5 pautas para dar feedback incómodo de forma constructiva

Todos nos encontramos en numerosas situaciones en las que otras personas se comportan o actúan de manera negativa o perjudicial para nuestros intereses o para los intereses más amplios de un equipo de trabajo al que pertenecemos o que estamos liderando. En esas ocasiones tenemos tres elecciones:

  1. Dar el feedback incómodo de manera agresiva, poco empática, generando mayor tensión y agresividad en la otra persona, y seguramente perdiendo capacidad de influencia en la petición del cambio de conducta.
  2. No dar feedback incómodo, es decir callarnos, de manera que cedemos y nos aguantamos con una situación perjudicial, lo cual generará resentimiento en nosotros y nos llevará a acumular material tóxico en nuestro interior. Además, la otra persona seguirá comportándose de la misma forma porque nadie le ha dicho el impacto negativo que está produciendo en su entorno.
  3. Dar el feedback incómodo de manera constructiva y clara, empatizando con el otro, y al mismo tiempo teniendo muy claro que tenemos derecho a defender nuestras necesidades amenazadas por la conducta de un compañero de trabajo, un jefe o un familiar.

Aclaremos la palabra feedback. El termino literalmente significa retroalimentación pero este vocablo quizá resulte algo complejo. Es algo mucho más simple, feedback es comunicar una información a alguien sobre su conducta o actitud. Y por cierto, el feedback puede ser positivo o de reconocimiento de una conducta positiva o puede ser negativo, que en el mundo empresarial se suele denominar feedback de mejora.

La cuestión clave es cómo comunicamos una información a alguien sobre una conducta que está impactando negativamente en nuestro bienestar mental y emocional o en el rendimiento y eficiencia de un equipo en una organización, de la forma más constructiva pero al mismo tiempo firme y clara. A continuación, te recomiendo una serie de pautas, que son aplicables al mundo empresarial pero también a la vida personal:

1. Céntrate en la conducta, no en la identidad. Muchas veces decimos «Eres una persona muy egocéntrica» o «Eres muy desorganizado» o «Eres demasiado prudente». Este feedback no es constructivo y genera más agresividad, la otra persona se pone a la defensiva y considera estas frases injustas. ¿Por qué? Porque al dirigirse a la identidad de la persona, generaliza y asume que esta persona no es capaz de actuar de manera diferente en ninguna circunstancia ni situación. En lugar de a la identidad, focalízate en la conducta: «En las últimas reuniones tus intervenciones han sido más prudentes» o «Tu mesa está llena de papeles y cosas, necesitas dedicar tiempo a organizarla». Esto es mucho más objetivo y constructivo.

2. Céntrate en la conducta o acción observable, no en tus juicios. La mayor parte del feedback que damos está basado en juicios o evaluaciones subjetivas, interpretaciones que hacemos que muchas veces no tienen base objetiva. Debemos centrarnos en hechos o conductas que observemos o hayamos observado con nuestros sentidos (la vista, el oído). Un feedback basado en juicios subjetivos sería «Me tienes marginado en el Departamento» o «No tienes empatía conmigo cuando me siento triste». En estos dos casos debemos aterrizar esas percepciones subjetivas en algo observable, por ejemplo: «En los dos últimos proyectos no me has asignado ninguna tarea, mientras que al resto del equipo sí» y en el segundo ejemplo podríamos decir «Cuando estoy triste y te cuento lo que me pasa, me dices que tienes muchas cosas que hacer y no tienes tiempo para escucharme». Los juicios subjetivos es mejor guardárnoslos y no transmitirlos, porque perdemos una enorme influencia en la otra persona al elevar un muro en la comunicación. Los juicios generan agresividad y actitudes defensivas en los demás, y además siempre son discutibles porque al fin y al cabo, son percepciones subjetivas. Los hechos y conductas observables no son discutibles.

3. Dale feedback desde tu experiencia, evitando críticas o reproches. Una forma de expresar un feedback de manera tóxica es transmitiéndole tu opinión o emitiendo un reproche, por ejemplo: «Me parece impresentable que hayas enviado ese e-mail» o «Me parece fatal que ayer te marcharas antes de la hora». Los reproches o opiniones críticas son totalmente tóxicos a la hora de dar feedback porque generan también actitudes defensivas, violencia y pocas ganas de cambiar de actitud. Es más, las personas se enrocan muchas veces en su conducta al recibir esta clase de feedback destructivo. En su lugar, comunica lo que la actitud o comportamiento del otro te genera a ti a nivel emocional o a nivel de tus necesidades no satisfechas. Por ejemplo:  «A mí me hubiera ayudado que tú hicieras…» «Me generó dudas cuando dijiste…» «Me sentí confundido cuando tú…» «Me sentí muy enfadado cuando te marchaste ayer antes de la hora». Este feedback es claro, firme, directo, pero no agresivo. Porque es totalmente lícito comunicar nuestras necesidades no cubiertas y nuestras emociones.

4. Usa un lenguaje concreto, evitando generalizar. Cuando estamos enfadados o frustrados y queremos dar un feedback difícil, solemos caer en frases del estilo «Siempre tengo que estar arreglando tus problemas» o «Nunca participas en las reuniones con tus ideas» o «Se nota tu falta de compromiso en todo. No colaboras nada». Utilizar los generalizadores o universales «Todo, siempre, nunca, nada» es tremendamente agresivo e injusto, y es un lenguaje propio de personas con pocas habilidades de control emocional o simplemente inconscientes del impacto del lenguaje sobre las personas, que es brutal. Haz todo lo posible para aterrizar, para concretar en algo más real, como por ejemplo «Las dos últimas semanas no has participado en las reuniones de equipo» o «El otro día te pedí ayuda para terminar el informe y me dijiste que tenías que hacer muchas cosas».

5. Practica con modelos y herramientas ya existentes. Existen varios modelos o herramientas muy poderosos para dar feedback, así que te recomiendo practicar con ellos e incluso escribir antes tu feedback y revisarlo, ya que muchas veces al leer lo que hemos escrito nos damos cuenta de nuestros errores. El modelo Situación-Conducta-Impacto es muy útil para dar un feedback muy concreto y hacer que la persona sea consciente del impacto de su comportamiento o actitud. Otra herramienta fabulosa es el Modelo de Comunicación No Violenta de Marshall Rosenberg, que recomienda 4 fases: 1. Hechos o conductas observables, 2: Tus emociones, 3. Tus necesidades amenazadas y 4. Tu petición o propuesta que quieres hacer a la otra persona. Puedes leer más sobre este modelo en este otro post.

Cuando logramos dar feedback constructivo y claro, con las pautas anteriores, aumentamos de manera exponencial nuestras capacidades de influencia y liderazgo, porque logramos que las personas entiendan de verdad qué es lo que están haciendo y sus consecuencias, sin agresividad innecesaria por nuestra parte, lo cual hará mucho más probable que cambien su actitud o conducta, al recibir una información concreta pero con respeto y consideración.

En tu entorno profesional debes dar feedback casi continuo si quieres que las cosas mejoren, pero recuerda que no da igual cómo comuniques dicho feedback, ya que se puede volver en tu contra si no lo haces con las recomendaciones anteriores. Y desde luego, en tu vida personal también tendrás muchas oportunidades en las que sea necesario dar un feedback firme y constructivo (a tus hijos, a tu pareja…). Así que te invito a empezar a practicar. Ten paciencia, no es fácil, por eso es importante entrenarse, aprender de tus errores e ir corrigiéndolos para ir mejorando de manera continua.

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JAVIER CARRIL. Conferenciante, Coach y autor de 5 libros.

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