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Lograr tus objetivos no es lo más importante

Acabo de lograr un objetivo muy ambicioso e ilusionante, largamente perseguido por mí, que es la certificación MCC (Master Certified Coach) de la International Coach Federation, el nivel máximo de certificación de coaching profesional a nivel mundial. Y sin embargo, el hecho de haberlo conseguido no ha sido lo más importante. Y dirás ¿Qué otra cosa puede ser más relevante?

Llevo defendiendo muchos años que es esencial que toda persona dedique tiempo a reflexionar sobre qué quiere lograr en la vida, para luego definir y marcarse objetivos concretos ambiciosos a largo plazo. Hacer esto nos proporciona foco y dirección, un rumbo hacia el que empujar con todas nuestras fortalezas, y un criterio para tomar todas nuestras decisiones. Sin objetivos vamos a la deriva, y lo normal es que no lleguemos a ningún lugar concreto, tanto personal como profesionalmente, lo que ocasiona falta de motivación y de significado, que a su vez genera falta de autoestima y de autoconfianza.

Por tanto, el primer punto es definir y marcarse objetivos ambiciosos a largo plazo. Te recomiendo escribirlo, ya sea en un word o en un cuaderno de papel, y revisar tus objetivos al menos una vez al mes, para mantenerte focalizado.

El siguiente paso imprescindible, y que yo mismo tomé en mi objetivo de conseguir la certificación, fue comprometerme conmigo mismo de manera incondicional a conseguirlo. Y para que sea un compromiso serio, debemos diseñar una estrategia y un plan de acción, con una fecha tope para conseguirlo. Hace año y medio me comprometí a dedicar tiempo y esfuerzo a todo lo que implicaba mi objetivo: grabar sesiones de coaching con clientes, supervisar mis sesiones con mentores para que me dieran feedback y corrigieran mis errores, conseguir grabar después de un largo proceso 2 sesiones con posibilidades de aprobar el examen, tomar la decisión de enviar dichas grabaciones para que un coach MCC examinador las evaluara y determinara si demostraba todos los indicadores de las competencias de un MCC. Y después de aprobar esta parte oral del examen, prepararme a conciencia para la segunda parte, un examen escrito de 3 horas con más de 80 casos prácticos a resolver. En definitiva, un largo camino que culminó hace dos semanas, cuando pasé el examen escrito.

Utilicé, como en todos mis objetivos ambiciosos, la metodología Kaizen, que se basa en abordar un objetivo grande y ambicioso de manera humilde y modesta, dando pequeños pasos de manera constante, con paciencia y persistencia. Si queremos metafóricamente comernos un elefante, no podemos hacerlo de una vez, necesitamos trocearlo para que sea más digerible. Diseñar una estrategia y un plan de acción basados en el kaizen es crítico para evitar bloquearnos con un objetivo demasiado enorme y ambicioso, algo demasiado habitual.

Otro de los aprendizajes que he obtenido del logro de este objetivo es que necesitamos desarrollar la humildad y la capacidad de aprendizaje. He tenido que desaprender muchas de las cosas que me han servido en mi trabajo como coach desde que inicié mi actividad profesional de coaching hace ya 18 años, y te aseguro que ha sido duro, porque de pronto me veía en un terreno incierto y desconocido, sin nada a lo que agarrarme, y eso me hizo sentir miedo. Desaprender requiere humildad para reconocer que a pesar de las miles de horas de coaching profesional aún tenía muchos aspectos que mejorar y pulir.

Desaprender y ejercitar la humildad me exigió apartar mi ego de coach experimentado para poder escuchar con mente abierta y curiosa el feedback de mis mentoras y poder avanzar. Ha sido incómodo, duro y difícil porque los seres humanos nos aferramos a lo conocido, a lo que nos ha funcionado en el pasado, y nos resistimos a cambiar. Para derribar todos estos muros, es esencial cultivar la curiosidad, una de las habilidades críticas de un coach MCC.

También este proceso demandó de mí estar dispuesto a mostrarme vulnerable. He sentido una enorme vulnerabilidad al grabar mis sesiones con mis clientes, al tener que experimentar con nuevos enfoques y nuevas preguntas poderosas que no dominaba y no sabía el efecto que provocarían. Y me he sentido vulnerable al recibir el feedback exigente y duro de mis mentoras al analizar las sesiones con ellas.

Como dice la escritora norteamericana Brené Brown en su libro «El poder de la vulnerabilidad», la vulnerabilidad no es debilidad, sino todo lo contrario. Mostrarse vulnerable en nuestra vida requiere de un enorme coraje porque es como si te desnudaras para que la gente viera realmente quien eres, con tus virtudes pero también con tus vilezas y defectos. Y eso da miedo. Por tanto, estar dispuestos a mostrar toda nuestra vulnerabilidad es parte fundamental de lograr nuestros objetivos, porque nos permite desaprender, ser autocríticos, escuchar el feedback de los demás, olvidar el ego, y aprender lo que necesitamos aprender para subir al siguiente nivel de competencia y excelencia.

Así que lo más importante de marcarse objetivos ambiciosos para nuestra vida o carrera profesional no es, paradójicamente, conseguirlos. Lo más importante es el proceso, lo que se aprende en el camino, el lastre que dejamos atrás, el nuevo autoconocimiento que incorporamos, y el desarrollo de nuevas habilidades que podremos aprovechar para nuestras próximas metas. Precisamente este es el enfoque de un coach MCC: ¿Qué hemos aprendido sobre nosotros al perseguir y conseguir este objetivo? ¿Cómo podemos aprovechar este aprendizaje para otros objetivos vitales o profesionales que nos marquemos en el futuro?

En resumen, si quieres lograr una meta ambiciosa, estos son los pasos que te recomiendo, y que me han servido a mí mismo en mi propio objetivo:

  • Define y escribe tu objetivo ambicioso a largo plazo (3, 5 o 10 años) y léelo una vez al mes para mantener el foco.
  • Comprométete contigo de forma incondicional a lograrlo en un plazo determinado (aunque sean 5 años)
  • Diseña una estrategia y un plan de acción.
  • Márcate una fecha para empezar cuando estés preparado. ¡Y empieza sin excusas!
  • Utiliza el método Kaizen para avanzar de manera segura sin bloquearte.
  • Mantén una actitud humilde y curiosa, y unas ganas insaciables de aprender.
  • Prepárate para convivir con la incomodidad y la incertidumbre.
  • Muestra tu vulnerabilidad, estando dispuesto a desaprender lo que te ha funcionado en el pasado.
  • No te rindas nunca, a pesar de los reveses, y continúa trabajando en el objetivo aunque tardes años en conseguirlo. Merece la pena.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


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Soltar la negatividad de tus pensamientos y emociones ¿Se puede?

Las emociones difíciles y negativas forman parte de la vida y no podemos evitarlas. De hecho, son algo esencial para nuestra supervivencia como seres humanos, y siempre nos proporcionan mensajes importantes que necesitamos escuchar para mejorar nuestra vida y nuestras decisiones. No obstante, cuando las emociones nos desbordan y perdemos el control necesitamos entrenarnos en herramientas o disciplinas que nos ayuden a tomar el control y reducir la intensidad de dichas emociones. Porque cuando sentimos mucha angustia, ansiedad, tristeza extrema o estrés, no somos capaces de pensar con claridad y normalmente tomamos peores decisiones.

