finalmente pueden provocar el aislamiento y la falta de confianza hacia nosotros.
  • La tristeza. Es una emoción que si no la dominamos puede llevarnos a la pasividad, a la apatía, y a no tomar decisiones necesarias para nuestro bienestar o para nuestra carrera profesional. La tristeza nos lleva a teñir el mundo de pesimismo y eso nos influye porque no hacemos nada por cambiar una situación difícil de la que necesitamos salir. Por ello, el efecto más habitual de la tristeza es inhibir nuestra capacidad para la toma de decisiones.
  • La alegría. Puede sorprenderte que la alegría pueda afectarnos negativamente en la toma de decisiones pero es así cuando no la modulamos o equilibramos su intensidad, como ocurre con cualquier otra emoción. Cuando estamos eufóricos y entusiasmados porque todo nos va sobre ruedas y hemos tenido una sucesión de éxitos o experiencias positivas, tendemos a tomar decisiones poco reflexionadas, sin sopesar que las cosas tarde o temprano cambiarán. La alegría excesiva nos puede nublar el juicio, y convertirse en una venda en los ojos que nos impide ver las cosas con realismo y eso nos lleva a tomar malas decisiones que luego tienen consecuencias. Si volvemos a las decisiones financieras, la excesiva alegría o confianza puede perjudicar nuestra solvencia económica si invertimos en Bolsa cuando está en niveles muy altos y hay mucha euforia. Una vez más los expertos nos dicen que tomemos la decisión contraria a la que nos dicta la emoción: no comprar porque probablemente no suba mucho más o incluso empiece a perder valor.

Entonces ¿Qué es lo que debemos hacer con las emociones para poder tomar las decisiones más beneficiosas para nuestra vida? En primer lugar, es crucial permitirnos sentir todas estas emociones ya que son normales y muchas veces son totalmente necesarias. Si nos entrenamos en permanecer conectados con nuestras emociones, seremos más conscientes del efecto que pueden tener en nuestras decisiones. Además, a veces cualquiera de las emociones mencionadas puede ser necesaria precisamente para tomar la mejor decisión.

El miedo no siempre es negativo, no estoy de acuerdo con quien dice que debemos superar nuestros miedos porque son ficticios (es lo que dice el conocido ejecutivo de Google Mo Gawdat en su libro «El algoritmo de la felicidad»). No es verdad. Nunca dejaremos de tener miedos porque forma parte de nuestra esencia como seres humanos, y esto es bueno y necesario para la toma de decisiones. Si no tuviéramos miedo, también tomaríamos decisiones absurdas y precipitadas que nos generarían un elevado sufrimiento, así que olvídate de estos consejos ridículos de que podemos vivir y tomar decisiones sin tener miedo. Una cosa es evitar la parálisis que genera el miedo cuando no lo gestionamos, y otra cosa muy distinta es no escuchar la emoción del miedo cuando aparece en nuestro interior. Igual que la tristeza, la ansiedad, la rabia o la alegría, debemos permitir que emerjan nuestras emociones y escuchar el mensaje que quieren darnos, porque pueden ser muy útiles a la hora de tomar nuestras decisiones.

El segundo paso, después de escuchar y sentir nuestras emociones sin taparlas ni negarlas, es gestionar o regular las emociones, bajar su intensidad, con el fin de que no ciegue nuestra capacidad para el pensamiento crítico y en consecuencia no nos perjudique, ya sea tomando decisiones poco reflexionadas o bien evitando tomar decisiones que son necesarias. Así que la gestión de emociones es una competencia imprescindible si queremos tomar las mejores decisiones. Pero la autorregulación emocional no significa eliminar la emoción, sino bajar su intensidad para que podamos tomar el control de la situación, y decidir con acierto y con plena consciencia.

Las emociones (todas, sin excepción) son imprescindibles y es imposible eliminarlas. La forma más efectiva de que no nos afecten negativamente en la toma de decisiones es escucharlas y gestionarlas. Lo que sí debemos evitar es que controlen y dominen nuestras conductas y decisiones como si fuéramos marionetas. No hay nada más efectivo para esto que desarrollar la consciencia y la gestión emocional, y para ello la práctica de la meditación mindfulness es tremendamente eficaz porque aporta mucha claridad mental y equilibra nuestro estado emocional, precisamente el estado mental que necesitamos para que nuestras decisiones estén bien reflexionadas, libres de sesgos cognitivos y emocionales, y nos conduzcan a nuestros objetivos y nos eleven a los más altos niveles de felicidad y éxito.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.