En nuestra sociedad es habitual ir, directamente y sin pensarlo, a satisfacer todos nuestros deseos, sea un poco de chocolate o unos caros zapatos. Es también conocida nuestra tendencia a la comodidad, a sentirnos seguros y confortables, en nuestro sillón favorito, refugiados en nuestro hogar, rodeados de las personas que nos hacen sentir cómodos. También solemos ir evitando a las personas que nos hacen sentir incómodos, las situaciones y entornos donde nos sentimos inseguros o nos provocan miedo. Todo esto lo vamos evitando consciente o inconscientemente.

Pues bien, yo te animo a que inviertas esa tendencia. Te invito a que explores en la incomodidad, en las emociones desagradables, en las situaciones que te dan miedo, que no huyas de las personas que te producen desasosiego. ¿Por qué? Porque huyendo y evitando todo eso, estás huyendo de ti mismo/a. Y si huyes de ti mismo/a, nunca tendrás la oportunidad de conocerte profundamente, de superar tus limitaciones y tus miedos, perderás la increíble oportunidad de lograr tus verdaderas metas y de desarrollar tu máximo potencial como ser humano. Instalarse en la comodidad en todos los ámbitos de tu vida te irá deteriorando mental, emocional y espiritualmente.

Sé que todo esto que digo no es popular, no vende. En definitiva, es incómodo. Pero siento la obligación moral de expresarlo, siento la necesidad de compartir que cuando saltas la barrera de la pereza y el miedo, te encuentras con tu verdadera esencia, porque descubres valores hasta el momento irreconocibles como la constancia, la perseverancia, el valor, el compromiso y la responsabilidad. Valores que siempre han estado ahí, esperando a que los rescates.

En el zen se habla de la ley del Karma, y curiosamente esta ley tiene mucho que ver con la filosofía del coaching. Es muy sencillo, dice que toda acción tiene consecuencias, toda causa produce un efecto. Por lo tanto, cualquier acción que realicemos, por pequeña que sea, tiene unas consecuencias en nuestra vida y en la de los demás. Por eso, debemos ser muy conscientes y cuidadosos, debemos asumir la responsabilidad de todas nuestras decisiones.

Quiero que me interpretes bien. Con mi elogio de la incomodidad no estoy pidiéndote que te pases la vida incómodo, desasosegado, temeroso, sufriendo. Lo que te animo es a que explores las áreas de tu vida en las que te has acomodado y no estás dando lo mejor de ti mismo. Te animo a que cada día realices algo que te haga salir de esa zona de confort. Porque esa acción tendrá sus consecuencias, no lo dudes. Como mínimo, habrás aprendido algo de ti mismo o del mundo. Y este premio, posiblemente, es el más importante regalo que puedes recibir.

Te estoy escuchando lo que piensas: ¿Y cómo supero el miedo? ¿Y la pereza? ¿Y la falta de energía?
Lo primero que te recomiendo es realizar el chequeo de la comodidad, tal y como explicaba en el anterior párrafo. Después, que asumas la responsabilidad de todos tus actos (y esto incluye, por supuesto, también tus emociones, estados de ánimo y conductas, como el estar de mal humor cuando llegas al trabajo). ¡Ojo! No hablo de sentirse culpable, sino de hacerse responsable. En último lugar, te invito a que pases a la acción, que realices pequeñas acciones que quieres o necesitas hacer, pero que hasta ahora no has hecho.

Siempre digo que entrar en un proceso de coaching implica buscar la incomodidad. Porque, aunque sea a tu propio ritmo, tendrás que plantearte cambiar cosas, y los cambios siempre te obligan a salir de la zona de confort, y entrar en la zona difusa de lo desconocido. Para eso está el coach, para acompañarte en ese viaje de autodescubrimiento, para motivarte y ayudarte a superar el miedo, la pereza, la falta de energía y lo que se ponga por delante.

¿Te animas a desafiarte y a impulsarte desde tu cómoda butaca hacia nuevos espacios de crecimiento y motivación extraordinarios? Empieza por un pequeño paso: levántate de la butaca.

JAVIER CARRIL. Coach. Visita mi web: http://www.zencoaching.es/
¿Has comprado ya mi libro «Zen Coaching. Un nuevo método para potenciar tu vida profesional y personal», ed. Díaz de Santos, 2008?