En el vídeo de este post te guío en una meditación específicamente diseñada para esos momentos en los que estamos desbordados por las emociones negativas y por los pensamientos irracionales catastrofistas, lo cual nos genera mucho sufrimiento. Necesitamos salir de esa espiral tóxica para tomar el control, soltar la negatividad y potenciar las emociones contrarias, como la calma, la serenidad, la ecuanimidad, la alegría o la plenitud. Puedes practicar esta técnica mientras ves el vídeo, y cada vez que lo necesites, con o sin la guía. Insisto que el objetivo no es eliminar una emoción negativa que estés sintiendo, sino reducir su intensidad para poder retomar el control sobre nuestra vida, nuestras conductas y decisiones. ¡Espero que te ayude para los momentos críticos o muy difíciles!

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


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5 claves para la desconexión digital

Vaya por delante que soy un ferviente defensor de la digitalización de nuestras vidas, de las redes sociales y de la tecnología en general. Estoy convencido de que tienen unas posibilidades enormes para enriquecer nuestra vida y para ayudarnos también en nuestras carreras profesionales. El móvil, Internet y las millones de aplicaciones que existen nos facilitan la vida y nos ayudan en nuestros trabajos, además de posibilitarnos hacer gestiones en tan sólo minutos que hace una década nos habría supuesto días.

De hecho, esta semana he tenido que cancelar un viaje de placer que había organizado a Egipto y al mismo tiempo he tenido que organizar de urgencia un viaje a Barcelona por un problema familiar. Todas las gestiones las hice en menos de una hora. Cancelé el viaje programado a Egipto con la agencia, comuniqué la incidencia al seguro que había contratado a través de su página web adjuntando toda la documentación, y reservé hotel y billete de tren a Barcelona para el día siguiente. Fui consciente de cuánto nos ayuda la tecnología en momentos difíciles.

Sin embargo, pasamos demasiado tiempo frente a nuestros dispositivos digitales. Nuestros smartphones son juguetes demasiado tentadores donde tenemos absolutamente todo: correo electrónico, WhatsApp, las aplicaciones para hacer cualquier gestión que necesitemos, y por supuesto, las redes sociales. Cualquiera puede darse cuenta de la enorme dependencia y adicción a nuestros teléfonos móviles mirando a la gente en un café, en el metro o incluso en la calle. Todos vamos mirando el teléfono, absortos, y ausentes de la vida real analógica que se despliega a nuestro alrededor. Sabemos por estudios realizados, véase el excelente documental «The social dilema», que los algoritmos de las redes sociales están conscientemente programados para mantenernos enganchados el mayor tiempo posible. Y vaya si lo consiguen, convirtiéndonos en miserables marionetas de la tecnología y vulnerables a la manipulación subliminal de una ideología concreta o con el objetivo de que compremos más y gastemos más dinero. Hemos perdido gran parte de nuestra libertad como seres humanos.

Pero ¿Cómo hemos llegado hasta esta situación? No cabe duda que una de las razones es que nadie nos ha enseñado a utilizar el juguete llamado «smartphone». Se ha introducido bruscamente en nuestras vidas proporcionándonos diversión, entretenimiento, agilidad y rapidez. Pero la verdadera razón de nuestra adicción y falta de desconexión digital es nuestra debilidad emocional y mental. No soportamos el aburrimiento ni la ansiedad, y tenemos nuestro teléfono móvil disponible las 24 horas del día para sacarnos de dichas emociones incómodas. Abrimos Instagram y de pronto vemos fotos idílicas de paisajes, videos de influencers diciéndonos lo divertida e interesante que es su vida, recetas de cocina y miles de opciones más. Es como si abriéramos una enorme ventana a un mundo lleno de opciones.

Un buen día, sin apenas darnos cuenta, pasamos horas mirando Instagram, Twitter o Facebook, conectados de forma permanente a nuestro correo electrónico, o enganchados a nuestros grupos de WhatsApp, leyendo interminables mensajes o chistes estúpidos y banales que son simplemente basura para nuestra mente. Y entonces perdemos contacto con la realidad, nuestra capacidad crítica se reduce drásticamente, se incrementa la posibilidad de que nos manipulen y engañen, y aumenta nuestra ansiedad y estrés al observar que los demás parece que viven una vida de película y siempre son felices mientras nos parece que nuestra vida es mediocre y miserable. También perdemos contacto y conexión con los demás deteriorando nuestras relaciones personales, perdemos también contacto con nosotros y con la vida. Necesitamos un plan para la desconexión digital.

A continuación, te sugiero 5 claves para la desconexión digital, con el fin de recuperar tu libertad y tu equilibrio mental y emocional, y fomentar una saludable relación con la tecnología:

  1. Consulta tus redes sociales de forma programada y limitada. En lugar de mirarlas constantemente y sin limitaciones de tiempo, imponte la disciplina de mirarlas sólo una vez al día. Márcate un límite de 5 minutos por cada red social. Por ejemplo, 5 minutos a Instagram, 5 minutos a LinkedIn, etc.
  2. No mires ni respondas inmediatamente a tus whatsapps. No seas esclavo de tu WhatsApp. Igual que con las redes, no interrumpas conversaciones importantes, eventos especiales con la familia o amigos ni momentos de ocio individuales por responder un mensaje. Los mensajes seguirán a la vuelta y no se habrá hundido el mundo. Por cierto, sal de los grupos de WhatsApp que no te aporten nada positivo o te generen más estrés. Olvídate de querer agradar a todo el mundo.
  3. Camina todos los días un mínimo de media hora. Actividades puramente analógicas como el ejercicio suave nos ayudan a mantener el contacto con la vida real más allá de la vida digital. Obligarte a caminar además te ayuda a estar en forma, a disfrutar del día, a observar el color de los árboles o el cielo, a sentir la sensación del sol y el aire en tu piel, a observar a la gente con la que te cruzas. En definitiva, para reconectar con la vida.
  4. Acepta y gestiona tu aburrimiento y ansiedad. Cada vez que sientas aburrimiento (en la sala de espera del médico, cuando vayas en transporte público o en un atasco de tráfico) o ansiedad (un problema que no te deja descansar la mente) es esencial que lo aceptes como emociones normales. Es una base fundamental de la inteligencia emocional, no huir de las emociones incómodas. En lugar de consultar tu móvil tratando de eliminar y escapar de esas emociones, acepta tu emoción, observa qué pensamientos provocan el aburrimiento o la ansiedad. Recuerda que acudir a lo digital quizá alivie a corto plazo tu estrés y ansiedad pero lo aumentarán en el medio largo plazo.
  5. Observa con curiosidad lo que sucede a tu alrededor. Hay un mundo maravilloso y lleno de belleza en el aquí y ahora, esperando siempre a ser descubierto por nosotros. Si nos ponemos las orejeras de burro mirando sólo nuestro smartphone nos perderemos todo lo que sucede en nuestro día a día, y la vida se nos pasará sin apenas habernos dado cuenta de nada. Si queremos vivir una vida plena y emocionalmente estimulante, necesitamos mantenernos despiertos, atentos y curiosos. La vida tiene mucho que ofrecernos si le damos la oportunidad, pero si le cerramos la puerta reduciendo todo nuestro foco a la pantalla de nuestro teléfono móvil, nos meteremos en un oscuro túnel adictivo y seremos muy infelices.

Hay mundo y vida más allá de lo digital. Si no gestionamos el uso consciente e inteligente de nuestros dispositivos digitales, seremos marionetas y esclavos de la tecnología, perderemos nuestra libertad y seremos mucho más débiles mental y emocionalmente, más dependientes de los likes, más ansiosos al creer (erróneamente) que los demás siempre son más felices o se divierten más que nosotros, y más vulnerables a la manipulación de los algoritmos y a los medios de comunicación.

¿Estás listo para empezar con tu plan de desconexión digital? Tu salud mental y emocional te lo agradecerán.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.


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Objetivo vs intención

Cuando queremos cambiar algo de nuestra vida que no nos hace felices, solemos manifestarlo a nuestras personas más cercanas, usando frases como:

  • «Me gustaría conseguir…»
  • «Debería hacer…»
  • «Voy a intentar hacer…»
  • «Tengo que hacer…»

No hay nada de malo en estas frases si somos conscientes de lo que significan. Tan sólo son deseos, expectativas o intenciones positivas. Nada más. El problema es confundir estas expresiones con el hecho de habernos marcado un verdadero objetivo, que lleva consigo, por definición, un auténtico compromiso con lograrlo. Probablemente todos comenzamos con estos deseos o intenciones positivas y está genial. Pero en algún momento necesitamos transformar esas intenciones positivas en verdaderos objetivos. De lo contrario, esas manifestaciones se quedarán en simples deseos sin cumplir, y generarán un efecto devastador en nuestra autoestima y nuestra motivación, porque serán una cantinela constante en nuestra mente que nos tortura y recuerda lo débiles y poco disciplinados que somos. Generará en nosotros frustración, enfado, culpabilidad y finalmente resignación.

Hay personas que hablan y hablan sobre sus deseos, intenciones y propósitos de cambiar o mejorar aspectos de su vida, como un trabajo desmotivante, un cuerpo con sobrepeso o una ansiedad galopante. Sin embargo, no hacen nada. O si hacen algo, es puntual y efímero, y termina difuminándose poco a poco. ¿Eres tú una de estas personas? ¿Qué te hace sentir? Seguro que no es algo de lo que estés satisfecho/a. Pero te voy a dar una buena noticia: puedes cambiar ese patrón.

Pero para poder convertir tus «Debería…» y «Me gustaría…» en objetivos necesitas asumir un auténtico compromiso. De lo contrario es mejor ni empezar. En mi caso, siempre tengo una lista de deseos e intenciones positivas, pero los dejo congelados en el estado «Intención» hasta que siento que estoy preparado para conseguirlo. Entonces lo transformo en una meta porque se ha convertido en prioritario, y me comprometo totalmente con el objetivo. Voy a por ello con todas mis fuerzas.

Para definir bien el objetivo utilizo el modelo MARTE. MARTE son las iniciales de las características que debe tener un objetivo para que no sea una simple intención o deseo. Es decir, un objetivo debe ser Medible, Alcanzable y Retador al mismo tiempo, debe estar Temporizado (fecha de inicio, fecha de finalización) y sobre todo, debe ser Específico.

Al dejar congeladas mis intenciones positivas o deseos, sin comprometerme con ellos ni hablar de ellos con nadie hasta estar realmente preparado para acometerlos, evito la frustración y culpabilidad que emerge cuando sabemos que no estamos trabajando activamente en algo que queremos cambiar y que hemos expresado abiertamente. En el momento en que decidimos ir a por ello con toda nuestra energía, es cuando debemos convertirlo en objetivo y compartir nuestro objetivo con las personas cercanas, que es el llamado compromiso público, una estrategia efectiva de presión positiva.

Soy un firme seguidor de la frase “Cuando un samurai dice que va a hacer algo, ya está hecho”, que pertenece al código del Bushido de los Samurais. Esta frase es la máxima expresión del compromiso. Y me lo aplico diariamente a mí mismo. Es decir, raramente hablo de mis intenciones o ideas de mejorar o cambiar aspectos de mi vida que se han deteriorado o descolocado. Sin embargo, cuando me comprometo verbalmente con alguien a que voy a hacer algo, ya sea en el ámbito personal como en el profesional, esa persona puede estar segura de que lo haré en la forma y fecha a la que me he comprometido. Este nivel de compromiso nos proporciona una confianza y una fortaleza mental y emocional espectaculares. Además, transmitimos a los demás una imagen de credibilidad, confianza y liderazgo. Pero claro, ¡Hay que cumplir sin excusas!

No tiene ningún sentido ni utilidad hablar de las muchas intenciones positivas que tenemos. Es mejor ser prudentes porque de lo contrario transmitimos debilidad y falta de disciplina y liderazgo a los demás. Y cuando nos comprometemos, es crucial que empleemos todos nuestros recursos y habilidades para cumplir con nuestro objetivo.

Para terminar, yo diría que además de la importancia de la imagen que transmitimos a los demás, está el mensaje que nos damos a nosotros mismos cuando no cumplimos o cuando nos pasamos la vida deseando cosas sin ponernos a trabajar en serio para conseguirlas. Sin duda, es una carga muy pesada. Así que sé consciente de tus deseos e intenciones positivas, pero déjalos congelados hasta el momento en que sientas que estás preparado/a para afrontarlas. Y en ese momento, ve a por ellos con todas tus fuerzas, y comprométete a muerte tanto contigo como con los demás.

Por supuesto, debemos pedir apoyo si sentimos que no tenemos las estrategias o habilidades necesarias para ello. Contratar a un Coach para que te ayude a transformar tus «Deberías..» y «Tengo que…» en auténticos objetivos es algo que hacen las personas de éxito, las personas inconformistas y ambiciosas. Un Coach además se asegurará de ayudarte a identificar todo aquello que te esté impidiendo avanzar, y también de que finalmente actúes y sigas un plan seguro para alcanzar tus objetivos.

Te animo a que escribas una lista de todas tus intenciones positivas y deseos. Y después, decide si estás preparado/a para afrontar uno de ellos. Si es así, conviértelo en un objetivo MARTE y aplica la máxima de los Samurais. Comprométeme al máximo sin excusas ni justificaciones. En el momento en que digas a alguien (o a ti mismo/a) que vas a lograr dicho objetivo, ya estará hecho.

Ya está abierta la convocatoria para la 2ª edición del curso «MBSR (Reducción de estrés con Mindfulness)» que impartiré online desde mediados de enero a marzo. Mira en el link toda la información. Curso MBSR online

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

10 claves para mejorar tus finanzas personales

Las finanzas deberían enseñarse en los colegios de forma obligatoria porque es un aspecto fundamental para nuestra vida, de hecho es un aspecto esencial de nuestro bienestar mental y emocional. Los problemas financieros son una señal clara de que nos sucede algo más profundo, quizá tenemos creencias limitantes o una relación poco sana con el dinero, o tal vez tenemos carencias emocionales que tratamos de cubrir gastando dinero, o simplemente no le damos la importancia que merece porque nuestros padres nos educaron así. Pero recuerda, la gente que no le da importancia al dinero o lo juzga como una fuente de maldad y problemas son precisamente los que tienen más problemas financieros. Y por supuesto, esto afecta gravemente al resto de áreas esenciales de nuestra vida (carrera profesional, salud, relación de pareja, bienestar psicológico, etc). Así que poner en orden tus finanzas es poner en orden tu vida.

Para empezar, la mayoría de la gente vive por encima de sus posibilidades, gastando mucho más de lo que ingresa, y haciendo malabarismos para poder llegar a fin de mes. Muy poca gente tiene un colchón financiero por si surge un imprevisto como una enfermedad repentina para la que hay que pagar un costoso tratamiento, o la reducción drástica de ingresos por haber sido despedido de la empresa, o para pagar un Master a nuestros hijos en una buena escuela de negocios. Para colmo, de las pocas personas que consiguen ahorrar un poco de dinero, ni siquiera saben que tener el dinero ahorrado en una cuenta bancaria o “debajo del colchón” es una pésima decisión ya que de esta forma su dinero pierde valor cada año a causa de la inflación, en torno a un 1% anual de media.

Otro error habitual es relacionar un alto nivel de ingresos con la buena salud de nuestras finanzas. Aunque tengamos unos ingresos altísimos, no significa que tengamos riqueza ni inteligencia financiera si llevamos un tren de vida con muchos gastos. A final de mes no nos quedará nada en la cuenta corriente y estaremos permanentemente en peligro financiero. En definitiva, seremos pobres financieramente porque no tendremos un capital acumulado a pesar de nuestros elevados ingresos. Esta situación es frecuente ya que la mayoría de la gente está más preocupada de mostrar a los demás su status y nivel de vida que de construir un patrimonio. La gente piensa que el dinero es para gastarlo y no para ahorrarlo.

Por supuesto, en un nivel realmente avanzado se encuentran una minoría de personas que se han ocupado de estudiar y leer sobre finanzas, economía personal e inversiones, y se plantean incluso la soñada independencia financiera. Robert Kiyosaki popularizó este concepto en su famoso libro “Padre rico, padre pobre”, y básicamente se trata de tomar decisiones financieras inteligentes para que un día podamos, si lo deseamos, dejar de trabajar manteniendo nuestro nivel deseado de vida. ¿Cómo? Generando un hábito de gastar menos para ahorrar de manera regular para luego invertirlo y generar lo que llama ingresos pasivos, es decir ingresos que recibimos regularmente sin la necesidad de hacer nada. Puede haber muchas fuentes de ingresos pasivos como por ejemplo derechos de autor de libros o de cualquier obra artística, propiedades inmobiliarias que tengamos alquiladas, acciones de la Bolsa, Fondos de inversión, productos de ahorro o planes de pensiones, dividendos de una empresa de la que seamos socios, etc.

Cuando dichos ingresos pasivos recurrentes superan nuestros gastos de cada mes, podemos decir que hemos alcanzado la independencia financiera. En ese momento, podemos decidir, si queremos, dejar de trabajar y vivir con un buen nivel de vida gracias a los ingresos pasivos. Aunque esto suena idílico, algunas personas lo han logrado. Pero incluso lograrlo parcialmente supone un enorme alivio y aligera de forma radical nuestra mochila, al saber que tenemos unos ingresos recurrentes sin tener que hacer nada, pudiendo reducir el tiempo dedicado a nuestro trabajo y tomarnos la vida con más calma. De hecho, el objetivo fundamental es ir aumentando nuestra independencia financiera poco a poco sin obsesionarnos por conseguirla totalmente. Así, cuanto más patrimonio acumulemos, menos preocupados estaremos por las crisis económicas o un posible despido de nuestra empresa, así que no sólo estaremos mucho más tranquilos, sino que tomaremos decisiones con mayor libertad y valentía.

Personalmente llevo muchos años investigando sobre finanzas personales, y me ha ayudado mucho a potenciar mi inteligencia financiera, a reducir gastos, a construir activos que me generen ingresos pasivos, y finalmente, a invertir el dinero ahorrado para que crezca de manera constante y aumente su valor. Hoy siento mucha más tranquilidad y una mayor libertad para tomar decisiones en mi vida y en mi empresa que hace veinte años, gracias a haber acumulado un patrimonio importante a lo largo de estos años.

A continuación, te detallo 10 recomendaciones para que pongas en orden tus finanzas de una vez por todas. Estas sugerencias prácticas son las que he ido aprendiendo y recopilando de asesores financieros y gurús de la independencia financiera y las inversiones como Kiyosaki, Warren Buffett, John Bogle o Harry Browne, sumado a mi propia experiencia personal ahorrando e invirtiendo (y cometiendo errores, por supuesto) durante los últimos veinte años:

  1. Haz un control mensual de tus gastos e ingresos. Yo utilizo desde hace años una tabla de Excel donde tengo registrados todas las posibles fuentes de gastos y también de ingresos familiares, y cada mes introduzco los datos reales de mis gastos e ingresos para poder tener información actualizada y fiable, y de ahí detectar gastos innecesarios y tomar decisiones.
  2. Reduce todos tus gastos innecesarios. Gracias al control mensual de gastos, te darás cuenta de que muchos de tus gastos no son realmente necesarios. Elimínalos o redúcelos poco a poco pero de manera constante.
  3. Márcate el objetivo de ahorrar una cantidad fija al mes, una cantidad pequeña que no suponga un gran esfuerzo. Lo ideal sería un 20% de tus ingresos mensuales, pero si lo consideras muy alto de momento, puede valer una cantidad menor. Para ello, programa una transferencia automática desde tu cuenta bancaria de esa cantidad fija que quieres ahorrar cada mes a otra cuenta corriente diferente de la habitual, de modo que te olvides de ello y no tengas que pensar cada mes en ahorrar. Si no lo automatizas, lo normal es que no ahorres nada porque te habrás gastado todo el dinero que has ganado.
  4. Pide orientación a tres asesores fiscales sobre cual es la mejor opción de inversión para multiplicar el valor de tus ahorros, y luego toma tus propias decisiones en función de la información y recomendaciones que te han dado. No hagas caso ciegamente a ningún asesor fiscal, infórmate concienzudamente a través de otras fuentes antes de seguir cualquier recomendación.
  5. Invierte tu dinero ahorrado. Después de ahorrar una cantidad importante en tu cuenta específica de ahorro, empieza a plantearte la siguiente fase: la inversión de tu dinero para multiplicar su valor y evitar el efecto inflación. Invierte sólo el dinero que sepas que no vas a necesitar al menos los próximos cinco años. Para ello es importante que tengas un colchón importante de dinero en la cuenta corriente habitual, por si surge un imprevisto. El objetivo es no tocar en absoluto, pase lo que pase, el dinero invertido para que produzca sus beneficios.
  6. Diversifica tus inversiones. Invierte tu dinero en varios activos, preferiblemente en renta variable o una mezcla de renta variable y renta fija, en función de tu perfil de riesgo como inversor. El dinero que inviertas debe estar bastante diversificado: diversificación geográfica, diversificación de activos, fondos diversos donde tengas acciones de muchas compañías e incluso más de un broker. Esto reduce el riesgo de perder un porcentaje importante del dinero invertido por haber puesto todos los huevos en la misma cesta. Si prefieres la inversión inmobiliaria, adelante. Es otra opción interesante, aunque tiene una mayor complejidad. Las casas se deterioran y hay que estar pendiente, haciendo reformas, gastando dinero en su mantenimiento, reparando averías. ¡Y hay que tener suerte con el inquilino!
  7. Invierte con una mentalidad a largo plazo. Ante todo, mantén siempre una mentalidad de mínimo 5 o 10 años con tus inversiones. No pretendas obtener grandes rentabilidades en un mes, ni en dos o tres años.
  8. No vendas tus inversiones cuando pierdan valor. La volatilidad es una característica normal de los activos más rentables como acciones y Fondos de inversión. Es crucial que gestiones tus emociones de ansiedad cuando tu dinero pierda valor por los movimientos normales del mercado, y evites vender en ese momento de pánico. Ahí es donde puedes perder realmente dinero. Si mantienes la cabeza fría y esperas, comprobarás que vuelve a subir de valor.
  9. Busca otras posibles fuentes de ingresos pasivos en función de tus habilidades y tu profesión, y dedica el tiempo necesario a construir activos que generen dichos ingresos pasivos (beneficios de un negocio, derechos de autor, etc.)
  10. Fórmate de manera continua en finanzas e inversiones. Asiste regularmente a charlas y conferencias o lee artículos sobre finanzas personales e inversiones, para poder tomar mejores decisiones y no depender de los intereses particulares de los asesores financieros. Invertir en cultura financiera es una de las mejores inversiones que puedes hacer. En España, Value School o Finect son muy buenas fuentes para ir formándote.

Afrontar de una vez tu economía personal te aportará una enorme tranquilidad y te evitará muchos quebraderos de cabeza que te están quitando una enorme energía. Así, podrás enfocar toda tu concentración y energía en tus metas y objetivos importantes, y paradójicamente, podrás olvidarte del dinero ya que nunca más supondrá un problema.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

Los sesgos cognitivos

Creemos que lo que vemos con nuestros ojos y escuchamos con nuestros oídos es la realidad. Eso hace que vayamos por la vida confiados en que sabemos lo que es verdad y lo que no lo es. Sin embargo, es una absoluta fantasía. Lo que observamos está tremendamente filtrado por los numerosos sesgos cognitivos de nuestra mente. Por tanto, deberíamos ir con más cuidado por el mundo asumiendo demasiadas cosas como si fueran la verdad o la realidad, y deberíamos cuestionar a menudo nuestras ideas preconcebidas sobre un montón de cosas, incluidos nosotros mismos.

El conocimiento sobre los sesgos cognitivos de nuestra mente tuvo un soporte fundamental con el trabajo del psicólogo y premio Nobel Daniel Kahneman, que compartió ampliamente en su famoso libro «Pensar rápido, pensar despacio». Conocer los sesgos cognitivos más comunes y su impacto en nuestra vida, con el fin de estar más alerta y poder desactivarlos, es esencial. Sólo así podremos tener un acceso más verdadero a la realidad, dejaremos de estar tan engañados o confundidos por nuestros sesgos, seremos menos manipulables por políticos e influencers, y podremos ganar en claridad mental y también en una mayor objetividad a la hora de enfrentarnos a desafíos o decisiones. Porque los sesgos sin duda afectan a nuestras decisiones.

Si no somos conscientes de nuestros sesgos, con seguridad tomaremos decisiones erróneas e incluso claramente perjudiciales para nuestro bienestar o nuestro rendimiento profesional.

Repasemos los 6 sesgos cognitivos más comunes:

  1. El sesgo cultural. Todos hemos nacido y crecido dentro de una cultura, con unos principios, valores y creencias que hemos asumido como «verdaderos», sin cuestionarlos. Muchas veces el sesgo cultural nos impide abrirnos y comprender otras culturas o formas de entender el mundo, y por tanto, nos hace rígidos y en el peor de los casos, intolerantes y agresivos. Es necesario que nos cuestionemos nuestras creencias y principios, y no los demos por sentado. Esto nos ayudará a abrirnos a otras perspectivas diferentes y a enriquecernos con otras ideas y culturas, e incluso a detectar oportunidades que una mente cerrada no puede ver.
  2. El sesgo de confirmación. Tendemos a dar más credibilidad a una noticia o comentario que refuerce nuestras creencias que a otras que vayan en contra de ellas. De hecho, buscamos inconscientemente fuentes de información que estén acorde con dichas creencias, reforzándolas aún más. El sesgo de confirmación nos hace más rígidos y más manipulables. De hecho, la proliferación de las «Fake News» es un efecto de este sesgo, porque cuando recibimos en nuestro grupo de WhatsApp una noticia o un artículo que confirma nuestras ideas, nos sentimos excitados y queremos compartirlo rápidamente con todos nuestros contactos, y de esa manera una noticia falsa se expande de manera exponencial.
  3. El sesgo de coherencia. Nuestra mente busca siempre una razón para todo, una relación de causa-efecto para los eventos y acontecimientos. También se ha denominado facilitad cognitiva porque nuestro cerebro se agarra a lo que más fácilmente le proporcione seguridad y control, a lo que tiene más cercano. Tenemos una teoría que lo explica todo, y esta teoría nos crea la ilusión de que entendemos el mundo. Es una forma de tranquilizarnos, de tener una sensación de falso control sobre nuestra vida y sobre lo que nos sucede. Por tanto, a través del sesgo de coherencia es fácil engañarnos a nosotros mismos, justificando un hecho, o dando determinando de forma muy razonada una causa a acontecimientos que pueden ser casuales, producto del azar, o simplemente causados por algo totalmente diferente a lo que nosotros nos hemos contado. Eso hace que nos alejemos de la verdad de las cosas, y vivamos en un mundo de fantasía que, lejos de beneficiarnos, nos sitúa en un estado de hipnosis colectiva.
  4. El sesgo de repetición. Llamado también el efecto de mera exposición por Kahneman, tendemos a creernos una idea cuando nuestro cerebro la recibe repetidas veces. Y en un momento dado, la convertimos en una convicción, en una verdad absoluta. Y sólo ha sido porque nos hemos visto expuestos a dicha idea frecuentemente. Nuestro cerebro procesa como cierta una idea o noticia por el simple hecho de tomar contacto con ella muchas veces, lo que una vez más nos hace muy manipulables, ya que los políticos, periodistas o influencers que conozcan este sesgo ya saben que tienen que repetir hasta la saciedad una idea que quieran que la población integre como la verdad.
  5. El sesgo optimista. Según Kahneman, este es uno de los sesgos más peligrosos a la hora de tomar decisiones. Dice en su libro que los humanos vemos el mundo más benigno de lo que realmente es, nuestras capacidades más estimables de lo que realmente son, y los fines que perseguimos más fáciles de lograr de lo que realmente son. También tendemos a exagerar nuestra capacidad para predecir el futuro, lo que fomenta un optimista exceso de confianza. El pasado casi nunca es un buen predictor del futuro, aunque nuestra mente lo hace continuamente. Por supuesto, este excesivo optimismo nos hace especialmente vulnerables ante los errores, al fracaso y a la consecuente frustración. De ahí que sea importante marcarnos objetivos alcanzables tratando de salvar el sesgo optimista. Sin duda tomaremos mucho mejores decisiones tanto en nuestra carrera profesional como en la vida personal.
  6. El sesgo de la aversión a la pérdida. Tenemos auténtico pánico a perder lo que sea, el dinero que tenemos, nuestro trabajo, nuestra posición profesional, nuestro status familiar, las posesiones materiales, etc. El status quo tiene una enorme fuerza sobre nuestra mente, y trata de protegerlo como sea, muchas veces en contra de nuestros intereses. La aversión a la pérdida tiene mucho que ver con quedarnos estancados en nuestra zona de confort, en una situación personal o profesional que no nos está beneficiando. Como nos causa pavor perder lo que tenemos, esto nos impide arriesgarnos con el fin de mejorar nuestra vida. El sesgo de la aversión a la pérdida nos hace excesivamente conservadores, y muchas veces podemos llegar a tomar decisiones totalmente irracionales con tal de no perder, a pesar de que la potencial ganancia es mucho mayor, como lo han demostrado numerosos experimentos científicos.

No cabe duda que los sesgos cognitivos pueden condicionar gravemente nuestras decisiones, la calidad de nuestra vida y de nuestras relaciones, así como nuestro rendimiento profesional. La llave para detectarlos en el momento en que aparecen es entrenar nuestra atención así como la gestión de nuestras emociones, ya que hemos visto que el miedo es una emoción que interviene directamente en muchos de los sesgos. Así que tanto la inteligencia emocional como el mindfulness (atención plena) son herramientas muy efectivas para desarrollar un cerebro más abierto, menos rígido, más objetivo y con más claridad mental y equilibrio emocional.

Si te interesa formarte en estas dos disciplinas, en los próximos meses voy a impartir un curso online de cada una de dichas disciplinas. Echa un vistazo a la información que tienes a continuación.

 

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

Tu brújula interior: propósito, visión y valores

En 2007, después de mi formación en coaching, dediqué una mañana a escribir mi visión personal a 10 años. En este ejercicio escribí todo aquello que quería lograr en 2017, sin límites, con una ambición total, mis metas gigantes tanto en el ámbito personal como el profesional. He dicho muchas veces en mis conferencias o entrevistas que este ejercicio ha sido una de las cosas más importantes que he hecho en mi vida. Fue un ejercicio que me ayudó a estar focalizado en lo importante durante esos diez años, a mantenerme motivado y proactivo hacia mis metas y prioridades.

Aunque algunos de aquellos objetivos y sueños no se cumplieron, otros sí los logré, e incluso conseguí cosas increíbles que no me planteaba ni siquiera en 2007, como llegar a publicar 4 libros. Lo importante, desde mi experiencia, no fue tanto si conseguí o no conseguí todas mis metas gigantes, sino si me sirvió y ayudó a dar lo mejor de mí mismo durante aquellos años. Y la respuesta definitiva es sí.

Por eso, en 2019 volví a hacer el mismo ejercicio, y escribí en un documento todo aquello que quiero lograr en mi vida en 2029, dentro de 10 años. Me puse a soñar, a reflexionar sobre mis prioridades, y una vez más evité ponerme límites. Desde que lo escribí, lo reviso cada semana, puntualmente. Simplemente lo reviso y a veces añado alguna cosa o modifico algún matiz. Leerlo cada semana atentamente, observando mis emociones al imaginarme que lo conseguiré, vuelve a ser un ejercicio esencial para mantenerme centrado, motivado y dar el máximo de mí cada día. Por eso, siempre sugiero a todos mis clientes de coaching que realicen este ejercicio, con unas pautas muy específicas para que tenga efectividad.

Pero además, hace un año revisé mi propósito personal y lo añadí en el mismo documento de mi visión personal a 10 años, propósito que puedes ver en esta página de mi web Sobre mí

Mientras que la visión personal tiene que ver con la pregunta ¿Qué logros quiero conseguir en mi vida?, el propósito se refiere a la pregunta ¿Para qué quiero conseguir esos objetivos?, es decir, ahonda en lo más profundo de nuestras necesidades y motivaciones humanas, y conecta con nuestro alma. Por eso, cuando pasamos nuestras metas por el barniz del propósito, algunas se quedan en el camino porque no están conectadas con nuestro ser más profundo. El propósito tiene que ver con el legado que queremos dejar en el mundo cuando nos marchemos, la contribución que deseamos hacer para que este mundo sea un poquito mejor. Para mí, tener claro cual es nuestro propósito vital es fundamental para vivir una vida plena y para desarrollar nuestro talento.

Y en tercer lugar, para completar el triángulo de nuestra brújula interior, es esencial hacer una reflexión profunda sobre cuales son nuestros 5 o 7 valores más importantes. Y más aún, qué valores nos gustaría tener integrados en nuestro ser para desarrollar todo nuestro potencial como seres humanos. En mi documento de la brújula interior, además de mi visión personal a 10 años con todos mis objetivos gigantes y sueños, he añadido mi propósito vital y también mis 7 valores principales (autenticidad, coraje, compromiso, salud, equilibrio, gratitud y aprendizaje). De cada valor definí, en dos o tres frases, lo que significa para mí cada valor, o dicho de otra manera, qué es lo que debo hacer para estar cumpliendo cada día con cada valor.

Leer cada semana mis 7 valores con sus conductas y actitudes asociadas, junto con la visión y el propósito, me proporciona un rumbo tremendamente claro y poderoso y un criterio para tomar mis decisiones tanto profesionales como personales. Y también me permite gestionar mi tiempo de una manera más efectiva, eliminando sin piedad tareas y actividades de mi agenda que no estén conectadas con mis valores, con mi propósito y con mi visión.

Pues aquí te dejo mi desafío: empezar a pensar, sin límites, tu visión personal, es decir cuales son tus metas a largo plazo, concretamente a 10 años. Es clave que te marques tus objetivos con este margen tan amplio porque en 10 años cualquier persona puede revolucionar su vida y lograr cualquier sueño que se marque, con la adecuada disciplina, formación y actitud. Pero no en 5 o 3 años. Este ejercicio puedes hacerlo escrito o también de manera más visual, utilizando fotos o imágenes que te inspiren.

Además de tu visión personal, te sugiero empezar a pensar en tu propósito vital. ¿Para qué has nacido? ¿Para qué quieres vivir y trabajar? ¿Qué contribución quieres hacer a este mundo?

Y en tercer lugar, plantéate tus valores, reflexionando sobre qué es lo más importante para ti, qué es lo que te mueve en tus decisiones, y también los valores que te gustaría incorporar en tu ser, definiendo claramente qué significa cada valor para ti.

Por último, revisa el documento de tu visión personal a 10 años, tu propósito y tus valores cada semana, modificando lo que creas conveniente. Es una herramienta dinámica, que va evolucionando a medida que tú mismo vas evolucionando, conociéndote más y conectando más con tu alma.

Te aseguro que es un ejercicio que, si le dedicas tiempo, reflexión y compromiso, puede transformar tu vida. Y si cuando empieces te sientes estancado y no sabes cómo definirlo, puedes solicitar una sesión de coaching conmigo para que pueda orientarte sobre los detalles más específicos de los tres elementos, que sería imposible detallar en un post.

Si quieres saber qué es el mindfulness, los beneficios que te puede aportar, aprender a practicar mindfulness e integrarlo en tu vida cotidiana, compra mi último libro «7 hábitos de mindfulness para el éxito», pinchando en el siguiente link: Comprar el libro

 

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

Todos somos distintos…e iguales

Antes de las Navidades, a mediados de diciembre, participé en una formación intensiva avanzada de la Universidad de Brown para profesores del programa MBSR (Mindfulness Based Stress Reduction). El programa MBSR es el programa oficial de mindfulness de la Universidad de Massachusetts y el más prestigioso del mundo sobre mindfulness (atención plena). Se lleva impartiendo desde el año 1979, y han asistido miles de personas en todo el mundo desde entonces. El MBSR ha sido objeto de numerosos estudios científicos que han validado su eficacia para enfrentarse al estrés y al sufrimiento, e incluso al dolor físico, y para poder vivir una vida mucho más plena y feliz. Por ejemplo, al finalizar el programa se han observado en los participantes cambios cerebrales importantes relacionados con el desarrollo de habilidades cognitivas y emocionales como la atención, la memoria y la regulación emocional (aumento del grosor del cortex prefrontal relacionado con las emociones positivas, y reducción de la actividad de la amígdala cerebral, relacionada con emociones básicas negativas como el miedo y la ira).

Sala donde se celebró la formación para profesores de MBSR, en un descanso.

La formación para profesores fue muy intensa, fue una especie de curso/retiro de 9 días donde convivimos 40 personas. Más allá de los importantes aprendizajes que he tenido para perfeccionar y pulir mis habilidades y competencias como profesor de mindfulness, ha sido la experiencia humana la que más me ha impactado (más abajo comparto mis 4 principales lecciones aprendidas). El curso fue totalmente vivencial, exploramos nuestras propias vidas, nuestros patrones limitantes pero también nuestra grandeza interior. Es decir, fue realmente una investigación experiencial de lo que es vivir, y de lo que significa ser humanos. Tuvimos todo tipo de momentos. Momentos de carcajadas y risas, momentos de silencio total, momentos importantes en que alguien compartía algo y no podía evitar que se le cayeran las lágrimas. Desde luego, para mí ha sido una experiencia transformadora e inolvidable.

Practicamos muchísimas horas de mindfulness, guiamos prácticas a otros compañeros y fuimos guiados, recibimos y nos dimos feedback entre nosotros, y también analizamos en profundidad el programa MBSR. Empezábamos a las 8 h. de la mañana meditando en silencio y cerrábamos el día a las 22 h. con otra meditación. Entre medias, 9 horas de curso haciendo todo tipo de dinámicas, ejercicios grupales e individuales. Todo ello durante 9 días. Muy intenso, a nivel mental, emocional y físico.

Voy a resumir mis principales conclusiones y reflexiones sobre estos días. Principalmente son 4 reflexiones:

  1. Todos tenemos heridas. Todos los seres humanos tenemos heridas, todos hemos sufrido momentos duros y dramáticos en nuestra vida. Y es importante que las miremos de frente, porque forman parte de nosotros y la persona que somos hoy es, en parte, gracias a esas heridas. Si no tuviéramos heridas, no podríamos comprender las heridas de los demás, nos sería imposible ser empáticos y compasivos con el resto de personas, así que debemos ver nuestras heridas del pasado incluso con gratitud porque nos han hecho más humildes, más humanos y mejores personas.
  2. Todos somos capaces de aliviar nuestro sufrimiento. Al mismo tiempo, el ser humano tiene la capacidad para desarrollar los recursos necesarios con el fin de aliviar e incluso de eliminar gran parte de su sufrimiento. No obstante, esta es una dura tarea porque es necesario hacer un trabajo profundo de autoconocimiento y de desarrollo de habilidades, que no todo el mundo está dispuesto a hacer, porque requiere esfuerzo, disciplina y una sólida actitud de mejora continua. Todos podemos hacer las paces con la vida y con nosotros mismos, y así eliminar nuestro sufrimiento, pero hay que trabajar. El mindfulness es una de esas prácticas que nos ayudan a entender nuestros patrones mentales, a desarrollar esas habilidades y recursos, y a desplegarlos en nuestra vida cotidiana. Pero es necesario practicar regularmente, todos los días.
  3. Todos tenemos una grandeza interior impresionante. Cada vez que he participado en un curso similar he comprobado esta gran verdad: que toda persona tiene una grandeza interior inimaginable. No soy un ingenuo, sé que el ser humano también es capaz de lo peor, de realizar las mayores atrocidades también inimaginables. La historia nos lo ha demostrado muchas veces, con millones de personas torturadas, asesinadas y humilladas. Pero al mismo tiempo el ser humano es grande, y es capaz incluso de sacrificar su vida por un bien mayor. Durante estos 9 días he podido experimentar conmovido la grandeza de los 40 seres humanos que estábamos reunidos allí para investigar el alma humana. Y digo conmovido porque he sentido en muchos momentos ternura, compasión, tristeza, alegría y admiración por mis compañeros. Y de esa manera también he conectado con mi propia grandeza.
  4. Todos somos distintos, pero iguales. Una compañera dijo al final del curso esta frase, tan real. Porque además de ser iguales como seres humanos por todo lo que he comentado en los anteriores puntos, cada persona es única, irrepetible, diferente, maravillosa por ser precisamente así. Y eso también debemos explorarlo cada uno de nosotros, darnos cuenta de que somos únicos porque cada uno hemos crecido en una familia diferente, con una educación diferente, hemos superado retos distintos, vivido dramas o incluso tragedias distintas, y hemos conseguido también logros y éxitos distintos. Y precisamente esa es una riqueza fabulosa, la diversidad del ser humano, y la importancia de respetar esa diversidad y diferencias de raza, sexo, creencias religiosas y políticas, educación, etc. Cuando experimentas en tu piel esta maravilla de que seamos únicos y diferentes, y al mismo tiempo iguales como seres humanos, compartiendo esta experiencia de vivir, de sufrir, de amar, de caernos y levantarnos…tu visión cambia, y esta visión abre tu mente y tu corazón.

Después de esta formación, una más de las que he realizado como profesor de mindfulness, he confirmado y reforzado mi compromiso de seguir ayudando a millones de personas a que se conozcan y comprendan mejor, a que aprendan a aliviar su sufrimiento y a lograr la paz interior, y a que desarrollen todo su potencial como seres humanos. He fijado ya la fecha de mi próximo curso de introducción al mindfulness, y seguramente este año lanzaré mi primer programa MBSR de 8 semanas. Así que siento un profundo entusiasmo y una enorme gratitud por todo lo que he vivido durante la formación de 9 días.

Finalmente, querido seguidor o seguidora de este blog, quiero darte la bienvenida a este nuevo año lleno de oportunidades para hacer un cambio en tu vida, para salir de tu zona cómoda, para dejar de resignarte a todo lo que te hace infeliz, y empezar a diseñar la vida que quieres vivir. Recuerda, tienes una grandeza interior enorme y tienes los recursos para conseguirlo.

Apúntate a mi próximo Taller de introducción al Mindfulness, el sábado 1 de febrero de 2020. Esta es ya la 10ª edición. En el link tienes todos los detalles del curso y cómo reservar una plaza. Información Curso Mindfulness

Y si quieres ir abriendo boca, puedes comprar mi último libro «7 hábitos de mindfulness para el éxito», pinchando en el siguiente link: Comprar el libro

JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

5 estrategias para lograr nuestros objetivos

Ahora que llega el fin del año y el inicio del siguiente, por algún motivo extraño que se me escapa, los seres humanos nos replantearemos nuestra vida por enésima vez. Tomaremos más conciencia de nuestros hábitos tóxicos y recuperaremos los sueños que llevamos rumiando durante años. En definitiva, desearemos cambiar y nos propondremos esos propósitos positivos para el nuevo año.

¿Sabías que en una encuesta se preguntó a 3000 personas si habían logrado sus propósitos de inicio de año y el 88% respondieron que no? Supongo que te imaginabas un porcentaje similar o incluso mayor de fracaso colectivo. Y yo me pregunto: si sabemos que no los vamos a cumplir, ¿Por qué nos los proponemos año tras año? ¿Somos conscientes del coste emocional y de autoconfianza que supone el proponernos unos objetivos y no cumplirlos?

Lo normal es que nos sintamos frustrados, enfadados o decepcionados con nosotros mismos, y nos digamos una vez más que no tenemos fuerza de voluntad o disciplina, como si esto fuera algo genético.

En la encuesta que mencionaba anteriormente, el motivo principal que comentaron los encuestados fue que se habían marcado objetivos demasiado ambiciosos a corto plazo. Somos muy impacientes y cortoplacistas, y además nos cuesta mucho hacer el sacrificio necesario para lograr incorporar un hábito positivo (hacer deporte, comer más sano, escuchar más y hablar menos, etc).

Por mi experiencia como coach durante los últimos 14 años, hay varios errores que cometemos a la hora de proponernos nuevos propósitos. Enumero algunos de ellos a continuación:

  • Nos planteamos objetivos demasiado ambiciosos a corto plazo.
  • No nos marcamos una fecha en la que empezar, y tampoco una fecha límite para haberlos conseguido.
  • Nuestros objetivos no son realmente objetivos: son intenciones o deseos, que es muy distinto.
  • Nos cansamos o decepcionamos demasiado pronto y lo abandonamos.

Por lo tanto, ¿Cómo podemos asegurarnos de lograr nuestras metas y sueños? A continuación, comparto 5 estrategias que a mí me han funcionado siempre, en todos los objetivos que me he marcado en los últimos 14 años:

  1. Transforma tu deseo en un objetivo. Utiliza para ello una herramienta muy conocida, el modelo MARTE, que son las siglas de las características que debe cumplir un objetivo para que sea considerado como tal, en lugar de una mera intención o deseo. MARTE significa que un objetivo debe ser Medible, Alcanzable, Retador, Tiempo (fecha de inicio y fecha límite) y Específico. Es esencial que el objetivo sea muy concreto (nada de generalidades), y que sea alcanzable al mismo tiempo que retador (un difícil equilibrio pero posible).
  2. Divide el objetivo en micro-acciones. A partir de ese objetivo MARTE, márcate pequeñísimos pasos o acciones específicas con las que vayas avanzando hacia el objetivo de largo plazo. Las micro-acciones, ejecutadas de manera constante, son fundamentales para que el objetivo sea sostenible en el tiempo. Por ejemplo, cuando queremos adelgazar y empezamos una dieta muy estricta, adelgazamos de manera muy rápida los kilos que queremos, pero está comprobado que en la mayoría de los casos la persona vuelve, al cabo del tiempo, a ganar su peso inicial de nuevo, por no haber podido mantener esa dieta de forma sostenible. El motivo es que se utiliza la estrategia contraria a la que recomiendo: macro-acciones o grandes cambios que el cerebro no asimila bien y boicotea inconscientemente en el largo plazo.
  3. Supera los micro-fracasos. Si cumples el punto 2, sólo puedes tener micro-fracasos, no grandes fracasos. Los micro-fracasos son fáciles de superar porque tienen poca importancia. Quiero decir que si fallas un día, no se hunde el mundo. Incluso si fallas dos o tres, siempre que relativices su relevancia y continúes cumpliendo tu plan como si nada.
  4. Prémiate durante todo el camino. El cerebro, según numerosas investigaciones, funciona a base de recompensas. Si te vas dando pequeños premios durante el camino, cuando vayas logrando pequeños avances, tu cerebro va a liberar dopamina y tú te sentirás mucho más animado y motivado para continuar avanzando hacia tu sueño. Cuando hablo de pequeños premios, me refiero a algo sencillo, algo que te guste hacer y que no implique gastarte mucho dinero, y por supuesto, un premio sano, no algo que perjudique tu salud.
  5. Comprométete con alguien. Está demostrado también que si compartes con alguien importante (tu pareja, tu hijo, un amigo) tu firme propósito de lograr un objetivo (ya sea personal o profesional), es mucho más probable que lo consigas, ya que esa persona te irá preguntando y tú no quieres quedar mal con esta persona. ¿Verdad?

Al final, la clave es generar un hábito sostenible, en base a las micro-acciones, de modo que sea imposible retroceder. Tu autoestima aumentará de forma espectacular, y tu cerebro habrá aprendido de forma inconsciente cómo lograr objetivos de manera sostenible, lo que aplicará para las próximas metas que quieras conseguir, que te resultarán mucho más fáciles.

Así que deja de marcarte deseos, intenciones, expectativas…y aplica estas pautas para tener un verdadero objetivo que te motive y te lleve a crecer como persona. Y por cierto, no es necesario esperar a enero o septiembre para marcarte metas. Cualquier mes del año es perfecto para ello. Así que ¿Por qué no empezar a diseñar tu objetivo ahora mismo, en diciembre? ¿Te atreves a desafiarte y a utilizar unas estrategias distintas para lograr el éxito? Entonces, ¡Eres imparable!

Te deseo una Feliz Navidad y un año 2019 lleno de objetivos cumplidos.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

El liderazgo de los samurais

El Bushido es el nombre del famoso código del Samurai, que literalmente significa «El Camino del Guerrero», y se creó en Japón entre los siglos IX-XII. El Bushido era el código, la ley, que regía la vida de los samuráis, una clase de guerreros similares militarmente a los caballeros medievales europeos, pero muy distintos en sus vidas cotidianas, fuera de la guerra. Los samuráis seguían un ceremonial específico cada día de su vida, así como en la guerra.

Leer el Código de los samurais puede parecer anacrónico o anticuado en la era de la tecnología de la información. Sin embargo, podríamos aprender mucho de algunas de sus frases, y de hecho, la mayoría es perfectamente aplicable a nuestro siglo XXI. Yo se lo daría a más de un político para que aprendiera valores como la lealtad, la honradez y la coherencia, tan esenciales en la filosofía de los samurais y en el Bushido.

Y aplicado al liderazgo en la empresa, yo destacaría varios aspectos muy relevantes y que podríamos aplicar para mejorar nuestra capacidad de liderazgo. El Código está dividido en 7 principios fundamentales, pero me voy a centrar en el número 6, titulado Makoto (sinceridad absoluta). Dice así:

«Cuando un samurai dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho. Nada en este mundo lo detendrá en la realización de lo que ha dicho que hará. No ha de dar su palabra. No ha de prometer. El simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer. “Hablar” y “hacer” son, para un samurai, la misma acción.»

En este párrafo, es tremendamente contundente la relación directa entre hablar y hacer, o mejor dicho, la fusión absoluta. Yo a esto lo llamo compromiso y responsabilidad. Es obvio que cuando un profesional se compromete con algo y lo cumple una y otra vez, de forma constante, su credibilidad y autoridad aumenta de forma espectacular. En mi experiencia, esta es una gran carencia en muchos profesionales y directivos: el ejemplo, la coherencia, el hacer lo mismo que se dice. Y se debe a una falta de liderazgo.

Seguramente estarás pensando cuanta charlatanería existe en el mundo, no sólo en las empresas sino también en la política o la sociedad en general. La gente habla y habla, pero luego no predica con el ejemplo, no hace lo que dice. Y esto tiene como consecuencia el deterioro del liderazgo así como la decepción y el desencanto de las personas que creían y confiaban en él/ella.

Una de las claves para convertirte en una persona influyente, en un líder de tu entorno profesional, es empezar a cumplir con todo lo que dices. Que tu Hablar sea exactamente lo mismo que tu Hacer, como si fueras un líder-samurai. La gente de tu entorno empezará a respetarte e incluso a seguirte, porque todos queremos seguir a una persona que es coherente, que da ejemplo, y sobre todo, que es auténtica. Porque esta conducta, llevada de modo constante y disciplinado durante meses o años, nos lleva a algo tan difícil de encontrar en el mundo, y en concreto entre los directivos de las organizaciones, que es la autenticidad. Sin autenticidad y compromiso, no hay liderazgo. Y sin liderazgo, no hay rumbo ni alto rendimiento ni motivación en un equipo.

Y si no eres directivo o jefe de equipo en tu empresa en estos momentos, no hay problema. Tú también puedes ser un líder de tu área o entorno, si quieres. El liderazgo no es una habilidad reservada a unos pocos privilegiados, es algo que cualquiera puede entrenar y desarrollar. Lo primero que se requiere es la actitud de querer desarrollar tu liderazgo y en segundo lugar, es esencial la formación. Por último, hay que empezar a atreverse a aplicarlo en tu vida cotidiana. ¿Cómo? Aplicando el punto 6 del Código del Samurai.

Así que empieza a ser más cuidadoso con tus palabras, o como diría Miguel Ruiz en su fantástico libro «Los 4 acuerdos», sé impecable con tus palabras, el primero de los 4 acuerdos y el más difícil de cumplir, según Ruiz. Ser impecable con tus palabras implica en gran parte no decir cosas que no vayas a cumplir, porque esto genera en los demás desmotivación, ira, tristeza y resentimiento; y por otro lado proyecta una imagen de ti de inconsistencia y debilidad, es decir, de falta de liderazgo. Y por supuesto, digas lo que digas que vas a hacer, hazlo. Recuerda el Código del Samurai, hablar y hacer deben ser y son la misma acción. El simple hecho de Hablar pone en movimiento el acto de Hacer.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y escritor.